Situado en Escocia, en la cima de castle hill, un pico de origen volcánico
que se encuentra rodeado en tres de sus lados por enormes acantilado. Este
castillo está considerado como Monumento Nacional y su gestión ha sido en
consecuencia confiada al organismo especializado Historic Scotland.
Alberga igualmente el cuartel general,
así como el museo, de un Regimiento del Ejército Británico, el Argyl and Sutherland Highlanders Regiment, a pesar de que dicho
regimiento ya no tenga su base en este lugar.
La mayor parte de los edificios
principales del castillo datan de los siglos XV y XVI, si bien algunos de ellos
son incluso anteriores, en concreto del siglo XIV. Las defensas exteriores que
dan hacia la ciudad, por su parte, datan de principios del siglo XVIII.
Durante el siglo XIV el castillo
sufrió un sitio por las tropas inglesas de Eduardo I, en el marco de las
llamadas Guerras de Independencia de Escocia. Los historiadores indican que fue
durante dicho asalto cuando Warwolf, el mayor fundíbulo que nunca se haya
construido, fue utilizado por vez primera, y lo fue con efectos devastadores.
La muralla almenada, que protege la
entrada al castillo propiamente dicho una vez superadas sus defensas
exteriores, fue construida por Jacobo III de Escocia, constituyendo
originalmente una parte del sistema de fortificaciones que rodeaba y protegía
la base rocosa. En sus dos extremidades había unas casamatas rectangulares
macizas y, en su centro, encuadrando la entrada del recinto fortificado, cuatro
torres circulares provistas de tejados cónicos.
De esta magnífica composición
subsisten únicamente la casamata y la torre principal más meridional (en la
actualidad unida al cuerpo principal del edificio), parte de los lienzos de las
paredes, la entrada y la parte inferior de las torres circulares internas, así
como vestigios de las externas y de la casamata y torres circulares
septentrionales.
El majestuoso castillo de Stirling,
erguido en una colina que controla la frontera entre las Highlands y las Tierras
Bajas, cuenta con todos los ingredientes de una fascinante fortaleza.
Vale realmente la pena cruzar los
gruesos muros y adentrarse en una fortificación compleja, construida, destruida
y modificada a lo largo de los siglos por multitud de de ejércitos y monarcas.
El guardián de esta ciudad escocesa
fue testigo de asedios y disputas por la independencia, de la coronación de
reyes, de fastuosos banquetes y celebraciones.
Proponemos visitar el castillo de
Stirling a través de diferentes curiosidades.
DECENAS
DE ROSTROS OBSERVAN DESDE EL TECHO
En el castillo de Stirling se puede
contemplar uno de los tesoros artísticos de Escocia, las Stirling Heads, las cabezas de Stirling.
Se trata de decenas de rostros que el
rey Jacobo V encargó tallar en madera de roble alrededor de 1540. Representan
reyes, nobles, personajes mitológicos y emperadores romanos.
Durante más de dos siglos,
impresionaron a los visitantes desde los techos de las estancias reales, pero
en 1777, tras un derrumbe, los retiraron y acabaron en distintas manos. A pesar
de que algunos rostros se perdieron, hace unos años los supervivientes se
restauraron y volvieron a su hogar. Hoy en día pueden contemplarse en una
exposición del palacio. Aunque la sensación es, más bien, la de que son ellos
quienes observan al visitante.
Además, al mismo tiempo el Stirling Castle encargó que se tallaran
réplicas de los rostros, que hoy decoran de nuevo el techo de la estancia del
rey pintadas en colores vivos.
En los originales, se descubrieron
rastros de pintura desvanecidos por los siglos, pero viendo las reproducciones
a todo color es fácil imaginar lo llamativos que debieron ser.
LA
ENORME CATAPULTA QUE ATERRORIZÓ AL CASTILLO
El castillo de Stirling ha sido
escenario de incontables batallas y asedios entre ingleses y escoceses, por lo
que a lo largo de los siglos sus ocupantes debieron de vivir más de un momento
de pánico.
Uno de ellos tuvo lugar en 1304,
durante el asedio a la fortaleza por parte de Eduardo I de Inglaterra y sus
tropas durante la Guerra de Independencia.
Para causar el mayor daño posible en
el castillo, el monarca ideó un arma monstruosa, el Warwolf (lobo de guerra),
que se considera el mayor trabuquete jamás construido.
Aseguran que, cuando los escoceses
comprendieron la magnitud de la enorme catapulta, intentaron rendirse. Pero el
monarca estaba decidido a probar el trabuquete, mantuvo el asedio y acabó
derrumbando buena parte de la muralla.
Para hacerse una idea de cómo
funcionaba, en el capítulo del castillo de Sitirling del programa Secrets of Great British Castles lo
recrean y muestran en funcionamiento.
EL
VUELO DEL ALQUIMISTA
El italiano John Damian se encontraba
al mando del equipo de alquimia. Cansado de no obtener resultados y temeroso de
perder el favor del rey, en 1507 encontró otra forma de impresionar al monarca:
decidió que alzaría el vuelo desde la muralla del castillo.
Según describe un poema satírico, el
italiano se colocó unas alas hechas de plumas, saltó… Y se precipitó al vacío.
Por suerte, no cayó desde demasiada altura y sólo se rompió una pierna.
¿Leyenda maliciosa inventada por un
poeta o episodio real? Sea como sea, hoy en día se encuentra una placa junto a
la muralla que marca el lugar del vuelo del alquimista en el castillo de
Stirling.
LA
PELOTA DE FUTBOL MÁS ANTIGUA DEL MUNDO
¿Se puede imaginar un partido de
futbol en el patio o en los jardines del castillo?
En los años 70, en el Stirling Castle
se hizo un hallazgo histórico: tras un panel de madera de las estancias de la
reina, se descubrió la pelota de futbol más antigua del mundo (de las que han
sobrevivido hasta nuestros días). Se trata de una pelota elaborada a partir de
cuero y vejiga de cerdo entre 1540 y 1570, aunque los registros indican que
mucho antes, en 1497, el rey Jacobo IV ya había comprado varias pelotas.
En la actualidad, la pelota sigue en
la ciudad y puede verse expuesta en al Smith
Art Gallery and Museum.
AQUÍ
CORONARON A LA REINA MARY, QUEEN OF SCOTS
Tras la muerte de su padre, Jacobo V,
la reina Mary, Queen of Scots, accedió al trono con tan sólo seis días de edad.
Con apenas seis meses, la prometieron
en matrimonio con el hijo del rey Enrique VIII de Inglaterra. Sin embargo, poco
después la madre de Mary, María de Guisa, se opuso al matrimonio. Dicha
decisión no sentó nada bien a Enrique VIII, quien comenzó lo que se conoce como
el rough wooing, el cortejo a la
inglesa. Es decir, simple y llanamente casar a Mary con su hijo a la fuerza.
La monarca había nacido en el palacio
de Linlithgow, pero, para velar por su seguridad, pronto la trasladaron al
castillo de Stirling, siendo allí donde, el 9 de septiembre de 1543, coronaron
a Mary como reina de Escocia. La pequeña tenía tan sólo nueve meses de edad.
Durante su infancia, pasó largas temporadas en el castillo, hasta que a los
cinco años la mandaron a Francia.
Hoy en día, los fuegos artificiales
estallan en el cielo escocés a lo largo de todo el año: durante la noche de Guy Fawkes, a lo largo del festival de
Edimburgo, durante las celebraciones del Hogmanay…
Sin embargo, el primer espectáculo de
fuegos artificiales del que se tiene constancia en Escocia se remonta a 1566 y
tuvo lugar en el castillo de Stirling.
Fue con motivo del bautizo de Jacobo
VI de Escocia y I de Inglaterra, el hijo de Mary Queen of Scots. El monarca
nació en el castillo de Edimburgo, pero lo bautizaron en el Stirling Castle.
UN
BANQUETE SERVIDO EN UN BARCO
En 1594, el rey Jacobo VI mandó
construir a toda prisa la capilla real del castillo para poder bautizar a su
primer hijo y heredero al trono, el príncipe Enrique Federico.
El edificio se completó en tan sólo
siete meses, a tiempo para el bautizo. La ocasión se celebró por todo lo alto,
y en la Great Hall, el gran salón, tuvo lugar un banquete de lo más sonado y
fastuoso. Tanto ¡que el plato de pescado se sirvió a bordo de un enorme barco
de madera que contaba incluso con sus propios cañones!
La Great Hall del castillo de Stirling
es imponente, pero hay que imaginarla adornada para el banquete y con un barco
gigante acercándose a los comensales, algo impresionante.
LA
CAZA DEL UNICORNIO
Para aproximarse al aspecto que el
castillo de Stirling tenía en el siglo XVI, En el año 2002 Historic Scotland encargó a varios tejedores que recrearan los
siete tapices de La caza del Unicornio.
Estos tapices se confeccionaron
alrededor de 1495-1505 en los Países Bajos y muestran la persecución y caza de
un unicornio. Parece ser que la fortaleza de Stirling contaba con tapices
parecidos, también protagonizados por unicornios. Los originales están
expuestos en el museo de los Cloisters, en Nueva York, pero en la actualidad
también se puede disfrutar de esta preciosa e intrincada obra en el castillo de
Stirling.
LA
DONCELLA DE VERDE
Como cualquier castillo escocés que se
precie, al de Stirling no le faltan apariciones espectrales y leyendas del más
allá.
Su fantasma más conocido en la Green
Lady, la doncella de verde. Cuentan que la joven era una de las doncellas de Mary
Queen of Scots, cuando la reina regresó de Francia.
Una noche, mientras Mary dormía la
doncella despertó y vio, alarmada, cómo las llamas provocadas por una vela
devoraban la cama de la reina. La joven consiguió despertar a la monarca y
salvarle la vida, pero ella no pudo escapar. Desde entonces, dicen que la Green
Lady merodea por el castillo vestida como aquella noche, con un camisón de
color verde.
DOS
HÉROES ESCOCESES EN UN MISMO PLANO
Una de las imágenes más
representativas del castillo de Stirling aguarda antes de entrar, en la
explanada. Frente al visitante se halla la estatua del rey Robert the Bruce, y,
más allá, la torre del monumento a William Wallace.
Dos héroes escoceses en un mismo
plano. Ambos lograron victorias históricas muy cerca de la fortaleza: William
Wallace, en la batalla del puente de Stirling, en 1297, y el futuro rey Robert
I, en la batalla de Bannockburn, en 1314. Son ellos, también, quienes custodian
la entrada al castillo de Edimburgo.
Si el visitante quiere conocer más
sobre William Wallace puede acercarse al Wallace Monument, en Stirling.
El rey Robert I the Bruce está enterrado en la abadía de Dunfermline, en Fife, pero
cuentan que su corazón descansa en la abadía de Melrose, en los Borders de
Escocia.
El viajero que se aproxima a estas
tierras escocesas, aparte de visitar la fortaleza de Stirling puede conocer
infinidad de interesantes historias. Quizá excentricidades algunas de ellas,
pero curiosidades a fin de cuentas.
(Ver interesante colección gráfica de este reportaje
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