La alcazaba musulmana de
Monzón se eleva en una colina escarpada situada a unos 130 metros por encima
del cauce del río Cinca. Se divisa majestuosa en la lejanía como un bastión
inconmensurable envuelto en la bruma. Sus muros, de dos metros de espesor, son
de ladrillo y el recinto está protegido por un foso que hay que atravesar
mediante un puente levadizo.
Monumento
histórico-artístico nacional y fortaleza emblemática de Monzón y el Cinca
Medio, y aún de Aragón por su proyección en la historia de la Corona, perdió la
bandera de la media luna en 1089 al conquistar Sancho Ramírez el lugar. Los
Templarios se instalaron en este lugar como consecuencia del testamento de
Alfonso I el Batallador. La Orden del Temple agregó murallas, torre, caballerizas,
refectorio y dormitorios. En su época fue una fortaleza muy conflictiva. Por
sorpresa o traición, la reconquistaron Sancho Ramírez y su hijo, el infante-rey
Pedro I (1089) e hicieron de ella la cabecera del reino de Monzón, capilla real
de San Juan, palacio y ceca con moneda propia.
Rodrigo Díaz de Vivar,
el Cid, también pasó por estas tierras con sus huestes. Durante años su famosa
espada Tizona fue custodiada en el
castillo, dado que fue un obsequio en el matrimonio de su hija Cristina con
Ramiro Sánchez, señor de Monzón y cuyo hijo acabaría siendo rey de Navarra.
La historia de la
fortaleza está plagada de curiosidades. En 1143 pasó a manos de los templarios,
quienes transformaron la fortaleza en convento, con edificios de estilo militar
cisterciense, la capilla, el refectorio y su cisterna, los dormitorios, las
cárceles de la Encomienda; la torre árabe, a modo de opus spicatum (siglo X) fue habilitada como mansión del Comendador.
El castillo llegó a ser
cabecera de una amplia encomienda con 28 poblaciones del Valle del Cinca y Litera.
Jaime I fue aquí educado
por los templarios (agosto de 1214 a Junio de 1217). Tras la caída de la Orden
del Temple, se apagó paulatinamente con la posesión sanjuanista y diversos
señores, sufrió violentos cercos durante las guerras de 1642, Sucesión e
Independencia. Sucesivas remodelaciones le dieron su aspecto actual. Fue
cuartel de artillería hasta 1892.
SALA CAPITULAR
Es el edificio que
produce mayor impresión de tosquedad. Todo parece indicar que se levantó sobre
los cimientos de una construcción anterior. Es un gran rectángulo de 35 x 12
metros, cuya nave cubierta de cañón apuntado causa gran impresión castrense por
su desnudez y capacidad. Albergada en el grosor del muro, bajo una gran
hornacina que forma una corta bóveda de cañón, se abre la boca del pozo que da
al aljibe; dos canales en el interior del edificio bajan desde el techo a
través del muro, recogiendo así el agua de la lluvia.
Obra de carácter
cisterciense, Líneas arquitectónicas simples y ausencia de esculturas y
pinturas. Unida a la Torre del Homenaje mediante arco de medio punto de
ladrillo (canal para alimentar el aljibe). Se puede fechar en los siglos XII y
XIII. En el XVI fue modificada para ser utilizada como cuartel (se abrieron
huecos para las ventanas). Está completamente restaurada y acoge actos
culturales
TORRE DEL HOMENAJE
Probablemente construida
entre los siglos IX y X, está edificada en mampostería dispuesta al modo opus spicatum, encadenada en sillar.
La torre fue el último
refugio de los defensores de la fortaleza. La puerta original se encuentra en
alto. En la restauración llevada cabo en la segunda mitad de la década de los
noventa se reconstruyeron las dos ventanas
de ajimez de los lados SO y NE. La torre alberga una colección de
reproducciones de láminas antiguas del castillo y de diferentes piezas
recogidas en las sucesivas excavaciones.
Edificio de planta
cuadrada de diez metros de lado. La mayoría de los autores señalan su origen
musulmán (siglos IX y X) por la existencia de grabados antiguos en la ventana
ajimezada (dos arcos de herradura apuntada) y el tipo de aparejo en espina de
pez. En la comarca encontramos otros ejemplos de esta técnica constructiva en
edificios cristianos, tales como el castillo de Carboneras, los ábsides de la ermita de la Magdalena de Cofita y en
el propio templo de Santa María del Romeral de Monzón.
DORMITORIOS
Sobre un basamento
anterior, este sobrio edificio fue construido por la Orden del Temple (siglo
XII). Debió servir de alojamiento a los monje militares. Presenta dos plantas y
sótano. De éste último parte un pasadizo subterráneo que, según la tradición
tenía su salida en el río Cinca.
TORRE DE JAIME I (CÁRCEL DE LA ENCOMIENDA)
Llamada así porque, según la tradición, albergó al
príncipe Jaime durante su estancia en el castillo con los caballeros
templarios. De planta trapezoidal, este edificio construido en el siglo XII por los Templarios sirvió de
cárcel durante su dominación (1143-1308). Posee dos plantas y una terraza. A la
plata baja se accede por el cuerpo de guardia adosado al edificio en la última
remodelación militar.
TEMPLO - IGLESIA DE SAN NICOLÁS
Planta rectangular de 21
x 12,50 metros. Edificio orientado de Este a Oeste, su ábside proyectado hacia
el acantilado hace función de torreón. Construido en el siglo XII por los
Templarios, presenta gran cantidad de elementos románicos a la par que alguna
influencia gótica. La cabecera, hacia el interior, es románica, semicircular y
cubierta con cuarto de esfera. En el centro del ábside se abre una gran trampa
en el suelo por donde desciende un subterráneo abierto a golpe de pico a través
de la roca, el cual tenía tres salidas. Al exterior, el ábside es poligonal en
semihexágono. Resulta importante mencionar su puerta lateral sur con dovelas de
temática goda y su puerta principal que alberga un sencillo crismón en una de
las molduras que estuvo decorada con temas de ovas.
CABALLERIZAS
Espacio excavado en la
roca natural (tras la segunda puerta del castillo). La denominación actual
obedece a la última utilización como alojamiento de caballerías durante la
permanencia de las distintas guarniciones militares, si bien a lo largo de la
historia ha tenido distintos usos: almacén de armas, calabozo, refugio en la
Guerra Civil española.
PASEANDO POR MONZÓN
Tras la muy interesante visita al castillo, bueno será recomendar al visitante que pruebe las excelencias gastronómicas de la comarca, regadas con buenos vinos. La oferta en materia de restauración es amplia y capaz de satisfacer a todos los bolsillos.
Y después, el resto del
día dedicarlo a un paseo sin prisa por algunos de los enclaves más turísticos
de Monzón, que son muchos y muy diversos. Empezando por la Concatedral de Santa
María del Romeral, cuya construcción primitiva fue del siglo XII, en estilo
románico. Posteriormente se añadieron estilos mudéjares en el siglo XVI.
Destaca especialmente la Torre. Fue la sede habitual de las Cortes de Aragón
desde el siglo XIII al XVII. Está considerado Bien de Interés Cultural.
Una visita a la ermita
de Nuestra Señora de la Alegría, vale realmente la pena. Se sitúa sobre el
cerro de Las Cellas, desde donde se divisan panorámicas espectaculares del río
Cinca.
La Casa Consistorial es
un palacio de estilo renacentista aragonés (siglos XVI-XVII). La fachada presenta
un pórtico de cinco arcos de medio punto. Remata la fachada una galería de
arquillos de medio punto bajo alero de madera.
El monumento a Joaquín
Costa, insigne hijo de Monzón, así como realizar una visita a su casa natal, en
cuyo interior alberga una exposición dedicada a su figura.
El Palacio de los
Fortón, edificio barroco del siglo XVII, la iglesia de San Juan, de estilo
gótico tardío, el Puente Viejo o la casa Solariega de la familia Zazurca,
pueden ser un digno complemento a este paseo por la ciudad de Monzón.
Al marchar, el visitante
observará como, de igual forma que a su llegada por la mañana, la fortaleza
templaria en lo alto de la cumbre que domina la ciudad empieza a cubrirse de
una espesa niebla, como si quisiera rodearse de un ambiente más misterioso. Aún
en la actualidad, muchos siglos después, los reductos templarios siempre han
estado envueltos de enigmas indescifrables.
(Ver
interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)