F I N L A N D I A



                             VIAJE AL -SOL DE MEDIANOCHE-         
Las más lejanas tierras del viejo continente, donde el severo frío invernal contrasta con la placidez del estío, tienen múltiples alicientes que cautivan a los amantes de la naturaleza.
Extensos bosques, tundras, grandes lagos, ríos de aguas cristalinas, el fascinante “sol de medianoche”… Un paraíso de idílicos paisajes configurando la más bella geografía. En el extremo norte de Europa, Finlandia es uno de los países menos conocidos y, a la vez, más atractivos para el viajero.
El hecho de contar con una de las mayores superficies del continente europeo (aproximadamente 340.000 kilómetros cuadrados) y una población que se mantiene alrededor de los cinco millones de habitantes, significa que goza de inmensos espacios libres, reservas y áreas protegidas donde se puede vivir sin agobios en plena naturaleza.
En el país existen tres zonas bien diferenciadas: la costa y las islas del sur; los lagos en la parte central y finalmente Laponia, la región de los bosques del norte.
La costa se extiende a lo lago de 4.600 kilómetros, encontrándose en el suroeste uno de los archipiélagos más espectaculares del mundo. Viajar desde la capital sueca de Estocolmo hasta Turku, la segunda ciudad más importante de Finlandia, a través del mar Báltico y cruzando por la región autónoma de Aland, en medio de un laberinto de islotes con algunos pueblos realmente pintorescos, supone, sin duda alguna, una fantástica experiencia.
Los lagos, muy característicos en la geografía finlandesa, en su mayoría están unidos a través de ríos y canales por los que se deslizan embarcaciones que comunican ciudades y pequeñas aldeas. Es en esta zona donde existen muchas cabañas que son utilizadas por los propios nativos y `por un número cada vez mayor de turistas extranjeros que deciden pasar sus vacaciones en este paraíso acuático rodeado de un entorno natural.
Más al norte de los lagos es donde se encuentra la región de los bosques, una de las áreas más salvajes de toda Europa, montañosa, con profusión de ríos y donde la vida animal es rica y abundante (osos, lobos, linces e infinidad de especies de aves).
La región de Laponia, que ocupa una tercera parte del país, es un punto y aparte, algo completamente distinto e incomparable, donde el sol es eterno en verano, la vista se pierde en la inmensidad del horizonte y la tierra en la que los saami o lapones y los renos son los únicos pobladores.

HELSINKI : UNA CIUDAD POR DESCUBRIR
Constituida en capital al filo de 1812, Helsinki tenía entonces cuatro mil habitantes. A principios del siglo pasado alcanzó los 79.000, superándose el medio millón en la actualidad. Como puede observarse, lejos aún de la saturación de la mayoría de las urbes europeas.
En la planificación de su desarrollo se procuró hacer de ella un conjunto equilibrado y funcional con diferentes centros residenciales, combinando las ventajas de la vida urbana con la tranquilidad propia del ambiente rural. No es pues de extrañar que esta “hija del Báltico”, como se la denomina, la cual surge sobre sólidas rocas de granito, sea una ciudad sencilla y agradable en la que el visitante acostumbra a encontrarse muy a gusto.
Por lo general, las ciudades cambian con las estaciones, y Helsinki en otoño ofrece una imagen muy especial. Es en esa época del año cuando la luz se oculta sobre el mar, al tiempo que ilumina con destellos los cielos del norte.
A medida que se aproxima el invierno, el aire se vuelve más limpio y transparente e invita al paseo, porque es andando como se descubren los secretos de esta ciudad con un encanto realmente singular.
La catedral luterana, el palacio del Gobierno y la universidad de estilo neo-clásico, junto con los edificios que rodean la plaza del Senado, los cuales forman uno de los conjuntos arquitectónicos más bellos de la ciudad, son puntos de cita ineludible.
En las cercanías de todos ellos se ubica la catedral ortodoxa de Uspenski, un edificio de ladrillo de estilo bizantino. Otra visita puede llevar hasta el Parlamento y también a la casa de Finlandia, un palacio de congresos de gran magnitud, sin olvidar infinidad de museos donde se encuentran auténticas joyas de arte, arquitectura, fotografía, y un largo etcétera.
Los amantes de la música tienen en Helsinki un mundo de posibilidades, no en balde a lo largo del año se desarrollan múltiples actividades que van desde conciertos y ballet hasta la ópera.
Posiblemente el lugar más concurrido, tanto por los propios finlandeses como por los turistas, es el mercado que está situado en las inmediaciones del puerto. Es en este punto donde se puede comprar fruta, pescado, artesanía, flores… aunque realmente, uno de los grandes placeres sea simplemente el de contemplar el continuo ir y venir de las gentes. Todo un espectáculo multicolor.
Muy cerca de este mercado se halla Esplanadi, una gran avenida repleta de tiendas de diseño y arte. Una tentación para realizar compras.
Y a la hora e descansar, nada mejor que efectuar una visita al café Kappeli, con sus más de cien años de antigüedad. Una delicia que transporta a través del tiempo.

REMOTA Y LEGENDARIA LAPONIA
Situada más allá del Círculo Polar Ártico, el último reducto salvaje del continente europeo con grandes praderas, solitarios lagos y torrentes. Una tierra donde la naturaleza se muestra exuberante, plagada de viejas leyendas y descubierta al turismo hace apenas un siglo, Laponia, tiene un exotismo que subyuga de inmediato al visitante.
En esta región del norte de Finlandia, en las prolongadas jornadas de verano cuando el día y la noche se confunden (de mediados de mayo a finales de julio), se produce el singular fenómeno del “sol de medianoche”. Más adelante, ya en otoño y con nieve, el verde se transforma en amarillo, ocre y rojo, adquiriendo todo una nueva fisonomía igualmente fascinante. Después de un duro invierno, con la llegada de la primavera renace la vida, se producen los deshielos y todo el entorno natural alcanza una inusitada belleza.
Los lapones, habitantes de las regiones más septentrionales de nuestro continente, se debaten entre la civilización actual y sus más remotas costumbres. Los que viven en las montañas y se dedican a cuidar sus rebaños de renos, se mueven a tenor de las migraciones de éstos, refugiándose en los valles del frío invernal. Aquellos que habitan primordialmente en los bosques y cerca de los ríos, cazan renos salvajes y se sirven de ellos para el transporte, forman poblados y, por lo general, son más estables. Los que viven en la costa del Ártico son más sedentarios, cazan, venden pieles y se dedican a la agricultura e intercambian piezas cobradas por alimentos y utensilios de su necesidad.
Los lapones más modernizados que viven en núcleos de mayor población, usan moto-nieves para desplazarse a hacer sus compras o para su ocio y tienen otro tipo de vida. Todos ellos (quedan apenas unos 30.000) son conscientes de la importancia de su lengua y cultura, comprendiendo la necesidad de salvaguardar su herencia histórica.
En líneas generales, Finlandia, pese a lo que suele creerse, no es una tierra fría e inhóspita. El clima es soleado en verano y las temperaturas pueden llegar hasta los 20-22 grados, mientras en el resto del año y salvo en el norte, el frío puede ser muy similar al de Centroeuropa.
Las grandes comunicaciones han acortado las distancias, Helsinki no está tan lejos. Los hoteles son de gran categoría, el nivel de vida es elevado, la gastronomía muy variada y exquisita, y el visitante suele encontrar infinidad de ofertas de todo tipo.
Vale la pena, de verdad, viajar a Finlandia, en el extremo norte de Europa.

(Ver interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)