EN LA RUTA DEL -CAMINO DEL CID-
Situada
en la encrucijada de tres antiguos reinos peninsulares, la capital de la
comarca de -Els Ports-, en la provincia de Castellón, geográficamente forma
parte de las últimas estribaciones del Sistema Ibérico, en medio de un agreste
paisaje con cultivos de secano y bosques de pinos y carrascas.
Con
una interesante artesanía textil y no menos preciada gastronomía, además de rica
en fiestas y folklore, Morella muestra con orgullo las murallas y el
impresionante castillo que la convirtieron en un bastión inexpugnable, amén de
una serie de vestigios de incalculable valor que hablan inequívocamente sobre
su protagonismo durante muchos siglos en los que llegaron a escribirse en estas
tierras algunas de las más atormentadas páginas de nuestra historia.
El
Cid Campeador recorrió la comarca en numerosas ocasiones, pero no llegó a
conquistar el castillo de Morella, convertido hoy en vértice de la ciudad
amurallada, uno de los conjuntos histórico-artísticos más destacados de la
geografía cidiana.
A
medida que el viajero se aproxima, ya sea procedente de Castellón, de Zaragoza
o Alcañiz a través del Maestrazgo, de Teruel por Cantavieja y La Iglesuela, o
bien desde Vinaroz en el litoral mediterráneo, experimenta una extraña
sensación, como una ansiedad incontenible que sólo queda satisfecha cuando,
tras los últimos recodos de la carretera, ante su vista y en una excepcional
panorámica aparece el colosal peñasco, dominando el castillo y, a su alrededor,
en las mismas laderas de la montaña, todas las edificaciones de la ciudad como
si tratasen de agruparse en torno a la cima, protegidas por la gran muralla de
2.500 metros de longitud. Una auténtica plaza fuerte con catorce torres de
defensa y seis puertas de entrada, de ahí su importancia estratégica en otras
épocas.
Al
llegar a sus inmediaciones y penetrar en la ciudadela fortificada, comienza
para el visitante un denso recorrido a través de la historia de la que Morella
fue escenario de privilegio.
DE LA PREHISTORIA A LAS GUERRAS
CARLISTAS
Restos
pertenecientes al Neolítico y Edad de Bronce (2200-900 a.J.C.) denotan la
existencia de algunos núcleos poblados en las proximidades, estableciéndose el
actual emplazamiento de Morella con la llegada de los celtas, y más
concretamente de la tribu de los beribraces.
Griegos,
cartagineses y romanos estuvieron también vinculados al desarrollo de estas
tierras, hasta que al filo del año 714 fueron ocupadas por los musulmanes. Más
de quinientos años duró la pugna con los árabes, siendo Rodrigo Díaz de Vivar,
Alfonso I el Batallador, el noble Blasco de Alagón, Ramón Berenguer IV, conde
de Barcelona y Jaime I el Conquistador, los personajes de mayor relieve y
decisiva intervención.
La
comarca que había sido un auténtico campo de batalla, quedó abandonada, no
obstante, la promesa hecha por Jaime I de entregar tierras a quienes volvieran
a repoblarla, hizo posible que hasta el lugar llegaran gentes de muchos
confines, incluso judíos conversos, merced a los cuales se restableció el
comercio y también algunos oficios como la alfarería, la orfebrería, etc.
Morella
tuvo una importante participación en las guerras de Aragón y Castilla (1359),
jugó un papel decisivo en la lucha entre los pretendientes a la Corona de
Aragón que culminó con el Compromiso de Caspe (1412), intervino también en las
guerras de Germanías (1520-1522), así como en las guerras de Sucesión Española,
Independencia, Realista y Carlistas. Todo un compendio de protagonismo
histórico.
MONUMENTOS RELIGIOSOS
La
Basílica Arciprestal de Santa María la Mayor es un hito poco menos que obligado
para los amantes del arte. De estilo gótico de finales del siglo XIII, reúne en
una misma fachada la Puerta de los Apóstoles y la de las Vírgenes. Una vez en
el interior destaca su magnífico coro, en cuya parte posterior se puede ver
esculpido en forma de friso el Pórtico de la Gloria. La singular escalera de
caracol por la que se sube al coro, todo el altar mayor, sus tres rosetones con
vidrieras originales de la escuela valenciana del siglo XIV, el cuadro de
Nuestra Señora del Sufragio (siglo XVII) y el órgano de Francisco Turull, son
algunas de sus joyas.
En
junio de 1700 el papa Inocencio XII expidió una bula concediendo a esta iglesia
arciprestal de Morella el privilegio de incorporarse a la Basílica de San Juan
de Letrán en Roma, con todas las gracias y mercedes otorgadas por sus
predecesores a ésta basílica y a su cabildo.
Destaca
también la que fue iglesia de San Nicolás, la única de estilo mozárabe que tuvo
Morella antes de la Reconquista, convertida posteriormente en sala de
exposiciones.
Otros
dos enclaves religiosos de singular importancia son las iglesias de San Juan y
San Miguel.
Con
respecto al convento de San Francisco cabe decir que su construcción data de
1272, terminándose primero las estancias, refectorio y claustros. Con
posterioridad se construyó la iglesia: al principio usaban los frailes una
capilla dedicada a San Vicente Mártir, iniciando (muy posiblemente en 1272),
una iglesia más grande, comenzando por el atrio de acceso, con tres arcos
ojivales con marcas de cantero y avanzando hacia el ábside en un edificio de
una sola nave sin crucero, con capillas laterales, toda ella en piedra con
grandes arcos torales apuntados y bóveda en el ábside de crucería sencilla. Es
un claro ejemplo de gótico catalán-valenciano.
Lo
más significativo del conjunto es la sala Capitular, donde hay una pintura al
fresco en el que se representa la Danza de la Muerte del siglo XV.
Desde
el claustro del convento se accede a la parte inferior del castillo, aprovechando
los relieves del terreno, foso y murallas naturales.
Merece
especial mención la ermita de Santa Lucía y San Lázaro. Al respecto, la
cofradía de San Lázaro, fundada en 1280, construyó esta ermita en 1286, y tuvo
como principal obligación la asistencia a los leprosos que eran recogidos y
asistidos en esta ermita. El papa Inocencio XII concedió varias indulgencias a
los hermanos de esta cofradía en el año 1700.
El
profesor José Alany, autor del libro Urbanismo
y vida en la Morella medieval (siglos XIII-V) explica que el fraile
Guillermo de Escola fue asesinado en la iglesia de Santa Lucía el 27 de abril
de 1353 a manos del maestro Domingo Prunyonosa, que persiguió al religioso y a
un acompañante hasta el interior del ermitorio, donde le asestó una puñalada
mortal con un compás de maestro constructor. Posteriormente, el asesino se
refugió en la iglesia de Santa María, lugar donde trabajaba, buscando el asilo
eclesiástico. Este hecho fue el que provocó la intervención del propio rey
Pedro III, que no aceptó la mediación de la iglesia como forma de escapar de la
justicia.
Otro
lugar de interés y muy venerado es el santuario de Vallivana, a una veintena de
kilómetros, en el camino de Vinaroz.
MONUMENTOS CIVILES
El
castillo de Morella fue construido aprovechando la roca. Consta de una amplia
plaza de armas, el palacio del gobernador, el aljibe, la llamada torre de la
Pardala, además de prisión, restos de palacios reales, torres del homenaje y
pabellones oficiales. Estancias todas ellas por donde han pasado diferentes
formas de civilización y culturas. Declarado Monumento Histórico-Artístico en
1931.
Asimismo,
destacan las murallas medievales de 2.500 metros de longitud, con una altura de
diez a quince metros y un espesor de dos metros. Aunque su construcción se
inició entre 1324-1330, la mayoría de estas murallas fueron realizadas en
tiempos del rey Pedro IV de Aragón (1336-1387) sobre la base de antiguas
murallas musulmanas del 1084. Todo su perímetro está circunvalado por un paso
de ronda. Cabe destacar las puertas de San Miguel, Morella, San Mateo, Nevera,
Forcall y de los Estudios, así como diferentes torres.
El
acueducto de Santa Lucía es una obra considerable de la ingeniería civil gótica
del siglo XIV, por el que llegaban las aguas de las fuentes de Vinatxos y del Aljub hacia la Font Vella
de la ciudad.
Especial
mención para el edificio del Ayuntamiento, de estilo gótico del siglo XV, así
como interesantes son también las numerosas casas solariegas que se conservan.
El
capítulo de lugares de interés puede cerrarse con las cuevas prehistóricas de
Morella la Vella (pinturas rupestres) que están consideradas Patrimonio de la
Humanidad.
Dada
la vinculación histórica de la localidad con la figura del Cid Campeador,
Morella forma parte de la ruta turística del -Camino del Cid-, precisamente con
el anillo denominado -Anillo de Morella-. Este tramo tiene su epicentro en esta
villa castellonense.
GASTRONOMIA Y FIESTAS POPULARES
Pasear
por las calles de la ciudad evoca, sin duda, la fantasía del visitante y más
aún si coincide con un día de mercado o bien con las celebraciones de alguna
feria.
El
entresijo de sus calles y los monumentos de singular valor arquitectónico que
van descubriéndose a cada paso, son el testimonio de su glorioso pasado.
La
infraestructura hotelera es notable, existiendo infinidad de lugares donde
saborear la reconocida cocina morellana, capaz de satisfacer incluso al gourmet más exigente. Profundamente
rural, esta gastronomía se nutre lógicamente de los productos de la tierra, las
carnes de cordero y cerdo, embutidos, jamones, etc. Se trata de una cocina
medieval con ciertas reminiscencias árabes, en los dulces muy especialmente.
El
recapte, puchero con muchos
ingredientes; las sopas de flan y bunyolets,
patatas al horno con chuletas; les
pilotes de Nadal, el coc en tomata;
el cabrito al horno; la carn metxá o
al tombet; las singulares trufas,
todo un descubrimiento culinario, o bien postres como los mostatxons, panoli o las mantecaes…
La
trufa es tradición e historia y uno de los productos más característicos de la
comarca, aparte de un elemento fundamental de innovación en la cocina
morellana. Todos los restauradores se superan año tras año en las Jornadas de
la Trufa que aquí se celebran. La próxima edición de las Jornadas Gastronómicas
de la Trufa tendrá lugar durante el primer trimestre del 2014.
Si
el viajero pretende conocer de cerca las costumbres morellanas, nada mejor que
hacerlo a través de su abigarrado calendario de tradicionales fiestas, su
folklore y artesanía. Comenzando por San Julián, patrón de la ciudad (el 7 de enero)
y terminando en Navidad, la ciudad tiene un amplio abanico popular en el que
sobresalen las fiestas de San Antonio (también en enero), el vistoso Carnaval; la
Bendición del término en los peirons
y ermitas (Les Primes del 25 de abril
al 10 de julio); la peregrinación al santuario de la Virgen de Vallivana
(primer fin de semana de mayo, excepto en año sexenal); el Corpus Christi; San
Juan (24 de junio), las fiestas de Sant Roc (en agosto); feria agrícola y
ganadera (segundo fin de semana de septiembre).
El
Sexenio es la fiesta por excelencia de Morella. Se celebra cada seis años en
agosto, en honor a la Virgen de Vallivana. Durante el Sexenio, cada día un
gremio (torneros, tejedores, labradores, peregrinos, gitanetes) realiza su danza. El llamado Anuncio se celebra el día
anterior al Sexenio y precisamente sirve para el anuncio de éste.
Al
abandonar Morella, invade una cierta nostalgia por cuanto se deja atrás. Su
indudable importancia histórica, lo hospitalario de sus gentes, muy amantes de
fiestas y tradiciones, sin olvidar los múltiples atractivos que reúne esta
capital de la comarca de -Els Ports-, hacen de la visita algo en verdad
inolvidable.
La
muy noble ciudad de Morella es, sin duda, uno de los puntos turísticos más
interesantes de toda la Comunidad Valenciana.
(Ver interesante colección gráfica de este
reportaje en GALERIA DE FOTOS)