LA MAGIA DE CRACOVIA



A orillas del río Vístula, Cracovia, la antigua capital de Polonia, es uno de los lugares más interesantes del mapa turístico europeo. En ella se entrelazan infinidad de leyendas, historia y el modernismo más acentuado.
Aseguran que posee una fuerza mágica, no en balde en ella se encuentra una de las siete piedras sagradas, misteriosas fuentes de energía, situadas en distintas partes del mundo.
Cuna de la cultura polaca, Cracovia ofrece además de la historia, el arte y múltiples atractivos especiales, posibilidades infinitas de diversión y al mismo tiempo descansar y relajarse en rincones naturales realmente de ensueño. Además, festivales y eventos internacionales, teatros, salas de fiestas, cafés, clubes y pubs capaces de satisfacer al visitante más exigente en materia de ocio.

LA TRADICIÓN SIEMPRE VIVA
En Cracovia se cultivan viejas costumbres. Todos los años, en el mes de junio, sale bailando del claustro de las norbertinas hacia la plaza del Mercado el Lajkonik, un caballero ecuestre vestido con un antiguo traje tártaro. Este personaje proviene de los tiempos en que los tártaros asediaron la ciudad. Según la leyenda, durante uno de los ataques, unos balseros entraron clandestinamente en el campo del enemigo y mataron al Khan. Los tártaros terminaron retirándose de las puertas de Cracovia y los vencedores, con uno de los balseros vestido con el traje del Khan, regresaron de forma triunfal a la ciudad.
Para los habitantes de Cracovia resulta muy importante cultivar las tradiciones. Los belenes, por ejemplo, tienen renombre mundial. Elaborados por artesanos, unen las tradiciones decorativas barrocas con motivos populares. Los belenes más interesantes se presentan durante la Navidad en la plaza del Mercado Mayor. Esta plaza, fundada en 1257, tuvo un gran interés comercial, ya que estaba situada en el cruce de las vías comerciales más importantes de la época medieval. Es una plaza de grandes dimensiones (tiene unos 200 metros de largo) y alrededor de ella se alzan las casas que antiguamente pertenecían a los vecinos más acaudalados.
En uno de sus lados se yerguen las dos torres de la basílica de la Asunción de la Virgen María, uno de los monumentos más valiosos del casco viejo de la ciudad. Entre sus joyas de estilo gótico hay que destacar su retablo policromado, que data del siglo XV, obra realizada por el escultor Wit Stwosz. Existe una tradición popular vinculada a esta iglesia y que consiste en que al sonar cada hora se escucha desde la torre el sonido de una trompeta que toca una melodía cuatro veces en dirección a los cuatro puntos cardinales. Esto rememora un acontecimiento que ocurrió en la época en que Cracovia fue invadida por las tropas tártaras. Un soldado desde la torre tocó la trompeta en señal de alarma, pero una flecha enemiga le atravesó y no pudo continuar, sin embargo, gracias a su aviso, la ciudad pudo ser defendida.
En el centro de la plaza del Mercado Mayor está ubicado otro edificio emblemático. Se trata de la Lonja de los Paños, construida en el siglo XIV como centro comercial municipal. El edificio es de estilo gótico y renacentista y actualmente se pueden encontrar en su interior numerosas tiendas de artesanía polaca.
Cracovia también destacó por su actividad universitaria, por ello es recomendable visitar el Collegium Maius, del siglo XIV, que pertenece a una de las universidades más prestigiosas del país, la universidad Jaguellónica, fundada en 1364. En la parte vieja se pueden encontrar rincones y calles llenas de encanto. Una de ellas es la calle Kanoniczna, que alberga edificios construidos entre los siglos XIV y XVIII.
El casco viejo no está protegido actualmente por las murallas defensivas de antaño, en su lugar se puede disfrutar de un extenso parque de cuatro kilómetros llamado Planty, que rodea la parte antigua de la ciudad. De las fortificaciones únicamente ha quedado en pie la Puerta de San Florián, que inicia la Ruta Real hacia el Castillo (Wawel). También se ha conservado una torre del siglo XV llamada Barbacana, que es uno de los mejores ejemplos de arquitectura gótica defensiva de Europa.
Merece una visita ineludible el museo Czartoryski, en el cual destaca, entre otros muchos, el famoso cuadro de Leonardo Da Vinci La dama del armiño, el cual representa a Cecilia Gallerani, la amante del príncipe milanés Ludovico Sforza.

LA COLINA REAL Y LA CIUDAD JUDÍA
El castillo de Wawel, residencia de los reyes y obispos polacos, está situado en una colina de roca calcárea a orillas del Vístula. En él se pueden admirar las Cámaras Reales con tapices de Flandes de los siglos XVI y XVII, así como el Tesoro de la Corona, que contiene, entre otros, la espada que se utilizaba en la ceremonia de la coronación durante el siglo XIII. En la catedral de este castillo se celebraron las principales ceremonias religiosas y reales. En la cripta se encuentran los sepulcros de casi todos los monarcas polacos.
Kazimierz es hoy uno de los barrios de Cracovia. Fue fundado en el siglo XIV por el rey Casimiro el Grande, convirtiéndose en una ciudad autónoma, en la que durante casi cinco siglos coexistieron cristianos y judíos. Estos llegaron a Kazimierz a finales del siglo XV. En el centro se encuentra la calle Szeroka, con cafés y restaurantes judíos, así como la Sinagoga Vieja, la más antigua de las que se han conservado, y que está considerada como una de las más bellas sinagogas europeas. En su interior hay una exposición del Museo Etnográfico titulada Historia y cultura de los judíos de Cracovia.

LA REGIÓN DE MALOPOLSKA
A pocos kilómetros de Cracovia se encuentran numerosos lugares que merece la pena visitar. Uno de ellos es Wieliczka, famosa por su mina de sal gema, la más antigua del continente europeo. Durante casi mil años fueron extraídos más de 25 millones de toneladas de sal. La mina sigue funcionando. En sus cámaras hay un sanatorio debido al microclima existente en el lugar. En las salas subterráneas se celebran conferencias y conciertos, funcionando también un restaurante. Una parte de esta mina fue transformada en museo de objetos históricos del siglo XI. Asimismo, hay numerosas esculturas y capillas talladas en roca de sal gema. Llama especialmente la atención la iglesia subterránea del siglo XVII, en la cual todo está hecho de sal, incluso las arañas que cuelgan del techo y la figura de su patrona, Santa Cunegunda.
También hay que citar como interesante el valle de Pradnik, que pertenece al Parque Nacional de Ojców, el cual se caracteriza porque tiene un paisaje muy pintoresco, producido por el efecto de la erosión del agua en la roca. Dentro del parque hay dos castillos: uno gótico, el de Ojców, y otro renacentista, el de Pieskowa Skala.
A tan sólo 35 kilómetros se encuentran las montañas de Beskidy, y a un centenar de kilómetros los Tatra, con su centro turístico en Zakopane, la capital invernal polaca, aunque en realidad se puede visitar en todas las estaciones.
Los Tatra son las únicas montañas en Polonia que tienen un carácter alpino con sus cautivadores picos rocosos, sus valles que esconden lagunas glaciares y una vegetación única. Fascina a los visitantes la naturaleza de los Tatra, un lugar ideal para hacer turismo de aventura.

NOWY SACZ,  TARNÓW Y WADOWICE
Nowy Sacz es una ciudad de desarrollo dinámico ubicada en la extensa cuenca entre las montañas donde se cruzan los ríos Dunajec y Kamienica, y entre las cuales se encuentran los restos del castillo y la ciudad vieja.
El monumento más antiguo es la colegiata gótica de Santa Margarita, de finales del siglo XV y principios del XVI. Otras construcciones históricas son la Casa Gótica, ayuntamiento clasicista, fragmentos de las murallas defensivas del siglo XIV y las casas de vecindad eclécticas y secesionistas en el llamado Suburbio Húngaro.
En los alrededores vale la pena ver la casa señorial en Wieloglowy, la iglesia de madera en Ptaszkowa, la sinagoga de madera en Bogusza, así como la iglesia de madera y la sinagoga de piedra en Labowa.
Por lo que se refiere a Tarnów, la segunda ciudad más grande de la región, resulta muy interesante por la oportunidad que tiene el visitante de encontrar en ella muchas culturas.
Los monumentos más valiosos de Tarnów surgieron en el siglo XVI durante el florecimiento de la ciudad. El conjunto de laúdes de los dueños de la ciudad (familias Tarnowscy y Ostrogscy), ubicado en la catedral del siglo XV. El ayuntamiento gótico y renacentista está rematado con el ático con mascarones, mientras que las edificaciones del casco antiguo decoran las casas de vecindad renacentistas.
Tarnów fue durante cientos de años uno de los centros judíos más grandes de la región de Cracovia.
Lo que resulta interesante de ver en los alrededores de esta ciudad es la llamada “villa pintada” de Zalipie, las iglesias de madera en Zawada y Skrzyszów y los cementerios militares de la Primera Guerra Mundial.
Por su parte, Wadowice es conocida por ser la ciudad donde vivía la familia del Papa Juan Pablo II que se encuentra en la llamada Ruta de Karol Wojtyla. El que sería Papa en Roma nació en una modesta y pequeña casa de vecindad, que actualmente alberga un museo de la familia.
En la vecindad de la casa papal, en el edificio de principios del siglo XIX tiene su sede el Museo Municipal. La calle Koscielna lleva al mercado de Wadowice (plaza de Juan Pablo II). En la esquina de la calle con la plaza se encuentra la Basílica del Ofrecimiento de la Santísima Virgen María, de estilo barroco tardío del siglo XVIII. La iglesia se conoce curiosamente por ser donde fue bautizado el que con los años llegaría a ser Papa. En realidad, existen pocos lugares en esta población que no estén vinculados con Juan Pablo II.
Una atención especial merecen también: el santuario de la Pasión de Jesucristo y de la Virgen María en Kalwaria Zebrzydowska, inscrito en la lista de monumentos de la UNESCO, y el castillo renacentista en Sucha Beskidzka.
A unos sesenta kilómetros al oeste de Cracovia se encuentra Osviecim. El nombre en alemán de esta población es Auschwitz, cuya sola mención trae de inmediato el horroroso recuerdo de los campos de concentración nazi, donde murieron entre 1940 y 1945 más de dos millones y medio de prisioneros, la mayoría judíos.
En memoria de todos cuantos fueron exterminados por el régimen nazi en los dos campos de concentración de Auschwitz-Birkenau, después de la guerra las autoridades polacas convirtieron el lugar en un museo. Es un lugar que aún rezuma el horror que allí se vivió y que, sin duda, merece visitarse y recorrerlo en silencio, para de esta forma no olvidar jamás. El museo constituye, sin duda, una advertencia para las futuras generaciones.
Gracias a una geografía extremadamente diversa, toda la región de Malopolska y su capital Cracovia, garantizan que cada visitante encontrará algo que le interese. Rutas turísticas, extraordinarios Parques Nacionales, rutas de laberintos subterráneos, balnearios, castillos, un abanico extraordinario de edificios de madera, palacios, monasterios y, muy especialmente, santuarios y lugares de culto religioso. Todo un legado cultural que habla por sí sólo de un esplendor con muchos siglos de historia.

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