SANTA MARIA DEL MAR




UNA BASÍLICA CONSTRUIDA POR EL PROPIO PUEBLO DE BARCELONA
 
La historia de esta basílica de Santa María del Mar siempre ha estado ligada a la población de la ciudad de Barcelona. Poco después de la llegada del cristianismo a la colonia romana de Barcino, nació una pequeña comunidad cristiana cerca del mar y fuera de las murallas. En este lugar existió una necrópolis cristiana donde fue enterrada la mártir Santa Eulalia en el año 303. Este podría ser el lugar de una primera capilla que, al principio, se conocía como Santa María de las Arenas, que con posterioridad se fue ampliando. Hay constancia de que a finales del siglo VII, el templo existente ya tenía el nombre de la parroquia de Santa María del Mar.
Durante el siglo XIII, la ciudad tuvo un intenso crecimiento, en el barrio que en la actualidad se denomina La Ribera (y en aquel tiempo Vilanova del Mar), había construcción de naves, importación y exportación de todo tipo de mercancías, talleres de todas las artes y oficios de la época, como hoy todavía queda reflejado en los nombres de las calles. En aquel tiempo fueron edificados los palacios de la calle Moncada, donde vivían los ricos comerciantes y los nobles. Este progreso material y la piedad propia de la época hicieron desear un templo de mayores proporciones que el existente con anterioridad. Las autoridades eclesiásticas apoyaron la iniciativa. Los comerciantes aportaron dinero y el rey Pedro III dio su permiso para extraer piedra y dedicarla a la construcción de la basílica.

UNA IGLESIA CONSTRUIDA POR EL PUEBLO
La construcción comenzó en 1329, tal como lo atestiguan las lápidas del portal de las Moreras. Un hecho destacable, que aún perdura, recuerda que la obra había de pertenecer exclusivamente a los feligreses de la zona del puerto y de la Ribera, únicos responsables materiales del templo, ya que ellos fueron quienes la sufragaron, bien con su dinero o con su trabajo. Este hecho estuvo en clara contraposición a la catedral de la ciudad, que por aquellas fechas también se estaba construyendo y que estaba asociada a la monarquía, la nobleza y el alto clero.
En la construcción participo activamente la población de la Ribera, en especial los descargadores del muelle, llamados galafates de la Ribera o bastaixos, los cuales llevaban las enormes piedras destinadas a la construcción de la iglesia desde la cantera real de Montjuic y desde las playas, donde estaban los barcos que las habían traído a Barcelona, hasta la mismísima plaza del Borne, cargándolas en sus espaldas, una a una. La puerta principal de la basílica homenajea a los bastaixos que ayudaron a la construcción.
Los muros, las capillas laterales y la fachada se terminaron alrededor de 1350. En 1379, a punto de acabarse el cuarto tramo de bóvedas, se incendiaron los andamios y las piedras sufrieron importantes daños. Finalmente, el 3 de noviembre de 1383 se colocó la última parte de la bóveda y el 15 de agosto del año siguiente se celebró la primera misa.

CAMBIOS EN LOS SIGLOS POSTERIORES
A lo largo de los siglos, el interior de la iglesia fue adaptándose a los cambios de diseños arquitectónicos y se fue dotando de nuevo elementos.
La arquitectura gótica catalana del siglo XIV tiene una fuerte personalidad manifiesta en la sobria horizontalidad de sus edificios. Puede decirse que la basílica de Santa María del Mar es el exponente más claro de este modo de construir monumentos en Barcelona a lo largo de aquel siglo.
Visto desde el exterior, el edificio presenta un aspecto macizo y robusto, que no transmite lo que se encuentra en el interior
Las naves laterales miden la mitad de la luz de la central y con esto se muestra ya que la composición geométrica del proyecto se basó en el sistema conocido en la Edad Media como ad quadratum, en uno de los ejemplos más significativos de toda la historia del gótico. La sensación que provoca la contemplación del templo es de ligereza y agilidad. Esto lo producen las dieciséis columnas octogonales de 1,60 metros de grueso. De sus capiteles arrancan los arcos cruzados que enlazan los 13,2 metros de anchura que tiene la nave central.
Añadiendo la girola, la longitud de la basílica es de ochenta metros (equivalentes a un centenar de pies). La anchura es de 33 metros -suma de la nave central, las laterales y las naves de las capillas-. Por eso, teniendo en cuenta que la altura de la nave central es de 33 metros, el diseño arquitectónico, visto de frente, encaja dentro de una circunferencia perfecta. 
El terremoto de 1428 causó el derrumbamiento del rosetón, provocando algunas muertes por la caída de las piedras del mismo, aunque pronto de firmó un contrato para construir uno nuevo de estilo flamígero, que quedó terminado en 1459 y al año siguiente fueron colocadas las vidrieras del mismo.
A finales del siglo XVII, el virrey Jorge de Hesse-Darmstadt ordenó construir un pasadizo elevado que conectaba el palacio virreinal con la iglesia: discurría a lo largo de la calle Malcuinat y cruzaba el actual Fossar de les Moreres. La construcción del pasadizo se completó con la llamada Tribuna Real, situada en el lado de la Epístola (derecho) del altar mayor.
El 1 de agosto de 1708, Santa María del Mar fue escenario de la boda entre el archiduque Carlos de Austria e Isabel-Cristina de Brunswick-Wolffenbüttel.
En 1783, se inauguró un nuevo altar mayor tardo-barroco formado por doce columnas monolíticas centradas alrededor de una imagen de la Virgen. Fue obra del arquitecto Deodat Casanovas y del escultor Salvador Gurri.
La mayoría de las imágenes y el altar barroco añadidos durante los siguientes siglos resultaron quemados durante el incendio del templo el 3 y 4 de agosto de 1936. Este gran incendio fue provocado por los anarquistas y comunistas que asaltaron el templo, así como desgraciadamente sucedió en muchas otras iglesias de la ciudad de Barcelona.
En 1923 recibió el título de Basílica menor, otorgado por el Papa Pío XI.

LAS FACHADAS
Sus tres fachadas, la principal situada en la plaza de Santa María, otra en la calle del mismo nombre y la del paseo del Borne, muestras la esencia del gótico catalán, torres octogonales, abundancia de superficies desnudas y contrafuertes macizos.
La fachada principal está decorada con las imágenes de San Pedro y San Pablo, con un insuperable rosetón de estilo gótico flamígero del siglo XV. En la fachada de la calle Santa María destacan las gárgolas de los contrafuertes, el reverso de las vidrieras y, sobre todo, sus monumentales dimensiones. Su interior es igualmente paradigma del gótico catalán con su amplitud de formas y su austeridad decorativa.
Las claves de la bóveda fueron construidas empezando por el presbiterio y fueron restauradas y coloreadas entre 1971 y 1985.

LOS ÓRGANOS
La basílica de Santa María del Mar es, sin lugar a dudas, uno de los mayores exponentes de la organería en Cataluña. Sus múltiples influencias que han enriquecido enormemente su patrimonio, han perseguido un “estilo” casi plenamente desarrollado en el siglo XVI, cuando la escuela castellana alcanzó su mayor auge bien entrado el siglo XVIII, resultado de recorridos diferenciados.
Esta iglesia tenía dos instrumentos:
El Órgano Grande que se tocaba en las celebraciones importantes. Fue inaugurado el día de Navidad de 1797 y desapareció en el incendio de 1936 durante la Guerra Civil.
El Órgano Menor cuya función principal era la de acompañar al canto. Existen referencias desde 1495, siendo en 1672 cuando se realizó su desmontaje para posibilitar la construcción de la galería real. Dicha galería (quemada igual que el órgano Mayor en 1936) se colocó en el muro de la nave lateral del lado sur o Epístola, frente al órgano Mayor. Se supone que, por aquel entonces, el órgano Menor, desplazado (y se entiende que desecho) por el montaje de la galería en 1672, se ubicó sobre la capilla central y exactamente al lado opuesto del órgano Mayor.
Posteriormente se realizaron diferentes restauraciones. Finalmente, el proyecto se llevó a cabo en dos etapas: en 1997 fue completado el órgano Mayor, que empezó a ser utilizado regularmente en las actividades musicales de la iglesia, algunos años más tarde, con la instalación de material sonoro de la caldereta (una de las peculiaridades del órgano en Cataluña) se terminaron las obras y el instrumento se utilizó a partir de finales de mayo de 2005.

PERSONAJES RELACIONADOS CON LA BASÍLICA
En Santa María del Mar fueron bautizados la mercedaria Santa María de Cervelló, el beato Luis Beltrán, la venerable Juliana de Morella y el también venerable Claudi López Bru, marqués de Comillas.
Contrajo matrimonio en la basílica la venerable Dorotea Chopitea, protectora de San Juan Bosco en Barcelona.
Frecuentaron la parroquia el mercedario San Pedro Nolasco, además de los santos Vicente Ferrer, Ignacio de Loyola, Salvador de Horta, Francisco de Borja y José Oriol, el cual fue monaguillo e hizo en la basílica su primera comunión; las santas María Micaela del Santísimo Sacramento y María del Carmen Sellés, la beata María-Anna Mogas y el beato Pere Tarrés.
Entre los muchos predicadores que ocuparon el púlpito de Santa María del Mar destacan otros dos santos: Antonio María Claret en 1850, cuando ya era obispo de Santiago de Cuba, y Francesc Coll en 1853, fundador de las Dominicas de la Anunciata.
Bajo el cobijo de Santa María de la Mar actuaban los gremios, del cual son testimonio los nombres de las calles que la rodean, con una doble finalidad espiritual y asistencial, vanguardia de los adelantos sociales actuales. En la actualidad, los gremios de la ciudad todavía colaboran y celebran sus fiestas patronales en la basílica.
Fiel a su historia, hoy Santa María del Mar como parroquia quiere ser una “casa abierta a todos y al servicio de todos”. Por eso tiene como centro las celebraciones litúrgicas con las actividades propias de los católicos, tanto de los nacidos en la ciudad como los foráneos, y además quiere compartir como responsabilidad, el acoger a todo el mundo y, sobre todo, responder a los más necesitados. En este contexto, la parroquia de Santa María del Mar siempre se ha ofrecido al barrio en el que está ubicada y a todo su entorno, aportado el servicio pastoral arraigado en el Evangelio de Jesucristo, siempre respetuoso con todas las confesiones y creencias. Por eso Santa María del Mar, la basílica que fue construida por el propio pueblo, es la casa de todos.

(Ver interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)