MESA VERDE (COLORADO)



LA TIERRA DE LOS INDIOS ANASAZI
  

En el condado de Montezuma, al sudoeste de Colorado (Estados Unidos), está situado el Parque Nacional Mesa Verde, que ocupa alrededor de unos 211 kilómetros cuadrados y destaca principalmente por las numerosas ruinas que se conservan de aldeas y estancias construidas por el primitivo pueblo indio anasazi.
El terreno esta dominado por sierras y valles en dirección norte-sur, culminando en una cresta cerca del extremo norte del parque. Este lugar estuvo habitado desde el siglo VI por los indios anasazi, que construyeron sus poblados primero en las cimas de las mesetas y más tarde, a partir del siglo XII, en cuevas en las paredes de los cañones, hasta que fueron abandonados repentinamente hacia 1275 por razones que se desconocen.
Los primeros europeos que llegaron a la región de Mesa Verde fueron los exploradores españoles, que buscaban en las décadas de 1760 y 1770 una ruta de Santa Fe (Nuevo México) a California. Ellos fueron quienes bautizaron la región con el nombre de Mesa Verde debido a sus elevadas mesetas cubiertas de pinos y enebros.
No fue hasta el año 1873, con las observaciones realizadas por John Moss al realizar una prospección de la zona, cuando se dio a conocer la existencia de los poblados de piedra. Al año siguiente, guió al fotógrafo William Henry por el cañón de Mancos, desde donde pudo captar con su cámara uno de los poblados. En 1875, el geólogo William H.Holmes recorrió la misma ruta. Los informes de ambos, de Henry y de Holmes, fueron incluidos en el informe del Hayden Survey en 1876, una de las cuatro expediciones de exploración del oeste americano financiadas por el gobierno federal que, junto con otras publicaciones, condujeron a propuestas para la exploración sistemática de los restos arqueológicos del suroeste, aunque durante algunos años no tuvieron unas consecuencias prácticas.
Mientras tanto, el valle de Mancos comenzó a ser ocupado por rancheros, comenzando, por desgracia, el expolio de los restos arqueológicos.
Otros visitantes ilustres fueron la reportera Virginia McClurg, cuyos continuados esfuerzos durante años llevaron a la constitución del Parque Nacional, y el geólogo sueco Gustaf Nordenskiöld, que en 1891 fue el primero en estudiar científicamente las ruinas.
A finales del siglo XIX era patente que Mesa Verde necesitaba protección ante el continuado vandalismo, de ahí que en junio de 1906 fuera establecido el Parque Nacional de Mesa Verde.
Durante el verano de 2002, el parque sufrió extensos incendios forestales y tuvo que ser cerrado en parte. Aunque toda la extensión se ha vuelto a abrir, aún son visibles los daños sufridos.

ENCLAVES DE MAYOR INTERÉS EN EL PARQUE
  • CLIFF PALACE es el poblado más grande y conocido de Mesa Verde. Se han identificado 220 habitaciones y 23 kivas (estructuras ceremoniales).
  • MUG HOUSE son ruinas situadas en Wetherill Mesa y excavadas en la década de 1960 por el arqueólogo Arthur Rohn. Contiene 94 estancias en cuatro niveles diferentes, con una gran kiva, construida con pilastras y muros verticales simples. Esta estructura ceremonial tiene forma de ojo de cerradura, debido a un entrante tras el hogar, lo que se considera un elemento distintivo del estilo de Mesa Verde. Las habitaciones que se agrupan alrededor de la kiva sugieren que ésta pudo haber estado techada.
  • SAND CANYON PUEBLO contiene más de 420 habitaciones, 90 kivas y 14 torres en un extenso espacio abierto, con una fuente en la cabecera de un pequeño cañón. Las excavaciones indican que fue construido entre 1250 y 1270 siguiendo un plan preestablecido, aunque algunas habitaciones fueron añadidas después. Entre los elementos distintivos destaca una estructura en forma semicircular y rodeada de múltiples muros, una gran kiva y ciertas características que lo relacionan con la arquitectura del llamado Cañón del Chaco.
  • SPRUCE TREE HOUSE está situado en Chapin Mesa, bien conservado y de fácil acceso. Las ruinas incluyen una kiva que se puede visitar, con el techo reconstruido. Las excavaciones indican que, como la mayoría de las construcciones de Mesa Verde, estuvo ocupada durante menos de un siglo.
  • SQUARE TOWER HOUSE  se trata de la torre que da nombre a este poblado y es la más alta de Mesa Verde. Estuvo ocupada entre 1200 y 1300.
  • EMBALSES DE MESA VERDE.

La entrada del parque se sitúa a unos 15 kilómetros al este de Cortez. El centro de visitantes se encuentra a 24 kilómetros de la entrada, y la zona más popular, Chapin Mesa, a unos 10 kilómetros del centro de visitantes.
El Museo Arqueológico de Chapin Mesa informa sobre la civilización de los anasazi y expone piezas arqueológicas.
Tres de los poblados de Chapin Mesa están abiertos al público. Se trata de Spruce Tree House (abierto todo el año), Balcony House y Cliff Palace (ambos cierran en invierno).
Todo el parque tiene senderos señalizados, una zona de acampada e infraestructura hotelera para visitantes.

ANASAZI : LOS PRIMITIVOS POBLADORES
Los anasazi eran un conjunto de gentes amerindias que ocupaban, en varios grupos, la superficie de los actuales estados de Utah, Colorado, Arizona y Nuevo México. Una civilización muy interesante por varias razones. Dejaron vestigios monumentales y litúrgicos en diferentes lugares, de los cuales dos han sido clasificados como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Los restos encontrados por los arqueólogos demuestran un conocimiento del tejido, la cerámica y la irrigación. Además, dibujaban símbolos que no han sido descifrados y observaban los desplazamientos solares.
Se considera que los descendientes actuales de los anasazi son los llamados indios pueblo (entre ellos los zuñi y los hopi), aunque no se conoce con seguridad si hay continuidad entre ellos y los antiguos anasazi, o si la misma es sólo geográfica.
La civilización de los anasazi desapareció completamente antes de la llegada de los europeos a América. Se ignora con qué nombre se designaban a sí mismos y su posible conexión étnica con los pueblos modernos es materia de conjetura. De hecho el término anasazi es sólo el nombre que le dan los navajos contemporáneos al antiguo pueblo constructor de ciudades. La palabra anasazi significa “antiguos enemigos” y con toda probabilidad no habría estado relacionado étnicamente con los navajos sino con los indios pueblo.
Se usa el término indios pueblo para referirse a todas las civilizaciones indias autóctonas con una arquitectura típica en pequeños pueblos, presumiblemente descendientes de los anasazi. Los historiadores reagrupan bajo la designación de anasazi a distintas culturas similares que residieron en la misma zona: los hohokam y los pataya, por ejemplo, desaparecidos todos antes del siglo XVI.
A finales del siglo XIX, los granjeros Charley Mason y los hermanos Wetherill descubrieron los principales emplazamientos anasazi y las posteriores excavaciones determinaron que el clima árido de la región permitió la conservación de infinidad de objetos en fibra vegetal, lanzaderas de madera, flechas de caña, tejidos de algodón y cueros de animales. Varios esqueletos han sido estudiados por los antropólogos, lo que ha proporcionado datos sobre la salud, la alimentación y la morfología de los anasazi. Sin embargo, la historia de estas gentes sigue siendo un auténtico enigma por desvelar debido a la ausencia de testimonios escritos.

PUEBLOS Y SUS COSTUMBRES
Los arqueólogos han encontrado restos de esta cultura esparcidos en cuatro estados estadounidenses, lo cual habla claro sobre sus cambios de ubicación. La vida no debió ser fácil para ellos teniendo en cuenta que, aunque los paisajes de la zona son grandiosos, las condiciones ambientales dificultan la vida humana. La aridez marca la mayor parte de la zona que toma un aspecto desértico o semidesértico. Los dos ríos más importantes que recorren estas tierras son el río Grande y el Colorado. Los inviernos son fríos y la nieve puede cubrir el suelo con frecuencia, siendo la diferencia de temperaturas entre el invierno y el verano bastante considerable. Al este del territorio, las Montañas Rocosas superan los cuatro mil metros de altitud. Elementos que, sin duda, dificultaron su estabilidad en estas tierras.
Gracias a la arqueología se conocen una gran variedad de casas y poblaciones anasazi. Las viviendas más antiguas eran muy modestas, pequeñas casas primitivas lo suficiente aptas para alojar a una familia. Tenían cimientos poco profundos, las paredes eran de adobe y el tejado estaba hecho con ramas y tierra. El fuego se situaba siempre en el centro de las mismas. Las viviendas se reagrupaban en aldeas y este hecho manifiesta una cierta organización colectiva, aunque a buen seguro, debido al clima reinante siempre estaban abrigadas bajo acantilados o en el interior de cuevas. En estos pueblos también destacan las kivas, inicialmente reservadas al reposo, aunque muy posiblemente terminaron utilizándose para posibles ceremonias religiosas.
Agricultores sedentarios, los anasazi cultivaban en pequeños campos que situaban en las proximidades de sus viviendas, produciendo maíz, alubias, calabazas y tabaco. Sus herramientas debieron estar hechas de piedra y madera ya que no dominaban las técnicas metalúrgicas. En cambio este pueblo supo adaptar progresivamente las técnicas de irrigación provenientes de México, ya fuera extrayendo agua de los ríos o constituyendo reservas de agua de lluvia.
Nunca debieron abandonar la caza y recolección practicada por sus antepasados. Piñones, bayas, frutos salvajes e higos chumbos debieron constituir complementos para su dieta alimentaria, mientras que la caza la encontraban en las mesetas a base de bisontes, venados y antílopes o los muflones de las montañas. Los pequeños animales eran, a no dudarlo, su principal fuente de proteínas.

ARTESANÍA Y COMERCIO
A tenor de algunos restos encontrados, se está en la creencia de que los anasazi debieron tejer el algodón para hacer mantas y vestimenta habitual. También usaban otras fibras vegetales como la yuca y pieles o cueros de animales para sus ropas. Llevaban sandalias y mocasines.
Las joyas eran corrientes entre ellos: collares, pendientes, brazaletes, brochas y peines de madera, hueso, coral, azabache o en piedras como la turquesa. Incluso tras haberse encontrado una flauta de hueso, se está en la creencia de que tenían aficiones musicales.
Importaban conchas de California, perlas de cobre y loros de México. Los comerciantes debieron utilizar una amplia red de senderos, pero no llegaron a existir verdaderas rutas comerciales. Los ríos de la región, además, no eran navegables.
Pueblo Bonito en Cañón Chaco, se ha confirmado como el gran centro comercial de estas gentes. La región está  atravesada por un gran número de vías que unen una centena de pueblos. Los anasazi no conocían el sistema monetario y debieron usar el trueque para el comercio. En su vida cotidiana utilizaban distintos objetos, visibles en la actualidad en los museos existentes, tales como cestas, canastas de mimbre y yuca, cerámica y alfarería: cántaros, cucharas, jarras y figuras, así como objetos para tejer el algodón o para coser el cuero con agujas de hueso. A manera de hilo podían utilizar cordel y sogas de yuca.
Lo que sí dejaron para la posteridad fueron petroglifos en los acantilados del desierto. Dibujos más o menos estilizados grabados en las paredes de los cañones, representando animales cazados, mapas rudimentarios para indicar lugares importantes, figuras de cereales y también otros dibujos representando a un grupo de humanos o familias y escenas de bailes.
Se ignora si existía un clero estructurado. Se sabe en cambio que debieron provocarse de vez en cuando visiones tomando sustancias alucinógenas; se han encontrado, por ejemplo, semillas de datura en Mesa Verde. Las distintas ceremonias religiosas debieron celebrarse en algunos altares, de los cuales se han conservado varios ejemplares. Los expertos son proclives a creer que adoraban a espíritus invisibles, existiendo ceremonias colectivas de invocación para que protegieran a la comunidad. Las kivas eran habitaciones circulares excavadas en el suelo y recubiertas con un techo.
No tenían escritura, ni rueda, ni moneda dado que no conocían los metales, sin embargo los primeros conquistadores que llegaron a estas tierras estimaban que un pueblo que tejía el algodón y conseguía la proeza de construir sus casas en lugares inaccesibles, estaba civilizado.
Cabe considerar, sin duda alguna, que todavía no se han conseguido desvelar todos los misterios que rodean a esta civilización primitiva de los anasazi.

(Ver interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)