La Catedral de Nuestra Señora de París es uno
de los edificios más señeros y antiguos de cuantos de construyeron en estilo
gótico. Se empezó su edificación en el año 1163 y se terminó en el 1345.
Dedicada a María, madre de Jesucristo, se sitúa en la pequeña isla de la Cité,
rodeada por las aguas del río Sena. Es uno de los monumentos más populares de
la capital francesa.
LA
TRANSICIÓN DEL ROMÁNICO AL GÓTICO
Las catedrales de gótico surgen íntimamente
ligadas a la idea del esplendor y la monumentalidad, a efecto claro de las
necesidades y aspiraciones de la sociedad de la época. La arquitectura gótica
es un instrumento poderoso en el seno de una sociedad que ve transformarse la
vida urbana a un ritmo acelerado en el inicio del siglo XI.
La ciudad resurge con una extrema importancia
en el campo político, en el campo económico (espejo de las crecientes
relaciones comerciales), ascendiendo también, por su lado, la burguesía
adinerada y la influencia del clero urbano. El resultado de esto es una
sustitución también de las necesidades de construcción religiosa fuera de las
ciudades, en las comunidades monárquicas rurales, por el nuevo símbolo de la
prosperidad urbana, la catedral gótica. Y como respuesta a la búsqueda de una
nueva dignidad creciente en el seno de Francia, surge la Catedral de Nôtre Dame
de París.
PROCESO
DE CONSTRUCCIÓN
Pese a la poca calidad constructiva del
subsuelo, esta ubicación posee un largo historial dedicado al culto religioso.
Los celtas habían celebrado aquí sus ceremonias donde, más tarde, los romanos
erigirían un templo al dios Júpiter. También en este lugar existió la primera
iglesia cristiana de París, la Basílica de Saint-Etienne, proyectada por
Childeberto I alrededor del año 528 d.C.
En sustitución de esta obra surgió una iglesia
románica que permaneció hasta 1163, cuando comenzó la construcción de la
catedral actual.
Ya en 1160, y como resultado del ascenso
centralizador de París, el obispo Maurice de Sully consideró la existente
iglesia (de San Esteban) poco digna de los nuevos valores. El gótico inicial,
con sus innovaciones técnicas que permiten formas hasta entonces imposibles, es
la respuesta a la demanda de un nuevo concepto de prestigio en el dominio
ciudadano. Durante el reinado de Luis VII, y bajo su apoyo, este proyecto fue
bendecido financieramente por todas las clases sociales. Así, y teniendo en
cuenta la grandeza del proyecto, el programa siguió velozmente y sin
interrupciones que pudieran ocurrir por falta de medios económicos (algo común
en la época, en construcciones de gran envergadura).
La construcción se inició en 1163 reflejando
influjos de la Abadía de Saint Denis, subsistiendo aún dudas en cuanto a la
identidad de quien habría “colocado” la primera piedra, el obispo Sully o el
papa Alejandro III.
A lo largo del proceso (la construcción, incluyendo
algunas modificaciones, duró hasta mediados del siglo XIV) fueron varios los
arquitectos que participaron en el proyecto, esclareciendo este factor las
diferencias estilísticas presentes en el edificio.
En 1182 el coro ya prestaba servicios
religiosos y, durante la transición entre los siglos, se construyó la nave. Al
inicio del siglo XIII arrancaron las obras de la fachada oeste con sus dos
torres, extendiéndose a mediados del mismo siglo. Los brazos del transepto (de
orientación norte-sur) fueron edificados de 1250 a 1267 bajo supervisión de
Jean de Chelles y Pierre de Montreuil. Simultáneamente se levantaron otras
catedrales a su alrededor en un estilo
más avanzado dentro del gótico; la catedral de Chartres, la catedral de
Reims y la catedral de Amiens.
MODIFICACIONES
POSTERIORES
Los arbotantes de la catedral, construidos a
principios del siglo XIII son una solución estructural típica de la
arquitectura gótica que deriva las presiones de las bóvedas hacia los
contrafuertes adosados al exterior de los muros.
La catedral fue alterada sustancialmente a
finales del siglo XVII, durante el reinado de Luis XIV, principalmente en la
zona este, en la que sepulcros y vidrieras fueron destruidos para ser
sustituidos por elementos más al gusto del estilo artístico de la época, el
barroco. Así, entre 1630 y 1707, el gremio de orfebres de París encargó un
cuadro al año a artistas como Laurent de La Hyre o Sébastien Bourdon. Se
reunieron 77 pinturas de gran formato, que luego se dispersaron. En fechas
recientes, regresó al templo una docena de dichas obras.
En 1793, durante la Revolución francesa, más
elementos de la catedral fueron destruidos y muchos de sus tesoros robados,
acabando el espacio en sí por servir de almacén para alimentos.
En 1804 Napoleón Bonaparte se coronó a sí
mismo emperador en la catedral.
Con el florecer de la época romántica, la
catedral se apreció con otros ojos. Bajo esta nueva luz del pensamiento se
inició un programa de restauración de la catedral en 1844, liderado por los
arquitectos Eugéne Viollet-le.Duc y Jean-Baptiste-Antoine Lassus, que se
extendió durante veintitrés años.
Entre las modificaciones que se hicieron
están: la inserción de gabletes en las ventanas, el rosetón sur enteramente nuevo,
el cambio de la piedra de los arbotantes por piedra nueva, la reconstrucción de
todas las capillas interiores y altares, la colocación de estatuas en la
Galería de los Reyes, parcialmente destruida durante la Revolución francesa
(incluso hay algunas que son retrato de Viollet); también se añadieron a la
catedral numerosas gárgolas que configuran una de sus imágenes más
características. Además, se planeó un aislamiento de la catedral, derribando
todos los edificios de los alrededores.
En 1871, con el corto ascenso de la Comuna de
París, la catedral se vuelve nuevamente telón de fondo de las turbulencias
sociales, durante las cuales casi fue incendiada. En 1965, como consecuencia de
las excavaciones para la construcción de un aparcamiento subterráneo en la
plaza de la catedral, se descubrieron catacumbas que revelaron ruinas romanas,
de la catedral merovingia del siglo VI y de habitaciones medievales. Ya más
próximo a la actualidad, en 1991 se inició otro proyecto de restauración y
mantenimiento de la catedral con una duración prevista de diez años.
LA
LITERATURA Y LA FAMA
Durante el Romanticismo, Víctor Hugo
escribió, en 1831, el romance Nuestra
Señora de París. Situando los acontecimientos en la catedral durante la
Edad Media, la historia trata de Quasimodo, que se enamora de una gitana de
nombre Esmeralda. La ilustración poética del monumento abre puertas a un nuevo
deseo de conocimiento de la arquitectura del pasado y, principalmente de la
catedral de Nôtre Dame de París.
Y la
catedral no era sólo su compañera, era el universo; mejor dicho, era la
Naturaleza en sí misma. Él nunca soñó que había otros setos que las vidrieras
en continua floración; otra sombra que la del follaje de piedra siempre en
ciernes, lleno de pájaros en los matorrales de los capiteles sajones; otras
montañas que las colosales torres de la iglesia; u otros océanos que París
rugiendo bajo sus pies.
Víctor
Hugo, Nuestra Señora de París
MOMENTOS
IMPORTANTES EN LA CATEDRAL
1 1314 - Jacques
de Molay fue quemado vivo en la hoguera frente a la catedral en construcción de
Nôtre Dame.
·
1429 - Coronación
de Enrique VI de Inglaterra durante la Guerra de los Cien Años.
· 1804 - Coronación,
el 2 de diciembre de Napoleón Bonaparte como emperador de Francia y de su mujer
Josefina de Beauharnais como emperatriz en presencia del papa Pío VII. Debido a
este evento, el papa elevó a Nôtre Dame a la categoría de basílica menor.
· 1900 - El organista y compositor francés Louis
Vierne gana la plaza de organista titular tras una dura competición contra los quinientos
mejores organistas de su época.
·
1909 - Beatificación de Juana de Arco.
·
1937 -
Fallece Louis Vierne durante la interpretación de su recital de órgano número
1750.
·
1980 - El papa Juan Pablo II celebra misa en la
plaza Parvis.
DESCRIPCIÓN
DE LA CATEDRAL
Existe aún en esta catedral una dualidad de
influencias estilísticas: por un lado reminiscencias del románico normando, con
su fuerte y compacta unidad, por otro lado, el ya innovador aprovechamiento de
las evoluciones arquitectónicas del gótico, que confieren al edificio una
ligereza y aparente facilidad en la construcción vertical y en el soporte del
peso de su estructura (siendo el esqueleto de soporte estructural visible sólo
desde el exterior)
La planta está demarcada por la formación en
cruz latina orientada a Occidente, de eje longitudinal acentuado, y no
perceptible desde el exterior. La cruz está “incrustada” en el edificio,
envuelta por un doble deambulatorio, que circula por el coro en la cabecera (al
este) y se prolonga paralelamente a la nave, dando lugar, así, a cuatro naves
laterales.
LA
FACHADA OCCIDENTAL
Es la fachada principal y la de mayor
monumentalidad. Se puede establecer una afinidad en la composición y trazos
generales con la fachada de Saint Denis, una derivación de la fachada del
románico normando.
La fachada presenta un conjunto proporcional,
reduciendo sus elementos a lo esencial, aunque con gran riqueza de detalles. Se
optó por una pared “plástica” que interconecta todos sus elementos y pasa a
integrar también la escultura en lugares predefinidos, evitando que se disponga
un tanto aleatoriamente como ocurría en el románico.
La fachada presenta tres niveles horizontales
y está dividida en tres zonas verticales por los contrafuertes ligeramente
prominentes que unen en verticalidad los dos pisos inferiores y refuerzan los
picos de las dos torres. En la organización de la fachada, que sigue un patrón
jerárquico y geométrico, se pueden distinguir la torre norte, la torre sur, la
Galería de las quimeras, el rosetón occidental, la Galería de los Reyes y las
puertas de acceso:
·
Puerta del lado norte: Puerta de la Virgen
·
Puerta central: Puerta del Juicio Final
·
Puerta del lado sur: Puerta de Santa Ana
Sobre las puertas de la fachada, se encuentra
la Galería del los Reyes, formada por 28 estatuas que representan a los reyes
de Judea e Israel. Durante la Revolución francesa, dichas estatuas fueron
destruidas en su mayor parte debido a que se creía que representaban a los
reyes de Francia, por lo que las estatuas actuales son réplicas de las
originales, parte de las cuales pueden verse en el Museo Cluny.
Las torres tienen 69 metros de altura. La
torre sur contiene la famosa campana Emmanuel.
Puede visitarse, pasando por la Galería de las quimeras.
INTERIOR
El interior de la catedral destaca por su
luminosidad, gracias a los amplios ventanales que se abren en la cabecera, el
claristorio, el triforio y las naves laterales. Gran originalidad y audacia
suponen los pilares cilíndricos que separan los espacios de las naves. En
contra de lo que se hizo después en la mayoría de edificios góticos, se
diseñaron a modo de columnas gigantes, sin haces o columnillas adosadas. Las
bóvedas y las tracerías de los ventanales muestran diseños simples, como
corresponde a la fase inicial del gótico en que fueron proyectados. La
decoración escultórica de capiteles, enjutas y demás espacios también responde
a la sencillez heredera de la tradición cisterciense, y predominan en ellos los
elementos vegetales.
En la cabecera, destaca la monumental Piedad, esculpida por Nicolás Coustou en
el siglo XVIII, y que preside la catedral desde el centro del ábside. Rodean a
la estatua sendas efigies del rey Luis XIII, obra de Guillaume Coustou, y Luis
XIV, por Antoine Coysevox. Ambos monarcas aparecen arrodillados en actitud de
súplica, y les rodean ángeles portando los Arma
Christi.
El espacio del coro conserva parte de la
sillería de madera que fue colocada en este espacio en el siglo XVIII. Presenta
una decoración típicamente barroca, con abundancia de volutas y bajorrelieves
tallados.
La mayor parte de las vidrieras fueron
colocadas durante las sucesivas restauraciones que se realizaron desde el siglo
XIX.
El tesoro de la catedral guarda algunas
reliquias relacionadas con la Pasión de Cristo: la Corona de espinas, un
fragmento de la Vera Cruz y uno de los clavos que sirvió para la crucifixión.
Estas preseas sacras fueron compradas por el rey Luis IX al emperador de
Constantinopla. El 19 de agosto de 1239, el rey en persona llevó las reliquias
a Nôtre Dame mientras se construía un edificio adecuado para ellas, lo que
sería la Sainte Chapelle. Durante la Revolución francesa, las reliquias fueron
llevadas a la Biblioteca Nacional. Tras el Concordato de 1801, se entregaron a
la custodia del arzobispo de París, que las depositó de nuevo en la catedral el
10 de agosto de 1806.
EL
ÓRGANO
El órgano principal de la catedral es un
destacado instrumento, obra de Aristide Cavaillé-Coll en su mayor parte; posee
una caja adornada con autómatas. La plaza de organista titular de Nôtre Dame es
uno de los más altos honores a los que puede aspirar un músico. Entre los que
la han ocupado destaca Louis Vierne, que fue organista entre los años 1900 y
1937.
UN
MAGNÍFICO SÍMBOLO DE PARÍS
Ningún visitante puede dejar la capital
francesa sin haber conocido la hermosa Catedral de Nòtre Dame, de culto
católico y sede episcopal de la ciudad. Es de estilo gótico y está
dedicada a
Nuestra Señora. Se
localiza en la Isla
de la Cité, en pleno Río Sena.
En esta catedral, donde tuvieron lugar acontecimientos más que importantes para la historia de Francia (la coronación de Napoleón y Enrique IV, por ejemplo) destacan sus dos torres de casi 70 metros de altura de fachada. Se puede acceder a ellas y tener una vista fantástica de la ciudad y además del campanario, donde vivió el Jorobado de Nôtre Dame, y de las espectaculares y curiosas gárgolas.
Es preciso subir cerca de cuatrocientos escalones empinados ya que no dispone de ascensor, por lo cual, se puede tardar bastante no sólo en llegar a la cima sino en entrar. Lo mejor es ir bien temprano (antes de las diez de la mañana). La cripta es otro de los lugares que no hay que perderse de esta catedral, esta ubicada en el subsuelo y tiene ruinas descubiertas en unas excavaciones de 1065 y abiertas al público en 1980.
Nôtre Dame es uno de los símbolos importantes de la capital francesa, junto con la Torre Eiffel y el museo del Louvre. Su visita resulta más que ineludible.
(Ver
interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)