ENTRE LA HISTORIA
Y LA LEYENDA
A
los pies de la sierra de Vicor y perteneciente a la comarca de Calatayud
(Zaragoza), el municipio de El Frasno, antiguo señorío de los Condes de Luna,
está rodeado del paisaje característico del monte mediterráneo al que
pertenece, la carrasca y el sotobosque y, aunque se ha ido deteriorando debido
a la acción del hombre, ha sido sustituido por fértiles campos de cultivo. Esto
ha propiciado la aparición de las llamadas estepas, tomillares y espartizales.
De
economía básicamente agrícola, en El Frasno destaca muy especialmente el cambio
realizado en las últimas décadas. Lo que antaño eran cultivos de cereal y vid,
se ha transformado en una producción cerecera de primer orden. En la
actualidad, los cerezos conviven perfectamente con olivos y almendros,
conformando así la principal seña de identidad de este municipio.
El
Frasno comprende, además, las pedanías de Inogés, Aluenda y Pietas.
Si
tenemos que hablar de historia, la misma nos remite de forma irremediable a la
época árabe, como parte de la repoblación llevada a cabo tras la fundación de
Calatayud, la antigua Bílbilis romana. De ésta época datan algunos de los
muchos olivos, sin duda milenarios, esparcidos por su geografía.
Otro vestigio de gran importancia es la denominada Atalaya, sus ruinas
son una muestra más que evidente de las luchas que tuvieron lugar entre moros y
cristianos (1121) durante la
Reconquista.
HISTORIAS Y LEYENDAS
Al
hablar de esta localidad zaragozana resulta inevitable que, con harta frecuencia,
la historia se entremezcle con la leyenda. Son muchas las historias, ciertas o
no, que suelen contarse sobre hechos que en ella sucedieron.
En torno a la majestuosa y omnipotente figura de los
invasores musulmanes y los caballeros cristianos han surgido infinidad de
relatos que hablan sobre su muy arraigado sentido del honor, sus desmesuradas
ansias de riqueza, enormes ejércitos, elegantes ceremonias, esclavas de tez
oscura y delicada belleza, sus hazañas guerreras… Un mundo fascinante que ya
desapareció, pero las leyendas siguen vivas y no perecerán nunca. Tan sólo algunas
ruinas quedan en pie como mudos testigos de la época medieval, cuajada de
enfrentamientos y no por ello menos más fastuosas.
Al respecto, El Frasno comparte con su vecina
Saviñán la leyenda de la llamada Torre de las Encantadas que data
aproximadamente de 1270. Cuenta la leyenda el amor imposible entre tres jóvenes
moras, hijas del acaudalado Abben Xumanda, y tres labriegos cristianos.
Aseguran las gentes del lugar que aún hoy, en la noche de San Juan, puede verse
a las doncellas y también escuchar sus risas y lamentos.
La
historia, o quien sabe si se trata de una leyenda más, nos cuenta que Fernando
de Aragón fue engendrado en El Frasno: “A tres o cuatro leguas de Calatayud,
aguas abajo del río Jalón, en un lugar llamado El Frasno, en una casa propiedad
de un labriego llamado Juan de la
Piedad, es donde mis padres me engendraron”. Con estas
palabras, según cuenta el cronista Lucio Marineo Sículo, el rey Fernando mostró
a la reina la casa de tierra tapiada en la que fue concebida, y de la que nunca
se olvidó.
Aunque
se podría hacer mención del papel jugado por esta localidad durante todos los
episodios de la historia, pues anécdotas no faltan, repasando aquellas más
curiosas e interesantes por su trascendencia, cabe citar el caso de Pedro
Cubero, al que muchos apodan “el Marco Polo español”. Nacido en El Frasno en el
año 1640, fue un sacerdote al que su afán evangelizador le llevó a dar a vuelta
al mundo en sentido inverso al habitual. Esa fue su primera hazaña, desde
Europa hacia el Extremo Oriente y desde allí hasta América. Con un espíritu
auténticamente aventurero, sus escritos aún hoy son una excelente guía, de una
exquisita veracidad, para conocer el estado de buena parte del mundo durante la
segunda mitad del siglo XVII.
Ya
en épocas más recientes, cabe hacer constar que durante la Guerra de la Independencia
destacó la actividad llevada a cabo por la división de D. Pedro de Villacampa
que hostigó a las tropas francesas desde Teruel hasta la zona de Calatayud,
teniendo lugar en los alrededores de El Frasno una enconada confrontación el 13
de mayo de 1810.
Contemporáneo
de Villacampa fue Cisneros, un singular bandolero que, desde las Ventas de
Ciria hasta Cariñena, se dedicó a atacar a los lugareños, de tal suerte que,
cuando el barón de Warsage cruzó estas tierras para participar en los famosos
Sitios de Zaragoza, se encontró con un pueblo poco poblado debido a la guerra,
y a las correrías de los bandoleros.
DEL BARROCO AL NEOCLÁSICO
A
manera de recomendación a la hora de realizar una visita, hay que citar la
fuente de su Plaza Mayor (o plaza de la Constitución), aseguran que de estilo
renacentista.
Las
características de la iglesia parroquial, posiblemente su edificio más sobresaliente,
hay que hablar de un aspecto austero e inacabado, en el que los elementos
estructurales y decorativos, típicos de la arquitectura neoclásica, están
reducidos a una mínima expresión, y en el que, sin embargo, los espacios y
volúmenes, por su sencilla limpieza funcional, han alcanzado una dignidad
monumental, que lo convierten en uno de los prototipos de la arquitectura
religiosa aragonesa de la primera mitad del siglo XIX (que bien merecería una
iniciativa oficial tendente a acometer una restauración profesional y
documentarla, a fin de conservar y potenciar toda su belleza artística).
En
el altar mayor destacar las imágenes de la Virgen de las Peñas y de la Virgen del Pilar,
flanqueadas por sendas imágenes de San Juan y San José. En el frontal destaca
la imagen muy venerada de la
Virgen de Pietas, románica (vestida en el siglo XVII).
En
el lado opuesto a la sacristía (en cuyo interior destacan dos imágenes de
Cristo crucificado del los siglos XVI y XVII) se ubica la capilla del Santísimo
Sacramento con una imagen del Niño Jesús y retablos de la infancia de Jesús.
También destaca una imagen románica de la Virgen María.
En
el interior de esta capilla se venera la imagen del Cristo Crucificado junto a la Dolorosa, que suelen
formar parte de los pasos que salen en la procesión de Semana Santa.
En
los laterales de la iglesia destacan los altares dedicados a San Juan Bautista,
de estilo barroco; el relieve representando al denominado Santiago Matamoros; y
en el lado opuesto la imagen de San Antonio (procedente del convento de San
Francisco de Calatayud), de estilo barroco, repintado con betún de Judea,
además de sendas imágenes del Sagrado Corazón, un lienzo de San Ramón Nonato, y
finalmente otra de la Virgen
del Carmen junto a otras dos de San Miguel y San Roque del siglo XVII.
Curiosamente,
la torre de la iglesia se encuentra separada del edificio principal. Es el
único elemento que se conservó de la antigua iglesia, cuando ésta fue
sustituida por el edificio neoclásico que constituye la actual parroquia. La
torre fue restaurada a finales del siglo XX, se le dotó de un chapitel que le
faltaba anteriormente. Consta de tres cuerpos: el primero de planta cuadrada y
ciego. El segundo, es también de planta cuadrada, de ladrillo, ciego pero con
pilastras situadas en los laterales. El cuerpo superior es de planta octogonal
con pilastras en las aristas y arcos de medio punto en el cuerpo de campanas y
óculos sobre ellos, en el remate.
A
unos pocos kilómetros de El Frasno, adentrándose en la sierra de Vicor, puede
visitarse la ermita de la
Virgen de Pietas. En 1404, según cuenta la tradición, se
apareció la Virgen
en este paraje, y dos siglos después, en 1680, se construyó el santuario
actual, rodeado de una urbanización y colonia veraniega.
Si
el visitante se aproxima a esta población de El Frasno, muy recomendable que lo
haga en época primaveral, especialmente en los meses de junio-julio, para poder
degustar su famosa cereza de montaña. Todos los años se celebra la -Feria de la
Cereza-, muy reconocida en toda la comarca, donde se muestran las diferentes
variedades de esta fruta tan apreciada. Si opta por hacerlo en otra estación
del año, estará igualmente de enhorabuena dado que tendrá la gran oportunidad
de disfrutar de todo su entorno natural, ideal para la práctica del senderismo
y BTT.
A
caballo entre la historia y la leyenda, el municipio de El Frasno, en plena
comarca de Calatayud, es un lugar muy accesible por sus buenas comunicaciones y
que, sin duda, merece visitarse.
(Ver
interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)