O P O R T O



                          ENTRE EL DUERO Y EL ATLÁNTICO

Porto, como la llaman los portugueses, es la segunda ciudad más importante del país después de Lisboa, la capital. Tiene alrededor de los 250.000 habitantes, aunque su área metropolitana cuenta con una población de dos millones y medio. Se encuentra al norte de Portugal, en la ribera derecha del Duero en su desembocadura en el océano Atlántico.
Su municipio tiene quince freguesías (equivalente a parroquias o barrios). Limita al norte con Matosinhos y Maia, al este con Gondomar, al sur con el río Duero y Vila Nova de Gaia, y al oeste con el Atlántico.
Como muchas ciudades europeas, Oporto es una ciudad antigua en la que destaca su amplio patrimonio histórico, aunque durante las últimas décadas ha sido sometida a una amplia modernización.
Desde muy antiguo existe una rivalidad entre Lisboa y Oporto. Dicen que ésta ciudad tiene un cierto aire británico, desde que se asentaron aquí los comerciantes de vino ingleses. Asegura un refrán popular que “Lisboa se divierte, Coimbra canta, Braga reza y Oporto trabaja”.

ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA
La leyenda cuenta que Cale era el nombre de uno de los argonautas griegos que llegó hasta aquí en un viaje que hizo y fundó un enclave comercial.
Se sabe que Cale era un pequeño asentamiento que ya conocían los griegos, situado en la orilla del Duero y cerca de su desembocadura. Tenía muy malas condiciones para la navegación por lo que los romanos trasladaron la ciudad a un lugar de mejores condiciones y donde se pudiera construir un puerto. Durante las invasiones bárbaras, Cale pasaría a control suevo.
Hacia el año 417 los alanos invadieron el territorio de los suevos, empujándolos hasta la orilla derecha del Duero donde en la actualidad se sitúa Oporto. Los alanos, sin embargo, no llegarían a conquistar la villa. Hermerico I, el rey suevo, fortificó un castillo en la colina de Pena Ventosa, construyendo en su interior viviendas para las tropas. A este burgo se le llamó Cale Castrum Novum (castillo nuevo de Cale) adquiriendo la denominación de civitas. En la base de esa colina se situaba Portus Cale (puerto de Cale, actual Ribeira), que dio origen al nombre Portucale, que pasaría a designar también a la ciudad alta a partir de finales del siglo V. Otro castillo, situado en la orilla de Vila Nova de Gaia, quedó como defensa avanzada de Cale. Ambos castillos figuran desde hace siglos en el escudo de armas de Oporto, situados a los lados de la Virgen María, protectora del burgo desde siempre y razón por la que la ciudad también es conocida en Portugal como “ciudad de la Virgen”.
Tras la invasión musulmana de la Península, Oporto fue reconquistada y poblada por el Reino de León al que perteneció hasta independizarse, dando lugar al Reino de Portugal. Dicho condado se extendía desde el río Miño hasta el Duero. Alfonso VI otorgó este condado a su hija bastarda Teresa, casada con Enrique de Borgoña. El hijo de ambos fue el primer rey independiente de Portugal, Alfonso Henriques.

MONUMENTOS Y LUGARES DE INTERÉS
Vaya por delante que el casco viejo de Oporto se encuentra incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Clasificado como Monumento Nacional desde 1910, la llamada Torre de los Clérigos es uno de los símbolos principales de la ciudad, un marco arquitectónico que define la propia ciudad.
La Torre de los Clérigos, así como la iglesia a la que pertenece, se encuentran en el casco antiguo. Realizada en granito, su altura supera los 75 metros, los cuales se pueden ascender merced a una escalera interior de más de 240 peldaños. Tanto la Torre como su iglesia están abiertas al público y permite visitas, incluso durante la noche.
Aunque la fachada de la iglesia está profusamente decorada, la auténtica joya del edificio es su Torre. Desde ella se pueden contemplar excelentes panorámicas de toda la ciudad, es visible desde muchos puntos de Oporto, de ahí que durante muchos años sirviera de referente a las embarcaciones que navegaban por el río Duero.
El enclave donde se encuentra la Torre de los Clérigos recibe el nombre del “cerro de los ahorcados” por ser éste punto el lugar donde se enterraba a los ajusticiados.
La iglesia-convento de San Francisco es otro punto de marcado interés. Se construyó a principios del siglo XIV. Está construida en granito y en la arquitectura de la misma se aprecian elementos románicos y góticos. El pórtico de estilo barroco fue edificado entre los siglos XVII y XVIII.
En el siglo XIX, la iglesia sufrió graves desperfectos como consecuencia de la inestable situación política que atravesaba el país. En 1809, durante la ocupación napoleónica de Portugal, el edificio fue usado como caballeriza, sufriendo diversos daños algunos de los retablos y otros elementos artísticos del templo, como columnas. Más adelante, durante la guerra civil portuguesa (1828-1834) el convento quedó destruido, conservándose solamente la iglesia. Al finalizar la guerra, los miembros de la Orden Franciscana fueron expulsados del país por orden del rey Pedro IV, dado que durante la contienda habían apoyado a su adversario, el rey Miguel I. En el edificio que en su día ocupaba el convento se construyó el actual Palacio de la Bolsa.
En 1910 fue declarado Monumento Nacional y en 1996 la iglesia fue integrada en el Patrimonio de la Humanidad, al formar parte del conjunto monumental del casco antiguo de Oporto.
La estructura de la iglesia no ha sufrido alteraciones significativas desde 1410, siendo el mejor ejemplo de arquitectura gótica de la ciudad.
Las catacumbas de la iglesia de San Francisco fueron construidas bajo la casa anexa a la iglesia, construida entre 1746 y 1749, para habilitar la secretaría y despacho de la Orden en Oporto. A la primera fase de construcción siguieron otras dos más: en 1795 se llevó a cabo una ampliación por debajo de la iglesia. La segunda ampliación, realizada en 1802, abarcó el suelo por debajo de la capilla de San Antonio.
Entre 1748 y 1866, los benefactores de la Orden y sus familias fueron enterrados aquí. En 1866, los enterramientos cesaron y, de acuerdo con el estatuto de 1751, las sepulturas del cementerio eran comunes a todos los hermanos, salvo las de los hermanos mayores. A partir de 1866, los hermanos empezaron a ser sepultados en un espacio privado del cementerio municipal de Agramonte.
La iglesia de San Ildefonso fue reconstruida entre 1730 y 1737 por encontrarse en ruinas el edificio antiguo.
La nave es de tipo poligonal en estilo barroco. Tiene dos torres campanario y las cornisas están rematadas en cada lado por esfera y frontones de fantasía.
En la fachada, las paredes están decoradas con azulejos de Jorge Colac (1932), con escenas de la vida de San Ildefonso y alegorías de la Eucaristía.
La iglesia de San Martín de Cedofeita es una sencilla iglesia románica del siglo XII. Es la más antigua de la ciudad.
La tradición cuenta que fue construida en el lugar en que Teodomiro, rey de los suevos, se convirtió al cristianismo en el siglo VI.
Es una iglesia particular en la arquitectura románica portuguesa por ser el único edificio con una sola nave cubierta por una bóveda de piedra, lo que explica la presencia de densos contrafuertes exteriores en las paredes laterales. Está pues formada por una nave y tiene un ábside cuadrangular separado por arco de crucero apoyado sobre capiteles calcáreos.

LA CIUDAD DE LOS PUENTES
La ciudad de Oporto también es conocida por la innovación y belleza de sus puentes, fechados en distintas épocas y de diferentes estilos arquitectónicos.
El Ponte das Barcas fue el primero de los puentes que se construyó sobre el río Duero. La necesidad de establecer un paso hacia la margen sur del río para el tránsito de personas y mercancías fue una preocupación permanente a lo largo de los siglos. La travesía se hacía con barcos, botes y barcazas hasta que el puente fue inaugurado en 1806. En su diseño original se componía de veinte barcas amarradas por cabos de acero que se podía abrir en dos partes para facilitar el tráfico fluvial.
El Ponte Pénsil fue un puente sobre el Duero que unía la ciudad de Oporto con Gaia y el Ponte María Pía, así llamado en honor a María Pía de Saboya, fue construido entre 1876 y 1877. Fue el primer puente ferroviario en unir las dos márgenes del río Duero.
Existen además el Ponte da Arrábida con fecha de construcción en 1963, en aquellas fechas el puente con mayor arco de hormigón del mundo. El Ponte do Infante, así llamado en honor de Enrique el Navegante, que nació en Oporto en el siglo XIV. Es el de más reciente construcción entre Oporto y Vila Nova de Gaia. El Ponte Luis I que vino a sustituir al antiguo Ponte Pénsil, cuya característica más destacable es el hecho de tener dos niveles, por el superior cruza la línea del metro de Oporto, mientras que el inferior está abierto al tráfico rodado. Finalmente está el Ponte do Freixo que es el más oriental de los puentes que conectan la ciudad con Vila Nova de Gaia, con tres kilómetros aproximadamente de longitud y 150 metros de anchura.

UNA CIUDAD CON FUTURO
Las relaciones económicas de Oporto con el valle del Duero están bien documentadas desde la Edad Media. Nueces, frutos secos y aceite de oliva sustentaron un próspero comercio entre la ciudad y la región. De Oporto estos productos eran exportados a mercados del Viejo y Nuevo Mundo. Sin embargo, el gran impulso al desarrollo de las relaciones comerciales vino de la agroindustria del vino de Oporto. Esta actividad marcó decididamente la relación de complementariedad entre el gran centro urbano del litoral y la región contigua de enorme potencial agrícola, particularmente consagrada a la producción de vinos fortificados de gran calidad.
El desarrollo económico de Oporto estuvo siempre íntimamente ligado a la margen sur del Duero, Vila Nova de Gaia, parte integrante de sus términos hasta 1834, donde se establecieron las cavas para el envejecimiento de los vinos finos del Alto Duero.
Oporto siempre ha rivalizado con Lisboa en poder económico, siendo la ciudad más importante de la altamente industrializada zona del litoral norte de Portugal, no en balde muchos de los más importantes grupos económicos del país tienen su sede aquí, en la ciudad o en la gran área metropolitana de Oporto. Además, es una urbe que a nivel cultural dispone de muchos museos y auditorios, contando con más de diez mil eventos anuales, desde conciertos, pasando por teatros y exposiciones, hasta fiestas de todo tipo.
Actualmente es un próspero centro urbano, escenario de innumerables inversiones, tanto nacionales como internacionales.
La ciudad de Oporto tiene un clima mediterráneo con influencia oceánica. En invierno las temperaturas varían entre los 5ºC y los 14ºC y durante esta estación se alternan periodos lluviosos con días fríos y despejados. En verano las temperaturas varían entre los 15ºC y los 25ºC y en ocasionalmente pueden registrarse temperaturas que rondan los 35ºC.
En el capítulo gastronómico, varios platos de la tradicional cocina portuguesa tienen origen en la ciudad de Oporto. El bacalao a la Gómez de Sá es un plato muy popular en todo el país. La francesinha (francesita) es, de la cocina reciente, el plato más famoso y consiste en un sándwich relleno de varias carnes, cubierto con queso y una salsa muy especial (molho de francesinha). Por su parte y, sin lugar a ningún género de dudas, la bebida tiene el nombre de la ciudad, se trata del famoso vino de Oporto, el cual se produce en la región vitivinícola del Alto Douro y es exportado internacionalmente desde las cavas que están situadas en la margen izquierda del Duero, en Vila Nova de Gaia.
Oporto es, en suma, una ciudad cosmopolita que merece visitarse por sus múltiples atractivos, su rico patrimonio arquitectónico e histórico y el carácter acogedor de sus gentes. Una urbe europea de primer orden.

(Ver interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)