C H I P R E



LA ISLA DE AFRODITA

Punto de encuentro de tres continentes, donde los mares confluyen en dirección este, el Adriático, el Jónico y el Egeo, junto a la puerta que separa Oriente de Occidente, fue en la antigüedad lugar de cita de los dioses.
Afrodita, surgida de la espuma de las olas que bañaban la isla, se reservó el derecho de su geografía y cubrió el paisaje de Chipre con un reluciente manto blanco y luz mágica. Aunque a menudo se alude a ella en la cultura moderna como “la diosa del amor” es importante señalar que normalmente no era el amor en el sentido romántico, sino específicamente Eros (atracción física o sexual). Su equivalente romana era la diosa Venus. Se decía que Afrodita podía hacer que cualquier hombre se enamorase de ella con solo poner sus ojos en él.
En el mundo apenas existe una región de igual superficie tan cargada de historia. Desde que el ser humano de la Edad de Bronce aprendió a fundir el mineral de cobre extraído de los yacimientos de la isla, este puente de unión etnográfica ha sido continuamente lugar de intercambio material y espiritual para Oriente y Occidente. Allí ondearon los estandartes de Micenas y Asiria, de Persia y Egipto, de Roma, Bizancio y la Meca. También brillaron piedras preciosas y alhajas en su máxima magnificencia, pero del mismo modo en este lugar sagrado ardieron teas incendiarias de ciudades saqueadas y destruidas.
Polo magnético de aventureros de todo el mundo, siempre de mano en mano y codiciada por todos, fácil de conquistar y difícil de mantener, en la historia de esta isla lo único estable es el cambio. Quienes hicieron de Chipre un juguete histórico han dejado en ella sus huellas y colocado sus señales. La isla es un Eldorado para arqueólogos y aficionados al arte, un museo al aire libre con un pasado de ocho mil años. Las muestras de culturas desaparecidas en la prehistoria no se ofrecen encerradas en campanas de cristal y salas de exposición climatizadas. El visitante acude a su encuentro bajo una luz fulgurante, entre olivos y peñascos, escondidos en bosques y pendientes de montaña, en la soledad de los escollos o ante el ruidoso escenario de los puertos y las ciudades.

IGLESIAS, CAPILLAS Y MONASTERIOS
En el pasado, la isla de Afrodita llegó a tener cinco mil monasterios e iglesias; en el lenguaje profesional del ramo turístico todavía se dice que Chipre está over churched y que dichos lugares sagrados están llenos de iconos. El monasterio más antiguo es Stavroouni; desde su peñón de 800 metros de altura anuncia majestuosamente la leyenda de Santa Elena, su fundadora.
La iglesia de Santa Maria de Asinou, rodeada de bosques de cipreses y cedros del monte Tróodo, se la compara en atrevida devoción con la Capilla Sixtina del Vaticano, pintada y repintada de frescos. También es digna de esta comparación la imponente ermita de San Neófito, excavada en la roca, asimismo un multicolor tapiz de frescos.
El monasterio de Kykkos fue durante siglos famoso en el mundo ortodoxo; su riqueza se la debe a los peregrinos que, cada año acuden a miles, procedentes de lugares cercanos y lejanos. En Kikkos fue donde se hizo monje Makarios, un luchador por la independencia de la isla que, como arzobispo ortodoxo, terminó poniéndose al frente de su política y allí quiso ser enterrado.
Lo que la isla heredó del cristianismo en catedrales, basílicas, monasterios y capillas, fue profanado en parte bajo la dominación durante tres siglos de la Media Luna. Los turcos derribaron las torres de las iglesias para colocar minaretes en su lugar, transformando así los templos cristianos en mezquitas. Una excepción la constituye el monasterio de derviches de Hala Sultan Tekke: esta pintoresca mezquita parece flotar en el aire, como un espejismo, sobre el lago salado de Larnaca, plagado de flamencos.
Sobre la vida actual de la isla sopla todavía el hálito de un pasado petrificado, de la ascensión y decadencia de los imperios. Entre la monótona llanura en torno a los estériles pedregales de Alasia, en los que sólo en primavera flamean innumerables flores anaranjadas, y el mar se alza hoy día de las dunas y bosques, con su resplandeciente blancura, la Salamis romana y bizantina. Cerca del lugar rodean los antiguos muros venecianos de la “ciudad dorada” de Famagusta, como las paredes del cráter de un volcán extinguido. Esta ciudad la eligió Shakespeare como lugar de acción para su Otelo, digno escenario para la violenta muerte de la encantadora Desdémona. Y desde allí dijo el propio Otelo la célebre frase, todavía hoy usada por los chipriotas griegos: “Cordialmente bienvenido a Chipre”.
Los aventureros de la historia tomaron esa frase demasiado al pie de la letra; sin embargo, los actuales y pacíficos trotamundos deberían hacerlo sin reparos. La visita a su isla por un forastero representa una cortesía para los propios chipriotas, que la devuelven con su amistad y hospitalidad. Es raro pasar por una taberna o café sin que algún isleño le lance un kopiaste, palabra clave cuyo significado sólo se puede explicar con “ven amigo, entra y siéntate con nosotros”.

LUGARES DE INTERÉS
Si el viajero pretende unas vacaciones de sol y playa, aunque salpicadas con incursiones a pueblos, yacimientos e iglesias, lo más conveniente es instalarse como punto de partida en Limasol. Si por el contrario se desea descubrir el país, alternándolo con algún chapuzón, resulta preferible Nicosia.
Desde el punto de vista artístico, Nicosia (museos), Lárnaca, Limasol, Pafos, y Tróodos (monasterios, pueblos), ahora bien, si el visitante busca relajarse y poder practicar deportes acuáticos, las mejores playas se encuentran en Agia Napa (Nissi), Lárnaka, Limasol (Dassoudi) y Pafos (Geroskipou).
Khirokitia es un lugar de evidente interés. Se trata de un yacimiento arqueológico que data del Neolítico. El asentamiento se encuentra en la ladera de una colina en el valle del río Maroni, a seis kilómetros de la costa sur de la isla.
Cabo Greko es un promontorio en la parte sureste de la isla. Se halla en el extremo sur de la bahía de Famagusta y localizado entre las ciudades de Agia Napa y Protaras, dos centros turísticos por excelencia.
Kikkos es el monasterio más grande de la isla y se encuentra ubicado en la ruta principal que conduce desde Tróodos a Nicosia. Es un lugar rodeado de un hermoso paisaje de montaña rocosa que invita a la meditación.
Hala Sultan Tekke es un santuario musulmán muy prominente, cerca del lago salado de Lárnaca. Todo el complejo se compone de mezquita, mausoleo, minarete, cementerio y algunos alojamientos para hombres y mujeres.
El castillo de Kantara es un fortín ubicado en los montes Pentadáctylos. Es el más oriental de los castillos situados en la cordillera de Kyrenia, en el norte de Chipre. Se cree que su construcción fue debida a los bizantinos en el siglo X.
Por su parte, el castillo de Kyrenia es una fortaleza situada al noreste del puerto antiguo de la ciudad del mismo nombre. Resultó muy dañado por los frecuentes ataques venecianos y más tarde tomado por el imperio otomano.
La iglesia de San Lázaro de Lárnaca es de finales del siglo IX y pertenece a la iglesia ortodoxa chipriota. Durante una de las muchas renovaciones de que fue objeto, fueron descubiertos restos humanos en un sarcófago de mármol en el altar, siendo identificados como parte de las reliquias del santo. Al parecer, no todos los restos habían sido trasladados a Constantinopla como se creía en un principio.
El Pentadáctylos comprende la mitad occidental de la cordillera de Kyrenia. Estas montañas tienen muchas fortalezas y monasterios históricos, incluyendo el castillo de San Hilarión. Existe un sinfín de leyendas sobre estos lugares rodeados de misterio y fascinación.
Punto y aparte muy especial para Petra tou Romiou, la costa donde la mitología señala el nacimiento de la diosa Afrodita. Su playa, por lo general solitaria, es un encanto.
Finalmente, cabe destacar que merece una visita el santuario consagrado al dios Apolo en Limasol, sin olvidar las ruinas de la abadía de Bellapais o “la abadía de la paz”, monasterio de los monjes agustinos construido en el siglo XIII en la parte norte de Chipre, controlada por los turcos. Interesante punto y aparte para el teatro greco-romano, además del templo de Kourión. Al respecto, algunas leyendas vinculan la fundación de Kourion (Curium) a los guerreros de Argos que regresaban de la guerra de Troya.

MUCHO MÁS QUE SOL Y PLAYA
Otro aspecto muy a tener en cuenta en la isla son sus excelencias gastronómicas. Mezze no es el nombre de un guiso típico del país, sino un conjunto de pequeños platos con todo lo que ofrece la cocina chipriota: pescado, por supuesto, además de carne, haloumni (un delicioso queso blanco que es una maravilla), salsas, ensaladas, y a continuación: melones, pomelos, naranjas, fresas, nueces, almendras y pistachos.
Junto con esta larga lista de placeres culinarios, merecen un puesto especial los vinos chipriotas, capaces de satisfacer, sin duda, las exigencias de cualquier sibarita. Entre ellos destacan las marcas: Domaine, d’Ahera, Othello, Aphrodit, Coeur de Lion y Comandería.
Se sobreentiende que, entre los enormes esfuerzos realizados por los chipriotas griegos para sobrevivir y reconstruir su país a lo largo de los siglos, figura también una actividad intensa en pro del turismo. El resultado ha sido en la actualidad un “milagro económico” digno de admiración. Los dos pilares de su economía, la agricultura y el turismo, están firmemente afianzados y crecen. Sin embargo. No hay motivo para temer que la isla, que ofrece bastante más que sol y playa, pueda sufrir una invasión turística, dado que quien pretenda descubrir las bellezas de esta isla de los dioses y la hospitalidad, deberá tener unas motivaciones distintas a las de los turistas habituales.
Auténtica esencia mediterránea, esta isla que fue la cuna de Afrodita es como un cruce de caminos en medio del mar. Todas las culturas que surgieron en la región dejaron con posterioridad sus profundas huellas profundas en Chipre, transformándola en un auténtico objetivo turístico, entre Oriente y Occidente.

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