CATEDRAL DE CANTERBURY

ESCENARIO DEL ASESINATO DE THOMAS BECKET

La Cathedral and Metropolitical Church of Christ at Canterbury es una de las más antiguas y famosas estructuras cristianas en Inglaterra. Es la catedral del arzobispo de Canterbury, el primado y líder religioso de la iglesia en toda Inglaterra. Esta iglesia-madre de la Diócesis (al este de Kent), es el foco de la religión anglicana.

Fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988, junto a la abadía de San Agustín e iglesia de San Martín, también en Canterbury.

HISTORIA

El primer arzobispo de la catedral fue San Agustín, quien antes había sido el abad de la Abadía Benedictina de San Andrés en Roma, enviado a Inglaterra por el Papa Gregorio Magno, llegando a la isla en el año 597.

San Beda “el Venerable” (en la historia eclesiástica de los ingleses) registró cómo la catedral fue fundada por San Agustín, el primer arzobispo. Investigaciones arqueológicas realizadas bajo sus cimientos en 1993 revelaron los restos de esta primera etapa sajona de la catedral, que había sido construida a un lado de una antigua vía romana. Esta primitiva iglesia había sido dedicada a San Salvador.

Además de Canterbury, San Agustín dirigió la fundación de la abadía benedictina de San Pedro y San Pablo que se construyó fuera de los muros de la ciudad. Esta abadía más tarde fue dedicada al mismo San Agustín y durante muchos siglos el último lugar de descanso de los arzobispos de la catedral.

Los restos de esta abadía están en la actualidad al cuidado de la oficina inglesa de conservación y forman parte, junto con la catedral y la iglesia antigua de San Martín del Patrimonio de la Humanidad de Canterbury.

FIN DEL PERIODO SAJÓN Y VIKINGO

  • El segundo edificio del mismo eje agregado por el arzobispo Cuthbert (740-760) como bautista y dedicado a San Juan Bautista.

  • Oda (941-958) renovó el edificio, aumentando de forma considerable la nave.

  • La comunidad de la catedral se convirtió en un monasterio benedictino con las reformas del arzobispo santo Dunstán, quien se enterró bajo el lado meridional del gran altar.

  • Lyfing (1013-1020) y Aethelnoth (1020-1038) añadieron un ábside al oeste, que sirvió como oratorio de Santa María.

PERIODO NORMANDO

  • Lanfranc (1070-1077), el primer arzobispo normando, reconstruyó la iglesia en ruinas de Saxon.

  • San Anselmo hizo aumentar el quire hacia el este para permitir acoger a los monjes del monasterio que se había restablecido. En la actualidad, la cripta de esta iglesia sigue siendo la más grande de esta clase.

  • Un capítulo oscuro en la historia de la catedral fue la decapitación de Thomas Becket en la esquina nordeste del interior del complejo el domingo 29 de diciembre de 1170, por parte de unos guardias que oyeron por casualidad al rey Enrique II de Inglaterra diciendo “¿Quién me librará de este sacerdote indiscreto?” después de que tuvo un enfrentamiento con Becket. Los guardias tomaron las palabras del rey literalmente y asesinaron a Becket en su propia catedral. Becket sería el segundo de cuatro arzobispos de Canterbury que fueron asesinados.

  • Después del desastroso incendio de 1184 que destruyó el extremo oriental de la catedral durante la gestión de Ricardo de Dover, Guillermo de Sens reconstruyó el lugar con un diseño mucho más moderno, gótico, incluyendo altos arcos puntiagudos, arbotantes, con acentuación de las líneas verticales de los altos pilares y agujas en el exterior para crear alturas mayores en el interior. Más tarde, Guillermo “el inglés” añadió la capilla de la Trinidad como un lugar santo para las reliquias de Santo Tomás “el Mártir”. Con el tiempo. Otros entierros importantes se llevaron a cabo en este lugar, como el de Eduardo Plantagenet “El príncipe Negro” y el rey Enrique IV de Inglaterra. La Torre Corona (nombre original) fue construida en el extremo este para que contuviera la reliquia de la cabeza de San Tomás que le fue cercenada en su asesinato.

  • Los ingresos obtenidos por parte de los peregrinos (que incluyeron a personajes destacados como Geoffrey Chaucer, autor de Los cuentos de Canterbury), quienes visitaban el santuario de Becket, considerado como un lugar de curación, pagaron en gran medida por todas las reconstrucciones subsecuentes de la catedral y de sus edificios aledaños

SIGLOS XIV - XVI.

  • El Prior Thomas Chillenden (1390-1410) reconstruyó la nave de la catedral en su característico estilo gótico inglés durante su priorato

  • La torre central normanda original de Lanfranc, el Campanario del Ángel como se le conocía a raíz de que estaba coronada por un ángel sobredorado, fue demolida en 1430. La reconstrucción de la torre ocurrió 50 años más tarde, comenzando en1490 y terminando en 1510, su altura final fue de 91 metros. A esta torre se la conoce como la Torre de la Campana Harry (la campana más antigua de la catedral).

  • Un letrero en la cripta de la catedral recuerda la fundación de la Iglesia Hugonote Francesa en 1550 por valones, oriundos la mayoría de Tournal. Estos reformados emigraron a Inglaterra en respuesta a la persecución de los protestantes por la Iglesia Católica.

DISOLUCIÓN DE MONASTERIOS

Durante la disolución de los monasterios, Canterbury dejó de ser una abadía, cuando todas las casas religiosas fueron suprimidas, en marzo de 1539.

SIGLO XVIII HASTA EL PRESENTE

  • La Norman Northwest Tower original fue demolida en 1700 debido a problemas estructurales y substituida durante 1830 por una perpendicular a la Torre del Sudoeste, conocida actualmente como Arundel Tower. Este fue el último cambio mayor en hacerse en la estructura de la catedral.

  • Las ruinas del dormitorio del monasterio románico fueron substituidas por una biblioteca neo-gótica construida en el siglo XIX. Este edificio fue destruida más adelante por una bomba durante la Segunda Guerra Mundial, que había sido dirigida a la catedral en sí, pero falló por unas yardas, y luego fue reconstruido en un estilo similar varios años después

THOMAS BECKET: UN PERSONAJE PARA LA HISTORIA

También conocido por Thomas de Canterbury (1118 – 1170) fue un religioso inglés, arzobispo de Canterbury y Lord Canciller de Inglaterra. Es venerado por la Iglesia Católica y la Iglesia Anglicana.

Nació en el seno de una familia burguesa originaria de Caen, en la Normandía francesa.

Uno de los amigos ricos de su padre, Richer de L’Aigle, que se sentía atraído por sus hermanas, le enseñó las buenas maneras, a montar a caballo y a cazar, por lo que participaba en justas y torneos. A los diez años realizó sus primeros estudios de leyes civiles y canónicas en la abadía de los monjes de Merton, en Surrey. Estudió teología en París y Bolonia y de regreso a Inglaterra entró al servicio del arzobispo de Canterbury, Teobaldo, que impresionado por su capacidad y sagacidad, le encargó varias misiones en Roma.

En 1154 fue nombrado arcediano de Canterbury y preboste de Beverley y, al año siguiente, Canciller del Reino.

Enrique II de Inglaterra, como todos los reyes normandos, quería ser el soberano absoluto, tanto de su reino como de la Iglesia, basándose en las costumbres ancestrales de sus antepasados, quería eliminar privilegios adquiridos por el clero inglés, que consideraba que disminuían su autoridad.

Becket le pareció la persona idónea para defender sus intereses; el joven Canciller se convirtió no solo en un fiel servidor de Enrique II, sino también en un excelente compañero de caza y diversiones, manteniendo, no obstante, con mucha diplomacia, su renuncia a las pretensiones del rey. Nadie dudaba, excepto quizá Juan de Salisbury, de la total entrega y fidelidad de Becket a la causa real.

El monarca envió a su hijo Enrique a vivir en la casa de Becket, tal y como se acostumbraba a hacer con los niños de la nobleza. Más tarde, esta sería una de las razones por las cuales Enrique se enfrentaría a su padre, al estar afectivamente ligado a su tutor Becket.

El arzobispo Teobaldo falleció en abril de 1161 y el capítulo acogió con cierta indignación el hecho de que el rey les impusiera a Tomás como sucesor en el sede arzobispal de Canterbury, cuando el previsto era Gilbert Foliot. Thomas Becket fue consagrado en junio de 1163 y a Foliot se le dio en compensación el obispado de Londres.

Desde el momento en que fue consagrado, una transformación radial se operó en el nuevo primado ante la estupefacción general de todo el reino. El cortesano alegre y amante de todos los placeres dio paso a un prelado austero con ropas de monje y dispuesto a sostener hasta la muerte la causa de la jerarquía eclesiástica. Y el rey empezó a darse cuenta de su error y a apoyarse cada vez más en el obispo de Londres, Gilbert Foliot, que resultó el verdadero partidario de la autonomía de la Iglesia de Inglaterra y no Thomas Becket.

Ante el cisma que dividía a la Iglesia, Becket se inclinó a favor del Papa Alejandro III que sustentaba los mismos principios jerárquicos, y recibió el palium o estola de Alejandro en el concilio de Tours.

De regreso a Inglaterra, Becket empezó a poner en práctica el proyecto que había preparado: liberar a la Iglesia de Inglaterra de las limitaciones que él mismo había consentido aplicar. Su objetivo era doble: abolición completa de toda jurisdicción civil sobre la Iglesia, con el control no compartido por el clero, libertad de elección de sus prelados y la adquisición y seguridad de la propiedad como un fondo independiente.

El rey comprendió rápidamente el resultado inevitable que esta actitud del arzobispo comportaba y convocó al clero en Westminster el 11 de octubre de 1163, exigiendo la derogación de todas las demandas de excepción jurídica civil y reconociendo la igualdad de todos los individuos ante la ley. La alta prelatura se hallaba dispuesta a admitir las peticiones del rey, a lo que se negó

Firmemente el arzobispo. Enrique no estaba dispuesto a mantener una disputa abierta y propuso un acuerdo apelando a las costumbres del pasado. Tomás aceptó esta compromiso aunque con ciertas reservas respecto a la salvaguarda de los derechos de la Iglesia; no hubo consenso y la cuestión quedó sin resolver. Enrique II, insatisfecho abandonó Londres.

LAS CONSTITUCIONES DE CLARENDON

El rey convocó otra asamblea en Clarendon el 30 de enero de 1164 en la que presentó sus demandas expuestas en dieciséis puntos. Sus peticiones implicaban el abandono de la independencia del clero y su dependencia de Roma. Aparentemente obtuvo la aprobación del clero, pero no la de su primado.

Becket trató de llegar a un acuerdo mediante la discusión de los puntos expuestos por el rey, pero ante la obstinación del mismo, se negó a firmar el tratado. Esto significó la guerra abierta entre los dos poderes en cuestión. Enrique trató de deshacerse de Becket por la vía judicial y lo convocó ante el gran consejo de Northampton en octubre de 1164, para responder a la acusación que se le hacía: oposición de la autoridad real y abuso de su cargo de Canciller.

BECKET ABANDONA INGLATERRA

Becket negó el derecho de la asamblea para juzgarlo y recurrió al Papa, pero dándose cuenta del peligro que corría, se exilio voluntariamente el 2 de noviembre, refugiándose en Francia. Se dirigió a Sens donde se encontró con el Papa Alejandro III, quien recibió asimismo a unos enviados del rey que solicitaban, en su nombre, que tomase medidas con Becket y enviase un legado a Inglaterra con autoridad plenaria para resolver el problema. Alejandro III se negó a tales pretensiones y prestó su apoyo a Becket.

El rey Enrique persiguió al arzobispo fugitivo, dictando una serie de decretos contra Becket aplicables a todos sus amigos y partidarios; pero Luis VII de Francia lo acogió y le ofreció su protección. Becket permaneció dos años en la abadía cisterciense de Pontigny, hasta que las amenazas de Enrique le obligaron a regresar a Sens.

Su firmeza pareció recompensada cuando, en 1170, el Papa estuvo a punto de cumplir sus amenazas de excomulgar al rey. Enrique, inquieto ante esta eventualidad, trató de llegar a un acuerdo que permitiese el regreso de Tomás a Inglaterra y dejarlo continuar en su ministerio, aunque ambas partes continuaron irreconciliables.

ASESINATO

La tensión existente entre ambas partes imposibilitaba una salida satisfactoria y la catástrofe se venía venir. Dos frases del rey, exasperado “¿No habrá nadie capaz de librarme de este cura turbulento?” y “Es conveniente que Becket desaparezca” (es posible que las frases fueran apócrifas; según la tradición fueron dichas en un ataque de ira), fueron interpretadas como una orden para cuatro caballero anglo-normandos que, de inmediato, proyectaron el asesinato del arzobispo, que llevaron a cabo el martes 29 de diciembre de 1170 en el atrio de la catedral de Canterbury, mientras asistía a Vísperas con la comunidad monástica.

Becket fue reverenciado por los fieles de toda Europa, que lo consideraron un mártir. Apenas tres años después, en 1173, fue canonizado por Alejandro III.

El 12 de julio de 1174, Enrique II tuvo que hacer penitencia públicamente ante la tumba de su enemigo, que se convirtió en uno de los lugares de peregrinaje más populares de Inglaterra. Los restos fueron trasladados desde su primera tumba, donde habían sido sepultados gracias a los esfuerzos de su sucesor Ricardo de Dover, a un relicario en la recién terminada capilla Trinity. El suelo sobre el que descansaba este relicario es aún señalado con una vela encendida. En la actualidad, los arzobispos celebran la Eucaristía en este lugar para conmemorar el martirio de Becket y el traslado de su cuerpo a este emplazamiento.

La historia de la catedral de Canterbury siempre se verá ensombrecida por este hecho trágico.


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