VIAJE A LA GRECIA MÍSTICA
Situada
en la Grecia Central, la llanura de Tesalia se sitúa entre la sierra norteña
que termina en el monte Olimpo, que la separa de Macedonia; las Termópilas al
sur; el monte Pindo que hace las veces de frontera con el Epiro al oeste y el
mar Egeo al este.
En
el corazón de la Tesalia es donde se ubican los monasterios de Meteora.
La
magia y el encanto irresistible del paisaje rodean a estos lugares dedicados a
la meditación. Ascender hasta los mismos supone ir desvelando a cada paso
panorámicas que dejan sin aliento y obligan a detenerse continuamente. Entre el
verde intenso de los campos de cultivo del valle, se recortan contra el azul
intenso del cielo estas enormes rocas grisáceas formando una selva de pináculos,
torres, torreones y troncos de pirámide con las paredes desnudas y alisadas.
Su
origen se remonta a unos sesenta millones de años atrás, cuando las aguas que
cubrían la llanura empezaron a retirarse. El agua, el viento y los movimientos
sísmicos quebraron y modelaron aquellas piedras enormes, metiéndose entre las
fisuras, cavando gargantas y barrancos durante cientos y cientos de metros y
finalmente puliendo amorosamente cualquier aspereza de los mismos y, por
consiguiente suavizando sus formas.
A TRAVÉS DE LA GRECIA MÍSTICA
En
la Tesalia, rodeados de un ambiente cargado de misticismo y religiosidad, como
si fuera obra de un hechizo mágico, se levantan una serie de monasterios
habitados por monjes, cuya vida transcurre entre el trabajo, la meditación y la
plegaria.
De
los veinticuatro monasterios existentes hacia el año 1500, solamente seis
siguen en pie, y de los demás tan sólo quedan ruinas.
Los
primeros anacoretas, que ya alrededor del año mil eligieron el fascinante
paisaje de Meteora, como lugar de retiro y oración, escalaron estas increíbles
montañas rocosas con las manos desnudas, trepando por unas escarpadas paredes y
superando unos vertiginosos barrancos: una vez lejos de las tentaciones
mundanas, se refugiaron en los peñascos más bajos, instalándose en grutas y
cavernas excavadas entre las rocas.
Hacia
el año 1100 los eremitas empezaron a organizarse en diferentes comunidades y
más tarde, en torno al 1300, fundaron los primeros monasterios de Meteora, que
en griego viene a significar algo sí como “monasterio en el aire”.
Estos
monasterios florecieron alrededor del año 1500 y más tarde entraron en franca
decadencia. Los que estaban dispuestos a formar parte de estas comunidades
religiosas podían afrontar la subida a la cumbre de los picos, aprovechando la
ayuda de unas escaleras colocadas en los puntos más difíciles o, como
alternativa, dejarse subir metidos en una malla hecha de cuerdas y confiando en
la habilidad que tuviesen sus cofrades para maniobrar el cabestrante. Los
monjes se ahorraban de este modo muchas de las fatigas y de los equilibrismos
propios de un escalador que eran necesarios para llegar a los eremitorios más
inaccesibles, pero no fue hasta principios del siglo XX que subir a los
monasterios de Meteora fue una cosa factible y mucho menos arriesgada.
Las
primeras escalinatas esculpidas en la roca llegaron al monasterio de Varlaám en
1921. Dos años después le llegó el turno al Gran Meteoro y más tarde al
monasterio de Agia Triáda: escaleras, puentes y, finalmente, una larga cinta de
asfalto redujeron a la mitad las distancias y el tiempo necesario para
cubrirlas, destruyendo de un modo irreversible aquel aislamiento que, durante
casi un milenio, había sido uno de los elementos fundamentales de la
civilización monástica que, gracias a su posición casi inexpugnable, ha podido
sobrevivir durante siglos como testimonio vivo de la fe ortodoxa del pueblo
griego.
KALAMBAKA Y
KASTRAKI
En
un extremo del campo de Tesalia, próximo a las grandes rocas de Meteora, se
encuentra la población de Kalambaka. Una bonita carretera asfaltada conduce
desde este punto hasta los monasterios.
En
ella puede visitarse el templo antiguo del obispo, dedicado a la Asunción de la
Virgen, construido en el siglo XI y que está muy bien conservado, a pesar de
que la planta arquitectónica ha sufrido algunos cambios con las reparaciones
realizadas. El trono de piedra es una pieza única y se encuentra en medio de la
iglesia.
Hay
hoteles que albergan a los visitantes que llegan hasta aquí para contemplar la
maravilla del paisaje y pretenden adentrarse en el universo místico que rodea
Meteora.
Precisamente
entre los colosos de piedra, es donde tímidamente aparecen las casas de la
pequeña población de Kastraki. El alma se estremece al contemplar los gigantes
que se elevan por encima de los techos de las casas, sin poder distinguir si
los protegen o los amenazan.
La
escasa vegetación y los rayos del sol que se escapan entre las montañas, tratan
de suavizar el aspecto salvaje de las rocas inmensas.
En
el momento en que las rocas resuenan por el eco de los campanarios de los
monasterios a primera hora de la mañana, es cuando el pueblo se despierta y los
campesinos se preparan para emprender su trabajo diario.
MONASTERIO DE VARLAÁM
Alrededor
del año 1350, el monje Varlaám, considerado como el primero que fue a vivir a
esta roca, fue quien construyó la pequeña iglesia de los Tres Jerarcas y
algunas celdas, pero después de su muerte estas construcciones fueron
abandonadas y acabaron destruyéndose.
Debieron
pasar alrededor de doscientos años (1518), para que subieran a la roca los
hermanos Nectarios y Teofanis de la familia señorial de los Apsarades, de la
ciudad de Yánnina, y construyeran de nuevo sobre las ruinas de las viejas
edificaciones y más adelante las iglesias de Agion Panton y del Pródomo.
La
iglesia de Agion Panton fue construida al estilo arquitectónico del Monte
Athos. Tiene forma de cruz con una cúpula en la parte principal y una en el
pórtico. El año 1458 Frangos Katelanos, artista de la escuela cretense, pintó
el altar y la parte principal de la iglesia, mientras que más tarde (en el año
1556) Jorge, sacerdote de Tebas, pintó el pórtico.
La
iglesia de los Tres Jerarcas fue renovada el año 1627 y pintada por los monjes
Cirilo y Stergio diez años después.
La
sacristía del monasterio incluye restos de santos, vestiduras sacerdotales,
varios objetos, cinturones de hierro de los fundadores del monasterio, un
epitafio bordado en oro, así como varios evangelios y manuscritos en pergamino
que se guardan en su rica biblioteca.
Es
uno de los más hermosos monasterios, con su refectorio, enfermería, jardín
fortificado, bodega, torre y pequeño museo de iconos.
GRAN METEORO (METAMORFOSIS)
La
roca del monasterio de la
Metamorfosis o convento de la Transfiguración,
es la más grande de todo los Meteoros con una altura de 613 metros sobre el
nivel del mar y 475
metros sobre el lecho de Piniós.
Su
primer habitante, el monje ermitaño Atanasio la nombró Mégalo Metéoron
(Meteoro) por su gran altura y por el sentimiento de vértigo que uno experimenta
al encontrarse en la cumbre.
En
él hay hasta cuatro iglesias que fueron construidas en diferentes épocas:
La
iglesia de San Constantino; la de San Constantino y Santa Elena; la del
Pródromo y finalmente la iglesia de la Metamorfosis del Salvador, que es la más grande y
antigua.
Esta
iglesia fue construida antes del año 1380 por el primer habitante de la roca,
Atanasio, y fue renovada por los monjes
loasaf (1387-1388) y por Simeón
(1541-1542). Tiene una cúpula dodecágona en la iglesia principal y otra más
pequeña en el altar. La iglesia es grandiosa, con uno icono de madera esculpida
y chapeada en oro, y un trono del abad, también de madera esculpida y decorado
con marfil (1616-1617). Sus murales elaborados con aplicación datan del siglo
XV.
En
la sacristía del monasterio hay muchos objetos preciosos dignos de mencionar:
en cofres de plata están guardados los cráneos de los fundadores del
monasterio. San Atanasio y San Ioasaf, restos de otros santos, una mitra
decorada de oro del primer abad del monasterio, un delantal decorado de oro del
fundador del monasterio, Paleologo Ioasaf con una serie de perlas, muchos
objetos preciosos de plata, así como una importante biblioteca que contiene más
de quinientos volúmenes.
Hasta
este monasterio la subida hasta 1923 se hacía con brandales sucesivos y con la
red. Después fueron esculpidos en la roca escalones y así, el visitante, puede
llegar más cómodamente hasta el monasterio.
MONASTERIO DE ROUSSÁNOU
Se
encuentra sobre una roca perpendicular y abrupta que se eleva aislada entre los
monasterios de Varlaám y de la Santa
Trinidad. Se trata de un lugar casi inaccesible. Pasando por
los pies de este inmenso volumen pétreo, una sensación de temor estremece
mientras la mirada contempla sus tres lados inaccesibles. Sólo del lado norte
se podía subir hasta el año 1897. Más tarde, esta parte de la roca se ha unido
con dos puentes de madera, pero hoy ya se puede ascender mediante una
instalación permanente que fue construida en1930.
Viejos
textos históricos mencionan que este monasterio fue fundado en el año 1380 y
convertido en convento a partir de 1545.
La
maravillosa iglesia es de estilo bizantino. Destaca su cúpula y todo el
interior que está decorado con pinturas murales muy interesantes y que, a pesar
del tiempo transcurrido, se conservan en perfecto estado.
MONASTERIO AGIA TRIÁDA (SANTA TRINIDAD)
La
imagen característica y más bella de Meteora es, sin duda alguna, la roca de la Santa Trinidad, a mitad de
camino entre Roussanou y Agios Stéfanos. Es el más inaccesible de todos.
Rodeado
de un paisaje incomparable por su pintoresca belleza, contemplar este pináculo
majestuoso con el monasterio en la cumbre, al fondo el lecho del Peneo (Piniós)
y muy cerca la sierra de Pindos cubierta de bosques rasgando el cielo azul.
Inspira
un cierto temor mezclado con unas dosis de innegable placer, observar todo el
campo de Tesalia que se pierde en el sur opaco. Toda la sierra de Agrafa llega
hasta la cumbre de Kóziaka que está al frente y el visitante no puede dejar de
sentirse como suspendido en el aire al contemplar cuanto tiene a sus pies y
observar Kalambaka a lo lejos. Desde lo alto la vista es única. Un espectáculo
realmente admirable.
Sobre
la fundación de este monasterio no existen unos datos concretos. Probablemente
fue construido entre 1458 y 1476, según fuentes históricas. Se desconoce
todavía si es realmente cierta la información que menciona en sus escritos el
monje Dometio.
La
iglesia de la Santa Trinidad
es de estilo bizantino con dos columnas, en planta de cruz y con cúpula baja.
Tiene murales importantes que datan de 1692, así como iconos de arte posterior.
Una pequeña iglesia esculpida en la roca, a la izquierda de la entrada del
monasterio, da la impresión de que en su época fue una ermita.
MONASTERIO AGIOS STÉFANOS (SAN ESTEBAN)
En
la parte más al sur de Meteora se encuentra la roca del monasterio de San
Esteban.
La
subida al monasterio fue siempre más fácil y por eso parece que esta roca fue
habitada con anterioridad al año 1200.
En
el monasterio se halla en la actualidad la antigua iglesia de San Esteban, que
fue construida, según se cree, por el monje Jeremías en el año 1300. Se trata
de una iglesia pequeña, oscura, con techo de madera. Tiene unos maravillosos
murales, aunque algunos rostros especialmente fueron destrozados por las
espadas de los vándalos invasores.
La
iglesia más nueva es la de San Caralampio, que fue construida por los Padres
Teofanis y Ambrosio en el año 1798. Es majestuosa, con tres elegantes cúpulas.
En la cúpula central, la más grande, está pintado el Pantocrátor con los cuatro
evangelistas. Tiene un icono esculpido y una capa, también esculpida, que cubre
la sagrada mesa del altar.
El
monasterio de San Esteban era en la antigüedad el más rico de Meteora. Durante
una pequeña temporada, en el año 1333, vivió aquí el Emperador de Bizancio
Adrónico Paleologo III. A él se deben muchas donaciones en dinero y en tierras.
Desde entonces el monasterio ha sido considerado Real y Patriarcal.
La
sacristía del monasterio es bastante rica. Al margen de la preciosa reliquia de
la cabeza de San Caralampio, se conservan restos sacros colocados en elegantes
cofres de plata. También un códice de misas con decoraciones de miniaturas de
color, manípulos bordados en oro del obispo Dimitirás Gabriel, otro cinturón
bordado en oro del año 1778 y una serie de objetos y reliquias de gran valor.
AGIA NIKOLAOS ANAPÁFSAS (SAN NICOLÁS ANAPÁFSA)
En
una roca gigantesca castigada por los vientos, al oeste de las rocas de
Metamorfosis y de Varlaám, se encuentra ubicado este monasterio. Es el primero
que se ve al llegar al valle de Meteora procediendo de Kalambaka y tras dejar
atrás el pequeño pueblo de Kastraki. Las primeras ascensiones para llegar a la
cumbre son realmente estremecedoras.
El
monasterio fue construido por Lárisa Dionisios el año 1527 y tiene maravillosos
murales pintados por el famoso artista del periodo pos-bizantino, el monje
cretense Teofanis.
El
paso de los siglos provocó ha provocado muchos daños porque estuvo algún tiempo sin habitar. Pero
la restauración efectuada con posterioridad lo salvó de la amenaza de la
aniquilación.
Lejos
del mundo, sobre las rocas abruptas y escarpadas que más tarde sirvieron de
retiro y prisión de los monjes pecadores, entre el vértigo y el graznido de las
aves rapaces que vuelan sobre las cumbres, los pobres ermitaños que habían
renunciado a la vida, rezaban noche y día, rogando a Dios para que les diera la
paz a su alma después de la muerte. A lo largo de los siglos, muchos han sido
los que han dejado en este lugar su última respiración, solos y olvidados.
Un
viaje a la mística Grecia de Meteora resulta, sin duda, una experiencia
inolvidable.
(Ver
interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)