UN
ENCANTO MARROQUÍ
Asomada
al océano Atlántico y situada al suroeste de Marrakech, Essaouira despierta con
mucha delicadeza al artista que se esconde detrás de cada visitante. Su
horizonte azul, sus fortificaciones de color ocre rosado y las singulares casas
blancas, forman una acuarela perfecta. Detrás de sus defensas y protegida del
viento, existe un mundo intemporal. Aquí, los arquitectos del pasado estimulan
la creatividad de las nuevas generaciones.
Fuerte
y refinada, la bella hechicera exhibe su encanto atípico. Con sus cañones
dirigidos hacia el océano, la ciudad impresiona siempre al recién llegado,
quien al acercarse a su corazón termina hechizado por sus sutilezas. El suave
perfume de la madera de thuya guía al
encuentro de sus artesanos, mientras alrededor de una mesa y en un viejo
cafetín del puerto, tomando un té verde se descubre la hospitalidad y la
convivencia que caracteriza a este rincón inigualable.
LA ANTIGUA MOGADOR
Aseguran
que fue descubierta por los fenicios en el siglo VII a.C. y utilizada como
escala por el navegante cartaginés Hannon en el año 500 a.C., la isla sirvió
durante varios siglos de puesto avanzado en la ruta hacia Cabo Verde.
En
el año 146 a.C.
los romanos conquistaron la isla y la convirtieron en un estado vasallo
encabezado por el rey de Mauritania.
Durante
la Edad Media,
los portugueses establecieron un puesto comercial y la bautizaron como la
ciudad de Mogador. En 1541, los saadianos
tomaron el control antes de dejarlo en manos de los alauitas. Después de la construcción de la nueva ciudad por el
sultán Muhammad Ibn Adballah en 1765, Mogador cambió de nombre y volvió a
llamarse Essaouira, conociendo entonces un gran periodo de prosperidad y continuó
siendo un destacado enclave del comercio con el extranjero hasta principios del
siglo XX.
En
la actualidad es un remanso de paz que inspira a los artistas de todo el mundo.
Su legendaria medina parece protegida por los estragos del tiempo y detrás de
sus murallas se esconde una ciudad brillante con sus estrechas callejuelas, sus
pequeñas plazas y sus multicolores edificaciones.
A
lo largo de las últimas décadas ha llamado incluso la atención del mundo del
séptimo arte, habiéndose rodado en ella películas como Othelo de Orson Welles y El
reino de los cielos de Ridley Scott.
Paraíso de Jimmy Hendrix y de los músicos hippies
de los años setenta, la ciudad vive siempre al ritmo de la música gnaua.
A TRAVÉS DE LA MEDINA
Hay
que descubrir los rincones encantadores siguiendo los pasos de los artistas de
ayer y de hoy.
La
plaza de Moulay Hassan es el corazón batiente de la ciudad y, por supuesto, el
lugar más animado. Ubicada dentro de la medina, cerca de las murallas y del
puerto, ofrece el entorno ideal para disfrutar de un té a la menta y desde sus
cafetines, al aire libre, observar el perezoso vaivén de los paseantes.
A
destacar los zocos ¡Que sería de Essaouira sin sus zocos! Inevitables para el
marroquí y atractivos para los visitantes, son lugares animados y multicolores.
Entre los productos alimenticios y artesanales, cada zoco ofrece un espectáculo
visual mágico y exótico. La fragancia de las especias y los aromas de la madera
trabajada, despiertan los sentidos a cada paso. Las muestras de tejido o las
joyas de plata son auténticos placeres, por ello hay que transitar sin prisa
por entre los tenderetes y dejarse sorprender. Seguro que el ávido visitante no
se irá con las manos vacías.
Deambulando
por la medina, la ciudad sorprende por la riqueza de su arquitectura y los
diseños decorativos de sus edificios. Ineludible descubrir las espléndidas
casas de cónsules, mezcla de estilo marroquí y europeo. En cualquier rincón o
esquina existe la posibilidad de encontrarse con cualquier artista intentando
plasmar en un lienzo la belleza del lugar. Son muchos los talleres y galerías
de arte que mantienen el renombre artístico de la ciudad.
Antiguamente
codiciada, Essaouira está protegida por un importante dispositivo defensivo a
base de bastiones fortificados. Construida para sostener el puerto, está
provista de cañones. Se puede caminar a lo largo de sus murallas y disfrutar de
magníficas panorámicas sobre toda la isla de Mogador y el puerto pesquero.
Protegiendo
la ciudad de los ataques que antaño venían del océano, el bastión septentrional
era una extensa plataforma de artillería rodeada de murallas almenadas. La
terraza de este bastión ofrece una vista única sobre la medina y la Sqala.
Conectando
la ciudad al puerto, la llamada Puerta de la Marina impresiona por su grandeza. Creado en 1769,
este edificio monumental en piedra se adorna con dos columnas y con un frontón
triangular.
Situado
en una antigua casa señorial construida en el siglo XIX, el museo de Sidi
Mohamed Ben Abdallah ofrece el patrimonio cultural de la provincia de Essaouira.
En su interior puede encontrarse información histórica sobre la ciudad y su
región, además de contemplar varias colecciones que ponen en escena el
patrimonio artesanal de esta “ciudad de los alisios”.
EL HORIZONTE AZUL DE ESSAOUIRA
En
la costa del Atlántico, frente a la medina, la ciudad balnearia de Mogador
aviva el espíritu turístico del lugar. Parte integral del Plan Azul destinado a
desarrollar un turismo inteligente, cuenta con numerosas infraestructuras
perfectamente integradas en su medio ambiente. Autenticidad, deporte y cultura
son las palabras claves de este proyecto.
Hoteles
de lujo y destacadas residencias acogen a los visitantes, especialmente en
verano, en un marco idílico. A pie o bien en bicicleta, quienes hasta aquí se
acercan pueden disfrutar de los senderos y admirar las gaviotas que se refugian
en los siete lagos artificiales de la estación. Desde cada punto del recorrido
pueden observarse distintos ángulos de la ciudad, las dunas y la inmensidad del
mar.
Lugar
de descanso y ocio, la estación Mogador cuenta con campos de golf, así como
pistas de tenis y spa para relajarse,
todo ello respetando la topografía natural del lugar, con sus dunas y vegetación,
amén de existir tiendas para realizar compras. El conjunto está hecho para
responder y satisfacer los deseos del visitante.
LA DESTACADA ARTESANÍA TÍPICA
Utilizada
desde la antigüedad por los taraceadores, la madera de thuya es hoy en día un producto escaso que se trabaja únicamente en
la región de Essaouira. Con su color rojo oscuro, sus venas doradas y su olor
intenso, se utiliza para la confección de varios objetos como pequeños cofres,
bandejas o figuras.
Por
su parte, Essaouira inspira también a numerosos pintores. A lo largo de las
paredes, pueden descubrirse frescos de colores dominantes como el rojo oscuro,
azul y amarillo, cubriendo pieles o cortezas de nuez. En las galerías, las acuarelas
vivas invaden las telas y los revestimientos de madera.
Por
lo que hace referencia a las joyas de playa son conocidas por su calidad y
finura. Esta artesanía debe su desarrollo y notoriedad a los orfebres judíos
del siglo XVIII. Las técnicas de concepción y fabricación, así como la
creatividad de los artesanos siguen siendo inagotables.
Los
artesanos fabricantes de instrumentos musicales de cuerda, revelan una maestría
única trabajando el laúd, el tamboril, el gumbrí
o el hajhouj.
El
gumbrí es un instrumento de música
secular en la base de la música y del baile gnaua.
Su aire, a veces lánguido, recuerda el ritmo de los tambores que han llenado estos
últimos años la escena artística marroquí.
UNA REGIÓN DE CONTRASTES
La
región de Essaouira esconde paisajes muy variados, una gran biodiversidad y un
rico patrimonio cultural que puede descubrirse a pie, a caballo o en camello.
Considerado
un tesoro nacional, el más ancho territorio en el mundo cubierto de árboles de
argán, se extiende entre Essaouira, Agadir y Taroudant.
Con
sus cabras encaramadas en los árboles, los bosques son un terreno muy preciado
para realizar excursiones. Un lugar donde puede contemplarse una naturaleza
preservada, con los árboles de argán bordeando almendros y olivos. A lo largo
de la ruta existe la posibilidad de admirar también la habilidad de las mujeres
trabajando en la extracción del aceite de argán, así como disfrutar de la
hospitalidad de la cultura bereber.
Siguiendo
la costa se puede caminar por los senderos de los acantilados o playas de arena
blanca, encontrando pueblos pesqueros que bordean el mar y tienen un peculiar
encanto.
Después
de cruzar las vastas llanuras desérticas que separan Essaouira de Marrakech,
las cumbres del Alto Atlas surgen a través del paisaje. Interesante resulta una
visita al Parque Nacional de Touhkal, que ofrece un marco ideal con su relieve
muy variado y compuesto por acantilados, barrancos, crestas, ríos y lago, culminando
en 4167 metros
de altitud el Djebel Touhkal, el pico más elevado del norte de África. Su
ascensión no representa grandes dificultades técnicas y con la asistencia de
los clásicos muleros se pueden evitar esfuerzos físicos demasiado intensos.
LAS ISLAS PÚRPURAS, SANTUARIO DE AVES
Frente
a la costa de Essaouira, las islas Púrpuras son conocidas desde la antigüedad.
Fragmentos de alfarería y cerámica del siglo VII a.C. que se han encontrado en
el lugar, acreditan la presencia de los fenicios.
Toman
su nombre de la púrpura extraída de una concha. Aplicada para teñir, da al
tejido un color rojo brillante con tonalidades que varían del color vino al
púrpura. El rojo fue en la antigüedad símbolo del poder temporal y espiritual, siendo
muy popular y apreciado por la aristocracia romana.
Este
pequeño archipiélago está compuesto por dos islas principales, además de varios
islotes. La mayor de estas islas se extiende sobre una treintena de hectáreas,
recibe el nombre de “isla del faraón” y alberga una prisión abandonada que fue
construida a finales del siglo XIX, además de una mezquita y una imponente
fortificación.
Deshabitado
en la actualidad, este archipiélago que se hizo famoso gracias a la industria
del tinte púrpura, acoge una reserva ornitológica que se ha convertido en
refugio de gaviotas y una especie rara de halcón denominada Eleonore, rapaz protegida que viene a
reproducirse de abril a octubre antes de regresar a Madagascar. Aunque está
cerrada al público esta reserva, pueden observarse las aves, especialmente de
noche y desde la playa de Essaouira.
GASTRONOMÍA Y FESTIVALES DE MÚSICA
Alrededor
de una mesa o sentado en un puf
marroquí, el visitante puede compartir el típico tajine o el cuscús, pero
lo más recomendable de la gastronomía de esta zona es su pescado fresco. Región
de pescadores, Essaouira saca provecho de los mejores productos del mar.
En
el puerto, las clásicas tabernas invitan al recién llegado a venir a saborear
el pescado recién sacado del mar. Resulta imposible no dejarse tentar por los
olores de las parrilladas.
En
el interior de la medina, los buenos gourmets
apreciarán la cocina refinada y el mágico entorno que supone la antigua casa del
Caid o en un Riad restaurado, donde invaden los sutiles sabores y dulces
perfumes azucarados. Utilizado en cocina, el aceite de argán es reconocido por
sus múltiples virtudes y su gusto de almendra y avellana que realza el sabor de
todos los platos.
Todos
los años, a principios de verano, Essaouira se transforma en un templo de la música
y los amantes de los festivales se dejan atraer por los ritmos de la música gnaui. Los más afamados maestros
transportan al público con sus sonoridades místicas, las cuales pueden llegar a
conducir al trance. Acogiendo también a muchos artistas de todo el mundo, este
evento es un mestizaje cultural y verdadero abierto a todos, no en balde es una
oportunidad para los jóvenes artistas locales para darse a conocer a un público
más amplio.
Aparte
del Festival Gnaua y Músicas del
Mundo, durante la primavera se celebra el Festival de los Alisios. Cuatro días
de música plural y multicultural.
Otro
evento a destacar es el festival de los Andalusíes Atlánticos, que pretende ser
foro cultural español y marroquí con dimensiones mediterráneas y latino-americanas.
Un festival que ofrece la oportunidad para descubrir las raíces y
ramificaciones de la memoria andaluza.
Essaouira
es un atractivo punto y aparte marroquí. Un bello rincón para dejarse seducir
por su encanto. Conocida por su cultura y sus festivales, esta ciudad de los
alisios de forma inevitable siempre termina atrapando al viajero.
(Ver interesante colección gráfica de
este reportaje en GALERIA DE FOTOS)