EDIMBURGO



ESPECTACULAR Y REPLETA DE HISTORIA


La segunda ciudad de Escocia después de Glasgow, está ubicada en la costa este de Escocia, a orillas del fiordo del río Forth. Es la capital del país desde 1437 y sede del gobierno escocés, y fue uno de los centros más importantes de educación y cultura durante la Ilustración gracias a su universidad.
Sus distritos The Old Town (ciudad antigua) y The New Town (ciudad nueva) fueron designados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995. Su población supera el medio millón de habitantes.
Edimburgo es una ciudad famosa por su Festival Internacional, aparte de otros eventos desarrollados durante el la época estival de forma más o menos simultánea. Durante la celebración de este festival la población de Edimburgo duplica su población.
Se trata de la segunda ciudad más visitada de todo el Reino Unido, después de Londres, con aproximadamente 14 millones de turistas al año.
Resulta difícil encontrar una ciudad tan espectacular y cargada de historia como ésta vieja Auld Reekie. Se llegue como se llegue a ella, el impacto es sumamente interesante. Está construida sobre varias estribaciones volcánicas que aún muestran sus oscuros perfiles.
Al igual que Atenas en Grecia, tiene su propia Acrópolis y como Roma asegura tener hasta siete colinas. Desde cualquiera de ellas, la vista es tan cautivadora que infinidad de autores, durante siglos se han visto obligados a describirla.
Merced al extremado conservadurismo de sus políticos locales a través de los tiempos, Edimburgo no ha visto alterada su fisonomía, en líneas generales, a lo largo de los últimos 150 años. La ciudad que atraía a miles de visitantes cautivados por las novelas de Walter Scott en el siglo XIX, no es muy diferente de la que ven los millones de turistas de estos comienzos del siglo XXI.
Aunque la capital de Escocia es una urbe de enormes diferencias Robert L. Stevenson Dijo de ella: “Pocos lugares, si hay alguno, ofrecen un cúmulo de contrastes tan acusados”. Desde el primer momento llama la atención del visitante la existencia de dos núcleos urbanos claramente diferenciados: The Old Town y The New Town, separadas por un idílico valle, ocupado por los Princess Street Gardens.

UN PASEO POR LA NEW TOWN
Planificada en 1766 por James Craig, constituye el centro comercial y financiero de la capital de Escocia y su estado de conservación es excelente. Predomina, sobre todo, el estilo neoclásico típico de finales del siglo XVIII.
Desde el monumento al famoso escritor  Walter Scott, diseñado en estilo neogótico por George Maikle Kemp en 1836, se puede comenzar la visita a Princess Street, con las mejores tiendas en un lado de la calle y jardines en el otro.
La Natonal Gallery of Scotland y la Royal Academy, dos impresionantes templos neoclásicos, diseñados por el arquitecto William Playfair, señalan el punto central de Princess Street. La primera contiene una de las mejores colecciones de pintura de Gran Bretaña, mientras que la segunda suele albergar grandes exposiciones temporales del circuito internacional.
Siguiendo por Princess Street y después de admirar el original reloj vegetal victoriano aparecen al otro lado de los jardines el Castillo y algunos de los edificios más singulares de la ciudad antigua, incluido el Assembly Hall, sede de la iglesia de Escocia. Un desvío a la derecha lleva a la calle peatonal de Rose Street, famosa por sus pubs y tiendas de diseño.
Charlotte Square, la principal plaza de la New Town fue diseñada por Robert Adam, máximo exponente de la arquitectura neoclásica británica. Es uno de los lugares más elegantes y señoriales de la urbe. Se puede visitar la Georgian House, una casa típica del XVIII perfectamente conservada. Esta zona es el pulmón financiero de toda Escocia y en sus alrededores se encuentran los principales bancos.
A unos cien metros de la anterior, se halla la plaza más grande y mejor proporcionada de la primera ampliación de la New Town, se trata de Moray Place. Muy cerca se suceden elegantes terraces en el más puro estilo neoclásico, que desembocan en otras plazas poliédricas con sus respectivos jardines privados en el centro. Un buen ejemplo de ello es Royal Circus.
A la hora de hablar de museos y volviendo al núcleo original de la New Town, en Queen Street se llega a un gran edificio neogótico, con dos museos nacionales, el de Antigüedades (Royal Museum of Scotland) y el de Retratos (Nacional Portrait Gallery), que resultan esenciales para conocer la historia de Escocia.
En el extremo este de la New Town se alza Calton Hill, una colina donde se encuentra la Nueva Acrópolis del Norte y desde la que se contemplan unas magníficas panorámicas. En ella se concentran una serie de edificios conmemorativos en estilo neoclásico que recuerdan la Atenas de Pericles. Destacan el Monumento Nacional dedicado a la victoria de Trafalgar, el Monumento a Nelson y el Observatorio Astronómico.

LA MILLA REAL
La arteria principal de la ciudad antigua mide dos kilómetros desde el Castillo hasta el Palacio de Holyrood-House. En ella se sitúan numerosos edificios oficiales y museos.
La visita del Castillo exige algunas horas ya que está formado por diversos museos y toda una serie de edificios históricos que forman la extensa ciudadela. Desde la capilla de Santa Margarita se contemplan unas magníficas vistas.
Antes de seguir la visita de la Royal Mile se puede bajar a la plaza principal de la ciudad antigua, Grassmarket, rodeada de pubs y tiendas de diseño. La vuelta se puede hacer por Victoria Street, conocida por sus numerosos comercios especializados y cafés.
De regreso en la Royal Mile, aparece St. Giles, la catedral de Edimburgo (Iglesia de Escocia), un monumento gótico muy restaurado, al que rodean otros edificios interesantes como el antiguo Parlamento y el Ayuntamiento o City Chambers.
Unos cientos de metros más abajo y después de pasar por palacios y otros lugares de interés, todos ellos de al menos siete pisos, se llega a la casa más antigua de la calle, que aún conserva su estructura de madera. Se dice que perteneció a John Knox, artífice del protestantismo en Escocia. Muy cerca se encuentra la Stills Gallery, principal galería de fotografía de Edimburgo.
Siguiendo unos metros se alcanza el antiguo burgo de Canongate, del que aún se conserva el Ayuntamiento, donde se recrea en vivo la historia de la ciudad (People’s Story). Enfrente está el Museo Municipal (Huntly House), que ocupa dos palacios renacentistas. En el mismo se puede admirar como vivía la nobleza escocesa del siglo XVII. No hay que dudar en adentrarse en algunos de los muchos callejones que desembocan en la calle principal.
La visita del Palacio que incluye las habitaciones de María Estuardo, se completa con un paseo por las ruinas de la abadía de Holyrood, el edificio más antiguo del conjunto y uno de los monumentos góticos más notables de Escocia. La reina Isabel II ocupa el palacio una vez al año durante el mes de junio, ejerciendo como reina de Escocia.
El parque del palacio está formado por los restos de un volcán extinguido desde cuya cima, Arthur’s Seat, se contempla toda la región circundante. Se puede acceder a este lugar fácilmente. El parque recrea el paisaje de los Highlands, con lagos y valles, sin tener que abandonar el perímetro urbano.

POR LA RIBERA DEL LEITH
El río Leite es muy modesto, pero permite conocer algunos de los lugares más atractivos y secretos de la ciudad. Aunque se puede pasear con facilidad desde su desembocadura en el puerto hasta los límites urbanos, resulta recomendable iniciar el recorrido en los alrededores del Jardín Botánico.
Royal Botanical Gardens es, sin duda, uno de los jardines botánicos más atractivos de Europa. En él se encuentra todo tipo de plantas en un ambiente absolutamente idílico. La mejor época para verlo es en mayo y junio, cuando los rododendros están en flor. El Botánico cuenta con cinco enormes invernaderos de diferentes épocas. Hay que aprovechar la visita para almorzar en la cafetería, situada en un lugar privilegiado.
Stockbridge es un barrio típico que bordea el río, con numerosas tiendas de antigüedades, restaurantes y elegantes casas neoclásicas restauradas. En sus calles se vive un ambiente joven.
En St. Bernard Well, la zona más frondosa de la ribera del río, se encuentra una antigua fuente medicinal, situada en la parte baja de un romántico templete neoclásico, lejos del mundanal ruido. Los jardines privados de las casas circundantes llegan hasta el mismo límite del paseo. Los amantes de la pesca aprovechan para practicar su deporte en el centro de la ciudad.
En un recodo del río y después de atravesar el impresionante puente diseñado por Telford, aparece Dean Village, un pueblecito típico, construido por un rico industrial filantrópico del siglo XIX para sus obreros, que incluye la piscina pública más antigua de la ciudad en estilo morisco. En este lugar suelen vivir artistas y profesionales de clase media, tanto en las viviendas originales como en las fábricas.
Dean Village esta rodeado de abundante vegetación, bosques y cascadas, aunque en pleno centro urbano.
Siguiendo río arriba se llega a una zona residencial ocupada por grandes mansiones y algunos palacios clásicos, anteriormente destinados a orfanatos y actualmente transformados en edificios públicos, como el Museo Nacional de Arte Contemporáneo, que alberga una importante colección de pintura de los expresionistas alemanes y una representación de los nombres esenciales de las vanguardias históricas.
Continuando el curso del río y después de pasar por el hotel Hilton, que se encuentra ocupado en parte por un viejo molino, se llega al barrio de Murrayfield, conocido mundialmente por ser una de las mecas del rugby, que alberga la famosa Copa de las Cinco Naciones. Muy cerca se encuentra el Murrayfield Icerink, una pista de hielo muy popular entre los jóvenes de la ciudad y con un ambiente que evoca los años cincuenta.
La oferta hotelera de Edimburgo es muy amplia y variada. Es recomendable elegir un hotel en la New Town, entre los que hay excelentes muestras de la arquitectura georgiana de la ciudad.
Referente a la gastronomía, hay una enorme variedad de restaurantes en Edimburgo. Casi todas las cocinas del mundo están representadas, incluida la española. Los precios suelen variar si se trata del almuerzo o la cena, siempre mucho más cara.
Salvo durante el festival, no tiene fama de ser una ciudad con mucha vida nocturna, aunque quien la busque, la puede encontrar fácilmente, tanto en discotecas como en pubs con música en vivo.
Edimburgo cuenta con una gran oferta de tiendas y es, junto con Glasgow, el centro comercial más importante del norte de Gran Bretaña. En Princess Street y alrededores, se encuentran las más importantes.
Sin duda alguna, vale la pena un viaje a esta Edimburgo, puerta de entrada a un fantástico país como es Escocia.

(Ver interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)