MOLINA DE ARAGÓN

CON SABOR MEDIEVAL

Molina de Aragón es uno de los pueblos con aire medieval más hermoso de Guadalajara. Situado al nordeste de la provincia, es un enclave con una gran riqueza monumental. Un viaje para descubrirlo supone un camino por la Edad Media siguiendo las huellas del Cid Campeador y de tantos otros personajes que fueron destacados protagonistas de nuestra Historia.

Surgido a los pies de su extraordinario castillo, conserva un puente románico, la judería y la morería, así como numerosas casas-palacio renacentistas y barrocas, reflejo del esplendor de antaño como capital del señorío independiente de Molina.

HISTORIA

Durante el periodo califal, la zona debió estar muy poco habitada, principalmente sus habitantes habrían sido bereberes arabizados, según algunas crónicas. Posteriormente, con la desintegración del califato, se formó un pequeño reino de taifa, mencionado en el cantar épico del Mío Cid.

Durante la Reconquista fue tomada por el rey aragonés Alfonso I el Batallador en 1128. Su hermano y heredero Ramiro II, apodado el Monje optó por ceder a Castilla las tierras correspondientes al señorío de Molina. La repoblación la hizo pues la Corona de Castilla por estar situada al oeste del Sistema Ibérico.

Con posterioridad, la zona retornó a manos musulmanas, concretamente almorávides. Alrededor de 1139, las tierras fueron tomadas de nuevo por Manrique de Lara y la zona se constituyó en señorío independiente, a favor de éste, que otorgó fuero a la villa molinesa en 1142. Enrique II de Castilla donó a Molina a su lugarteniente Bertrand du Guesclin, aunque la plebe molinesa -en contexto de la guerra entre Castilla y Aragón- se rebeló y decidió poner bajo la soberanía de Aragón en el año 1366, culminando el proceso tres años más tarde con la aceptación por parte del rey aragonés. De esta pertenencia proviene el nombre actual de la ciudad, antes conocida como Molina de los Caballeros. Retornó finalmente a manos castellanas en 1375, al ser entregado el señorío en la dote matrimonial de Leonor -infanta de Aragón- en su matrimonio con el infante Juan de Castilla.

Durante la Guerra de Independencia, el comportamiento de resistencia de los habitantes a las tropas napoleónicas, motivó que éstas, en represalia, incendiaran la villa. En reconocimiento, las Cortes le concedieron el título de “Muy noble y Muy Leal Ciudad”

CASTILLO – FORTALEZA

Ubicado sobre una ladera que domina el valle es el castillo más impresionante de los que se pueden encontrar en Guadalajara y marca por completo el carácter de Molina de Aragón. En él se puede distinguir la fortaleza rodeada de una muralla que data del siglo XII y que fue construida por el primer señor de Molina, Manrique de Lara, y la llamada Torre de Aragón, que fue levantada sobre el antiguo castillo musulmán y éste sobre un castro celtíbero anterior.

El acceso al castillo se efectúa por la llamada Puerta del Reloj, que forma parte de la muralla que rodea el recinto, con sus tres de vigilancia, dejando un gran espacio en su interior que en el siglo XIII albergó un barrio medieval siendo señora de Molina doña Blanca Alfonso. Los vestigios de la iglesia románica de Santa María del Collado es muestra de ello.

Al castillo propiamente dicho se accede por una puerta con arco apuntado. Atravesándola se puede comprobar el espesor de los muros. En el patio de armas se situaba la residencia del señor de Molina, las caballerizas, las cocinas, los aljibes, almacenes y calabozo. Por otro lado, se puede observar que las torres tienen tres plantas comunicadas por escaleras metálicas y tenían grandes ventanas de arcos apuntados.

Desde el castillo se llega a la Torre de Aragón, la segunda fortaleza con torre pentagonal, rodeada de una muralla con almenas. Se trata de un reconstrucción del siglo XIX, aunque así se sitúa la antigua fortaleza árabe y el castro celtíbero. La Torre de Aragón posee tres plantas y tres ventanas. En lo alto de la torre hay una terraza almenada que permite divisar la espectacular comarca de Molina.

Cerca de la carretera que da a las murallas exteriores del castillo-fortaleza, se encuentra la iglesia de Santa Clara. Está documentado que durante el Medievo esta iglesia custodiaba numerosas reliquias de santos y en ella se puede apreciar la presencia de los últimos coletazos del románico en la Península, con una nave de un único tramo en su interior.

Conocida antaño como Santa María Pero Gómez, se dice que el templo fue construido a finales del siglo XIII por un caballero llamado Pero Gómez que fue pariente y mayordomo de doña Blanca Alfonso de Molina. En recuerdo de su fundador, el templo recibió dicho nombre, aunque en la actualidad se la conoce simplemente como Santa Clara, al estar comunicada con el convento homónimo. El acceso principal a la iglesia se ubica en el lateral de la iglesia, en una destacada portada a la que se llega al subir unas escalinatas.

El castillo es el más grande de los que quedan actualmente en Guadalajara.

Como partes fundamentales de la fortaleza se encuentran: La Torre y Puerta del Reloj, de acceso al recinto interior; Puerta de Hogalobos, Iglesia de Sta. María del Collado; Puerta de Caballos; Torre de Veladores, la de Armas y la del Homenaje o de doña Blanca; Puerta del Campo; Torre cubierta o de los Caballeros; Puerta de la Traición, etc.

IGLESIA DE SAN FRANCISCO

Otro de los interesantes lugares de visita en Molina es esta iglesia de San Francisco. Fundada a finales del siglo XIII por doña Blanca Alfonso para ser habitado por monjes de clausura siguiendo un estilo gótico, pero a lo largo de su historia ha sufrido diversas reformas presentando actualmente varios estilos como un exterior barroco y un interior gótico, renacentista y barroco. La iglesia es de una sola nave y está cubierta con bóvedas de crucería que descansan sobre columnas. El presbiterio es recto y a ambos lados de la cabecera del templo hay sendas capillas de estilo renacentista, la del lado del Evangelio, que pertenecía a la familia Garcés de Marcilla, la más destacada por su ornamentación y sus escudos de armas, y la capilla del lado de la Epístola, que pertenecía a la familia Ruiz de Molina. Y a los pies del templo, y en alto, está situado el coro de la iglesia, que es de grandes dimensiones.

Durante la Guerra de la Independencia española, los franceses ordenaron incendiar Molina de Aragón y la cuarta parte de sus edificios quedaron en ruinas. Los franciscanos tuvieron que abandonar el monasterio y éste quedó gravemente dañado.

En 1836 a causa de la Desamortización de Mendizábal, los monjes fueron expulsados y el Estado convirtió el monasterio en Hospital Civil. Posteriormente la iglesia quedó abandonada durante varias décadas, hasta que en 1886 las Hermanas de la Caridad de Santa Ana crearon un hospital para pobres al que llamaron Hospital de Santo Domingo. En la actualidad, el edificio está ocupado por una residencia de ancianos, atendida por dichas religiosas, y por el Museo Comarcal de Molina de Aragón.

EL SEPULCRO DE BLANCA ALFONSO DE MOLINA

La fundadora del monasterio recibió sepultura, tal y como había dispuesto en su testamento, en el monasterio de San Francisco, y sus restos mortales descansaban en un sepulcro colocado en el centro de la iglesia del monasterio. Según los antiguos cronistas, el sepulcro era de piedra y de estilo románico, de gran tamaño y estaba adornado con varios escudos de armas tallados y policromados, en los que aparecía un león rampante rojo sobre fondo de plata rodeado de ocho castillos, que debían ser idénticos al escudo de Blanca Alfonso de Molina, y parecido al utilizado por su padre, el infante Alfonso de Molina. Y según esta descripción, es posible que el sepulcro se asemejara, como señalan diversos autores, al de Alfonso VIII de Castilla y de Leonor de Plantagenet, que se encuentra en el monasterio de las Huelgas en Burgos.

LA TORRE Y EL GIRALDO DE MOLINA

Diversos autores señalan que, aunque no hay documentación sobre ello, el estilo de la torre se corresponde con el de finales del siglo XVIII. La torre de la iglesia es de planta cuadrada y tiene tres cuerpos, dos de los cuales sobresalen por encima de la cubierta del templo. En el cuerpo superior de la torre, que está adornado con capiteles y molduras, están colocadas varias campanas, y la torre está rematada por una cúpula sobre la que descansa una veleta de madera, forrada con chapas metálicas, que representa a un arcángel portando una bandera, que es conocido como el Giraldo de Molina.

IGLESIA DE SAN GIL

Es de origen románico, aunque está completamente restaurada tras sufrir un terrible incendio que le causó daños irreparables en 1915. Hasta aquí se trasladaron los restos mortales de doña Blanca procedente de la iglesia de San Francisco en la que dijo querer ser enterrada, pero tras la Desamortización y el incendio que tuvo lugar, todo quedó destruido y nada se conserva. Tampoco las obras de arte que allí se guardaban.

PUENTE ROMÁNICO

Desde hace siglos, un puente de estilo románico se ubica sobre el río Gallo, afluente del Tajo, para comunicar el monasterio de San Francisco con la ciudad vieja. Desde el mismo se obtiene panorámicas muy interesantes de Molina. Construido en piedra arenisca rojiza está formado por tres ojos.

Es otro de los lugares más pintorescos e interesantes turísticamente de la ciudad.

PALACETES

Durante la época de mayor esplendor que vivió Molina, numerosas familias nobiliarias se hicieron construir suntuosos palacios. De ahí que Molina sea uno de los municipios castellanos con más edificios en el casco histórico: el Palacio de los Molina, el de los Montesoro, el de Arias, el de Garcés de Marcilla o el del Marqués de Villel, entre otros

CLIMA

Al hablar de Molina de Aragón, sin duda alguna hay que hacer mención de su clima. En un contexto ibérico goza de un clima frío, con un importante grado de continentalidad. Los inviernos en cualquier caso son fríos y rigurosos, con un promedio de 40-50 noches por debajo de los 5º y una media anual de 125 noches con helada.

Los veranos son agradables y en promedio la máxima diaria sólo rebasa la barrera de los 30º unos 40 días al año.

En la estación meteorológica de Molina se han llegado a registrar mínimas absolutas históricas que han llegado hasta los -28ºC., midiéndose en su estación meteorológica las temperaturas más bajas de España.

Las precipitaciones anuales promedio son de 468 mm.


FIESTAS Y GASTRONOMÍA

Varias son las celebraciones de Molina que componen el calendario festivo de la ciudad: el Butrón, la Romería a la Virgen de Hoz, la feria medieval, la festividad del Carmen, las ferias y la Inmaculada.

Se inicia el año con la Fiesta del Butrón, el día 1° de mayo, romería de los molineses a la ermita de la Virgen de la Hoz, la que era costumbre el asistir, al menos un miembro de cada familia además de las autoridades de la ciudad; su origen fue una rogativa a la virgen para que acabaran las numerosas pestes que asolaban el territorio. Hoy se ofrece una gran sardinada para todos los asistentes a la romería.

El domingo de Pentecostés se celebra en el Barranco de la Hoz la Loa a la Virgen, representación de un auto sacra-mental que escenifica la lucha entre el bien y el mal, acaba con el triunfo de bien danzas y alabanzas a la virgen.

La Feria Medieval de la Convivencia el tercer fin de semana de junio, en la que se representa parte del Cantar del Mío Cid, divertidas actuaciones de calle, mercado en el casco antiguo de la ciudad y cena medieval en la plaza Mayor.

La festividad del Carmen, día 16 de julio, es una de las más importantes de nuestra ciudad y está declarada de interés turístico regional. Desfile de la cofradía religioso-militar de Nuestra Señora del Carmen escoltando a la virgen por las calles de la ciudad, ataviados con vistosos uniformes en colores blanco y rojo.

Ferias y fiestas del 31 al 5 de septiembre en honor al Santo Cristo de las Victorias y en recuerdo de las antiguas ferias de ganado que se celebraban en esta ciudad.

Por último para concluir el año o calendario festivo este se cierra con la festividad de la Virgen de la Inmaculada, el día 7 de diciembre, con gran devoción que profesan los molineses a esta virgen, por ello así el Papa León X en 1518 concedió una bula extraordinaria a la ciudad, por la cual la noche del 7 de diciembre se celebra una misa de Gallo: y también se reúnen las familias anticipando la celebración de la Navidad.

Fiestas que despiertan el regocijo y el buen sentir de las gentes de Molina y también de aquellos que visitan en esos días la ciudad

Por lo que respecta a la gastronomía cabe mencionar que:

La cocina tradicional molinesa tiene unos rasgos peculiares que justifican por sí solos un viaje a esta comarca. En muchos de sus pueblos todavía pueden degustarse los típicos productos de «matanza», sus jamones y su exquisito «morteruelo».

Otros platos típicos son los «asados de cordero al horno», los «bolos con morro», las «manitas de cordero con sofrito de tomate», las «setas a la

ello sin olvidar plancha» o al «ajillo» y «las migas».

Todo las «truchas asalmonadas», que se preparan de muy diversas maneras, fritas, escabechadas resultando siempre exquisitas. También son famosas las codornices y perdices a la Bea.

En invierno en el Alto Tajo son un verdadero manjar los platos trufados con trufa negra autóctona, especialmente las calderetas de cabrito. Y para mojar ese pan cocido en horno de leña, que todavía se hace en muchos pueblos.

En el apartado de dulces son famosos los «huevos de dulce», las «patas de vaca», y la «leche frita».

En el extremo oriental de Guadalajara, en un lugar perpetrado a base de batallas y de largos inviernos, surge uno de los pueblos más hermosos y medievales de Castilla: Molina de Aragón que, en su época de esplendor sin duda atesoraba viejas historias de moros y cristianos. Una localidad de sangre castellana y apellido aragonés que es muy capaz de proporcionar una de esas escapadas inolvidables que tanto gustan al viajero.

(Ver interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)