UN PAÍS POR DESCUBRIR
Polonia
es uno de los países geográficamente más extensos de toda Europa. Con amplio
acceso al mar Báltico, se encuentra en el corazón del viejo continente y, desde
hace siglos, está vinculada por fuertes lazos a la cultura de Europa
Occidental.
Su
capital, Varsovia, así como las ciudades más importantes, disponen de una
desarrollada infraestructura de comunicaciones y fascinan a los amantes de la
historia y a aquellos que quieren conocer la herencia cultural de otros
pueblos.
A
pesar de los enormes destrozos causados por la Segunda Guerra Mundial, se han
conservado en Polonia numerosos monumentos históricos de importancia, muchos de
ellos declarados por la UNESCO
como Patrimonio de la Humanidad. Se
trata de los centros históricos de Varsovia, Cracovia, Torun y Zamosc; las
minas de sal de Wieliczka, que siguen en funcionamiento desde hace más de 700
años; el mayor castillo de la orden Teutónica, en Malbork; el conjunto
monástico de los bernardinos de
Kalwaria Zebrzydowska, santuario y famoso lugar de peregrinaciones; las dos
iglesias de la Paz
de Jawor y Swidnica; seis iglesias de madera en el sur de la Polonia Menor, el modernista
Pabellón del Siglo en Wroclaw, el Parque Nacional de Bialowieza, el Campo de
Concentración y Exterminio nazi alemán de Auschwitz-Birkenau… Son tantos y tan
relevantes los puntos de interés, sin olvidar, por supuesto, la riqueza de sus
paisajes impresionantes, así como la variada gastronomía que se ofrece al viajero
en cualquier punto del país.
VARSOVIA : BULLICIOSA Y MULTICOLOR
Warszawa,
la capital, es una ciudad que tiene diferentes rostros, donde la tradición se
entrelaza con la modernidad. Uno de los lugares más característicos del casco
viejo es la plaza del Castillo y la columna del rey Segismundo. Muy cerca, en
la estrecha calle Swietojanska, se levanta la catedral gótica de San Juan, del
siglo XV. Contiene una cripta donde se encuentran los sarcófagos de los
príncipes de Mazovia, así como las tumbas de destacadas personalidades polacas.
La
calle Swietojanska conduce hacia la plaza del Viejo Mercado, donde se puede
disfrutar de las encantadoras fachadas multicolores que la rodean.
La
ciudad vieja fue levantada en el siglo XIV y, tras la Segunda Guerra Mundial, sufrió
daños que afectaron a lugares de incalculable valor histórico. Gracias a la
tenacidad y el trabajo de los varsovianos se logró reconstruir todo el casco
viejo, dando lugar a uno de los centros más entrañables de la ciudad. Fue
precisamente esta labor la reconocida por la UNESCO en 1980, al declarar todo el barrio
Patrimonio de la Humanidad. En
la actualidad se encuentran aquí pintorescos callejones con galerías de arte al
aire libre, donde los pintores exponen y venden sus cuadros. También se puede
disfrutar de este espacio para asistir a conciertos de jazz.
En
uno de los laterales de la plaza se encuentra el Museo Histórico, en el que se
puede conocer como evolucionó la ciudad de Varsovia desde su época más remota
hasta la actualidad.
Atravesando
la Barbacana,
que cierra las antiguas murallas de la ciudad vieja, se llega a la denominada
ciudad nueva, fundada a principios del siglo XV. En ella se pueden visitar tres
iglesias importantes: la de las sacramentinas,
la iglesia barroca de los franciscanos
y la iglesia de la
Visitación de la Santísima
Virgen Maria, considerada como la más antigua de la ciudad.
El
imponente Palacio Real fue reconstruido en la época del último rey de Polonia,
Estanislao Augusto Poniatowski.
PASEANDO POR LA VÍA
REAL
En
la plaza del Castillo comienza la antigua Vía Real. A orillas del río Vístula
se alza la iglesia de Santa Ana, fundada en el siglo XV por la princesa Ana de
Mazovia. Guarda en sus muros diferentes pinturas de estilo rococó y
clasicistas. A su lado se extiende el barrio de Mariensztat, que durante el
siglo XVIII disponía de sus propios derechos y tenía Ayuntamiento propio. Muy
cerca se ubica la Casa
de la Polonia
en el extranjero, donde trabajó la famosa Premio Nóbel en Física y Química Maria
Sklodowska-Curie antes de trasladarse a Francia.
En
la calle Krakowskie Przedmiescie está el Palacio de los Radziwill, actualmente
residencia del Presidente de la República.
Un poco más lejos, donde hoy está la universidad, se
encuentra el Palacio Kazimierzowski, la primera residencia veraniega del rey
Ladislao IV y luego sede de la
Escuela de Caballería. Frente a la universidad, en el palacio
de los Czapski, se halla la casa de los padres de Federico Chopin. El palacio
alberga la Academia
de Bellas Artes.
En
la calle Nowy Swiat se puede disfrutar de las tiendas más elegantes de Varsovia
y de sus famosos cafés, donde pueden probarse los exquisitos buñuelos (paczki)
de la pastelería Blikle, que tanto gustaron al general francés Charles De
Gaulle.
En
la plaza de las Tres Cruces comienza la avenida Aleje Ujazdowskie y los parques
cercanos, que son un verdadero oasis en el centro de la ciudad: el Jardín
Botánico y el de Lazienki, un magnífico complejo de parques y palacios. Dentro
del edificio del antiguo Invernadero se ha conservado un teatro del siglo
XVIII, único en Europa, con originales interiores y pinturas.
La
Vía Real termina en
Wilanów, residencia veraniega del rey Juan III Sobieski. Un palacio barroco,
rodeado de un parque histórico, el cual ha conservado colecciones de arte y una
original forma arquitectónica.
Según
la opinión de muchos, el color que mejor le sienta a Varsovia es el verde, dado
que una cuarta parte de su superficie son zonas verdes: parques, pequeñas
plazas ajardinadas y jardines.
Un
complemento de los parques históricos que constituyen el entorno de las
residencias reales y de magnates, tales como el Jardín Saski, Lazienki o
Wilanów, adoptando soluciones modernas, y cuyo ejemplo puede ser el jardín en
el tejado de la biblioteca universitaria. En Varsovia hay entre diez y veinte
parques naturales, y es también una de las pocas ciudades del mundo que puede
estar orgullosa de los bosques que existen dentro de sus límites urbanos. El
Parque Nacional Kampinoski es el único parque reconocido por la Reserva Mundial
de Biosfera.
En
los alrededores de Varsovia, merece la pena visitar la casa-museo de Federico
Chopin en Zelazowa Wola, donde en verano se ofrecen conciertos. En la localidad
cercana de Nieborów, rodeada de un pintoresco parque, se ubica la residencia de
la famosa familia Radziwill. Asimismo, quien esté interesado en ver las huellas
del modernismo en Polonia debe visitar la ciudad de Lodz, donde se conserva la
arquitectura del siglo XIX. Lodz también es conocida como la ciudad de los pubs y clubes que se encuentran a lo
largo de la calle Piotrkowska.
POZNAN : CUNA DE POLONIA
Esta
legendaria ciudad ubicada al oeste de la capital, es famosa en el mundo como
importante centro de ferias internacionales, uno de los más antiguos de Europa.
Desde
una terraza del rascacielos de la
Academia de Economía, situada a una altura de ochenta metros,
se puede observar un panorama fantástico de la parte más antigua de la ciudad:
Ostrow Tumski, donde está la catedral y donde antaño se encontraba el castillo
del príncipe Mieszko I y de su hijo Boleslaw Chrobry, primer rey de Polonia,
coronado en 1025. Sus sarcófagos se hallan en la Capilla de Oro de la
catedral.
En
el Museo Archidiocesano, junto a los cálices y custodias de las iglesias de la Polonia Mayor, se encuentra el
único cuadro de Van Dyck que hay en el país.
La
iglesia más bella de la ciudad es la de San Estanislao, que es a la vez uno de
los edificios más misteriosos de Poznan. Parte de sus sótanos todavía no han
sido explorados. Se cuenta que en dichos sótanos fueron escondidas las cajas
que contenían dibujos de los más destacados pintores polacos, adquiridos poco
antes de que estallara la Segunda Guerra
Mundial.
El
edificio renacentista del Ayuntamiento fue hasta el año 1939 la sede de las
autoridades de la ciudad. Actualmente se halla ubicado el Museo de Historia.
A
las 12 en punto, en la torre del Ayuntamiento, situado en el centro de la
antigua Plaza del Mercado, curiosamente se golpean con sus cuernos dos cabritos
de metal. Las fachadas de las mansiones que rodean esta antigua plaza presentan
hoy un predominio de elementos renacentistas y barrocos. Muy cerca se halla el
Museo de Instrumentos Musicales, con piezas procedentes de todo el mundo.
Otras
dos ciudades del norte del país que merecen ser visitadas son Torun y Szczecin.
GDANSK : A ORILLAS DEL BÁLTICO
La
ciudad Triple (Trójmiasto) forma un raro conglomerado que se extiende a orillas
de la bahía de Gdansk y constituye una de las mayores atracciones turísticas de
Polonia. Cada una de las ciudades que la componen tienen su propio estilo:
Gdansk goza del renombre de una ciudad milenaria, famosa por haber formado
parte del sistema de comercio hanseático en el Báltico; Sopot es un lugar para
divertirse y gastar dinero, y Gdynia es el símbolo de la capacidad económica de
los polacos, que al recuperar su libertad en 1918, tras un siglo y medio de
reparto del país, en menos de diez años lograron construir aquí uno de los
mayores puertos del Báltico.
La
historia de estas tres ciudades constituye un elemento importante de la
conciencia de un polaco contemporáneo: aquí tuvieron lugar las huelgas de 1970,
1980 y 1988 que iniciaron la caída del sistema comunista. En 1980 Lech Walesa
dirigió una huelga en los astilleros de Gdansk, que se convirtió en cuna del
movimiento social “Solidaridad”. El líder sindical sería más tarde elegido
presidente de Polonia y laureado con el Premio Nóbel de la Paz.
Visitar
estas tres ciudades es bastante fácil, dado que este conglomerado urbanístico
se asemeja a un collar de corales, cuyo hilo de unión es una avenida que enlaza
Gdansk con Gdynia. Los placeres de la vida en la ciudad y el medio ambiente,
están vinculados de forma armoniosa. Las costas son de muy diverso carácter:
las playas arenosas de Sopot y Gdansk, así como las orillas de la bahía de
Puck, contrastan con las costas rocosas de Rediowo y Oksywie. La isla de
Sobieszewska, en la desembocadura del Vístula, maravilla por la exuberancia de
su flora y fauna.
Una
aventura en el Báltico puede comenzar visitando una de las playas de Stogi,
Bzézno o Sopot. Una atracción más de la costa son los muelles. El mayor y más
antiguo de ellos es el de Sopot. Paseando por este lugar, el visitante puede
adentrarse más de medio kilómetro en el mar. Desde el Muelle Largo de Gdansk,
el muelle de Sopot o el puerto de Gdynia se puede iniciar un recorrido marítimo
muy interesante. La mayoría de estas excursiones se dirigen hacia Hel, un
pintoresco puerto pesquero situado al otro lado de la bahía de Gdansk.
IMPORTANTE HERENCIA CULTURAL
Muy
a pesar de las grandes destrucciones bélicas que sufrieron estas tres ciudades,
su herencia cultural es realmente impresionante.
La Ciudad
Vieja de Gdansk es un claro ejemplo de ciudad
perteneciente al sistema comercial del Báltico que constituía la denominada
Liga Hanseática. Estrechas y altas fachadas de mansiones manieristas continúan
en pie a lo largo de las calles que en el pasado fueron centro de comercio y
hoy atraen a los turistas gracias a su pintoresco aspecto. En verano y en otoño
las calles están llenas de gente. En agosto el visitante suele verse atraído
especialmente por la Feria
de Santo Domingo.
Para
sentir el auténtico ambiente de la antigua ciudad de Gdansk hay que pasear por
la calle Diuga (Larga) y la calle Dlugi Targ (Mercado Largo), cerradas por dos
impresionantes puertas: la
Puerta de Oro y la Puerta
Verde.
En
Dlugi Targ se puede ver la
Fuente de Neptuno, y tras ella la mansión La Corte del Rey Arturo (Dwór
Artusa), en otro tiempo el edificio más importante de la ciudad, donde se
centraba la vida política y mundana de los comerciantes. Cerca de aquí se
encuentra el Ayuntamiento gótico de la Ciudad
Vieja. En su interior hay un museo donde se pueden ver los
muebles de estilo Gdansk y en la torre hay una terraza desde la cual el
visitante puede admirar el panorama de toda la ciudad.
Desde
Dlugi Targ, pasando bajo las arcadas de la Puerta Verde, se llega a la Dlugie Pobrzeze (Muelle Largo),
un fragmento del viejo puerto de Gdansk con la característica Zuraw
(Puertagrúa). Antiguamente fue un lugar importante de descarga, aunque en la
actualidad es sólo una atracción turística. No lejos de aquí se halla la Puerta de Santa María,
donde comienza la calle Mariacka, un empedrado callejón estrecho y lleno de
misterio. En su eje se yergue la enorme Basílica de Santa María, el templo
gótico de ladrillo más grande de toda Europa.
El
Museo Nacional tiene una colección de pintura y artesanía antigua. El cuadro
más famoso es El Juicio Final de Hans
Memling. La vida de los habitantes de Gdansk ilustran las exposiciones del
Museo de Historia de la ciudad. La mansión La Corte del Rey Arturo alberga la curiosa estufa de
azulejos más grande de Europa. También es digna de ver la Casa de Uphagen, donde se
puede admirar la riqueza de los antiguos patricios de Gdansk.
En
Wrzeszcz reina un ambiente decimonónico. En este paraje se pueden ver casas de
estilo ecléctico, entremezcladas con residencias de estilo modernista. Merece
la pena observar los edificios de una cervecería del siglo XIX y las casas que
constituyen un antiguo barrio obrero. Es el ambiente descrito por Günter Grass,
Premio Nóbel de Literatura, quien precisamente nació y pasó su primera juventud
aquí.
Oliwa
es famosa por su catedral, con un órgano de estilo rococó; en verano se
organiza aquí el Festival Internacional de Música de Órgano.
UN VIAJE A LA EDAD
MEDIA
El
visitante que guste de las excursiones de varios días puede ir de Gdansk a
Malbork, donde se halla un enorme conjunto de fortaleza-castillo gótico,
declarado Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO.
La fortaleza fue residencia del Gran Maestre de la Orden Teutónica. En este lugar
se organizan espectáculos de luz y sonido, así como torneos medievales, muy
interesantes para quienes no se quedan satisfechos con ver las colecciones de
armas en los museos.
Un
apartado muy especial en cualquier viaje es el de la gastronomía. Esta zona del
litoral polaco es famosa por su pescado. El Mercado del Pescado de Gdynia
ofrece todos los tesoros del mar. Aquí se pueden encontrar en abundancia
arenques, bacalaos, salmones, anguilas, rodaballos, etc. que las amas de casa
de esta región saben preparar de forma excelente.
En
Hel se celebra anualmente un concurso de preparación del plato más interesante
de arenque.
En
Gdansk se producía hace siglos una cerveza que fue famosa en toda Europa. Otras
especialidades locales son el Goldwasser, un licor transparente de hierbas con
pequeños trozos de oro, la
Piolunówka, una nueva versión del abisintio, y la Dzika Pszczola (Abeja Salvaje),
vodka de miel con plantas silvestres.
Un
buen recuerdo que el visitante puede llevarse de Gdansk es el ámbar, resina
fósil petrificada que el mar arroja a las playas. Si resulta difícil
encontrarla en la arena, siempre puede comprarse en numerosas tiendas
especializadas. El ámbar se recoge en la costa del Báltico desde el siglo I
antes de nuestra Era. En la época del Imperio romano, los comerciantes que
procedían del Mediterráneo llegaban hasta aquí para comprarlo. En el castillo
de Malbork, en una exposición titulada La
historia del ámbar, se presentan magníficos objetos de joyería fabricados
con ámbar.
WROCLAW : CRUCE DE CULTURAS
Esta
ciudad fue llamada “la flor sagrada de Europa, verdadera joya entre las
ciudades”. Siempre fue objeto de deseo y pasó de mano en mano. Perteneció a
polacos, checos, austriacos, húngaros y alemanes. En ella vivieron valones,
judíos, italianos y rusos. Pueblos, confesiones y culturas que, con el paso del
tiempo, se entremezclaron con un resultado beneficioso para la ciudad.
Wroclaw
está situada en el centro de la llanura de Silesia, en un lugar donde el río
Óder se divide en dos brazos, creando doce islas e islotes, de ahí que las
orillas de la ciudad estén unidas por más de un centenar de puentes. A bordo de
una embarcación, Wroclaw parece una ciudad colocada sobre el agua.
La Plaza del Mercado
es el corazón de Wroclaw. Como hace siglos, aquí tienen su sede los más grandes
bancos, elegantes tiendas y famosos restaurantes. Esta plaza fue fundada en el
cruce de importantes rutas de transporte que iban desde el sur al norte y del
occidente de Europa hacia Oriente. Sus habitantes se enriquecieron con el
comercio internacional al tiempo que la ciudad también creció con el flujo del
dinero procedente de los impuestos a las arcas municipales.
Wroclaw,
que en el siglo XIV contaba con una población de más de veinte mil habitantes,
era en aquella época una de las mayores urbes de Europa. En 1387 se convirtió
en ciudad miembro de la Liga Hanseática,
la federación comercial más importante, a la que pertenecían ciudades de la
zona norte de Alemania, algunas situadas a orillas del Rin y otras bajo el
dominio de la Orden Teutónica,
así como varias ciudades suecas y polacas, que monopolizaron el comercio del
norte del continente, convirtiéndose en un verdadero poder político.
Wroclaw
era visitada no sólo con motivo de hacer negocios. Hasta ella llegaban reyes,
emperadores y presidentes. Vivían en las mansiones de la Plaza del Mercado: Pod
Zlotym Sloncem (Bajo el Sol de Oro), Pod Siedmioma Elektorami (Bajo los Siete
Electores) y Pod Blekitnym Sloncem (Bajo el Sol Azul). Recibían allí a sus
vasallos, llevaban a cabo negociaciones políticas o pedían préstamos a las
arcas municipales. En la actualidad, sus antiguas residencias son las mansiones
más bellas de la Plaza
del Mercado, en tanto que el edificio del Ayuntamiento está considerado como
una perla de la arquitectura burguesa del estilo gótico-renacentista.
En
la fachada sur del edificio del Ayuntamiento puede verse la puerta que conduce
al Sótano de Swidnica, la cervecería más famosa de la ciudad, la cual data del
siglo XIV. Existe un dicho popular que asegura que “quien no conoce Swidnica,
no conoce Wroclaw”.
Al
igual que sucedía en otros tiempos, la
Plaza del Mercado sigue siendo un lugar de encuentro por
excelencia. Ello es debido a la gran cantidad de restaurantes, cafeterías, pubs y clubes que en ella se concentran.
A LA SOMBRA DE
LA CATEDRAL
Ostrów
Tumski, lejos del bullicio de la ciudad, es la terra sancta de Wroclaw. Para llegar hasta allí hay que cruzar el
puente Tumski, que en otros tiempos constituía la frontera de la jurisdicción
eclesiástica. Aquí pueden verse edificios religiosos monumentales: una
impresionante iglesia gótica, las casas de los clérigos y el palacio
arzobispal. Desde la terraza de la torre de la catedral se puede admirar el
panorama de las esbeltas torres de las iglesias y las azules aguas del Óder con
sus islotes.
Al
anochecer, cuando se encienden las farolas de gas y los reflectores iluminan
los más bellos elementos arquitectónicos, Ostrów parece un lugar inmerso en un
fantástico cuento de hadas.
Los
amantes del modernismo quedarán impresionados por el Pabellón del Siglo, que en
el año en que fue levantado (1913) constituía la mayor construcción de hormigón
armado del mundo. En los últimos años ha sido declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Muy
interesante la visita a los castillos próximos. En una hora y media se puede
llegar desde Wroclaw al castillo de Ksiaz, que cuenta con más de 400 cámaras.
Fue construido en el siglo XIII, siendo ampliado en épocas posteriores. Está
rodeado de terrazas con jardines.
Un
poco más cerca, a sólo una decena de kilómetros y en dirección este, en la
aldea de Wojnowice, se alza un castillo sobre una isla, único en Polonia.
Wroclaw
es una ciudad donde la cultura desempeña un papel fundamental en la vida de sus
habitantes.
CZESTOCHOWA
Es
una ciudad industrial del sur del país, al norte de Katowice. Las dos calles
principales forman una cruz. En una de estas calles se alza el monasterio Jasna
Góra, donde se encuentra la famosa Virgen de Czestochowa.
En
1925 se estableció como Diócesis y en 1992 fue elevada por el Papa Juan Pablo
II al rango de metrópoli.
El
ambiente favorable para las inversiones caracteriza a la ciudad actual. Hoy en
día es una ciudad importante y con una infraestructura desarrollada y una base
económica y social apreciable.
Czestochowa
es conocida en todo el mundo por el icono de la Madona Negra, la imagen de la
Virgen María del monasterio de Jasna Góra. Miles de fieles llegan hasta este
lugar para agradecer o pedir favores a la Virgen, en momentos de alegría y de
dolor.
El
icono de la Virgen Negra es la más venerada reliquia de Polonia y uno de los
símbolos nacionales, convirtiendo Czestochowa en uno de los principales centros
de peregrinación de todo el mundo.
En
la ciudad también se pueden visitar las iglesias del Santísimo Nombre de María,
San Andrés y Santa Bárbara, San Segismundo, la Archicatedral de la Sagrada
Familia, así como la iglesia y cementerio de San Roque y San Sebastián.
Otra
ciudad importante del sur de Polonia es Zamosc, cuyo centro histórico se
incluyó en la lista de ciudades Patrimonio de la Humanidad.
Varsovia,
la capital, y ciudades como Wroclaw, Czestochowa, sin olvidar Torun, Poznan o
Szczecin, con un punto y aparte de interés para Gdansk y todo el litoral del
Báltico, aglutinan muchos atractivos para el viajero. Por éstas y otras muchas
razones, Polonia es un país muy interesante para ser descubierto.
(Ver interesante colección gráfica de
este reportaje en GALERIA DE FOTOS)