ORÍGEN NAVAJO CON ACENTO ESPAÑOL
Pasado y presente viven juntos en este estado norteamericano joven y antiguo al mismo tiempo. En este mundo con un especial encanto, lleno de vastos desiertos, mesetas escarpadas, bosques, lagos, montañas y un cielo increíblemente azul, se hallan antiguas moradas en acantilados, poblados indios, aldeas hispanas, rascacielos y activos aeropuertos y carreteras interestatales.
Sus múltiples culturas: india, española y anglo-americana imparten al estado una rica tradición y ayudan a forjar su fuerte carácter, muy distintivo de Nuevo México.
Con alrededor de 315.194 kilómetros cuadrados de extensión, es el quinto estado más extenso de los Estados Unidos, sin embargo su población apenas supera los dos millones de habitantes. La cultura de los pueblos indios, muy actual aún en el estado, se remonta a casi dos mil años -en pleno apogeo cuando Europa estaba inmersa en el oscurantismo-. Nuevo México posee una atmósfera de antigüedad, no en balde los primeros pobladores indios tuvieron una civilización floreciente en las riberas del Río Grande, cuando Francisco Vazquez de Coronado y sus exploradores españoles llegaron en 1540 hasta estas tierras. De alguna forma puede decirse que ellos fueron unos colonizadores tardíos comparados con la historia que les precedió.
Algunos de los pueblos más primitivos siguen existiendo en la actualidad y han cambiado poco a lo largo de los últimos siglos.
La siempre intrigante y fuerte mezcla culturas de Nuevo México -india antigua, romántica hispana y pionera legendaria- es, sin duda, uno de sus mejores atractivos, de ahí que se haya convertido en uno de los estados americanos más visitados.
UNA SINGULAR Y ABRUPTA GEOGRAFÍA
En el sudoeste del país, Nuevo México hace frontera con Arizona, al sureste con Texas, Oklahoma al oriente y Colorado al norte. En las Grandes Llanuras, las Montañas Rocosas y el desierto de Sonora tienen alturas de 850 a más de 4.000 metros . Asimismo tiene varias cordilleras montañosas: Sangre de Cristo en el norte, cerca de sus límites con Colorado; Sandia y Manzanos en el valle del Río Grande del área de Albuquerque y las montañas de San Andrés, Sacramentos y Guadalupe en el sur. El famoso Río Grande atraviesa el estado de norte a sur.
El clima es una baza importante de cara al turismo, dado que durante todo el año resulta muy agradable. Incluso en invierno, cuando la nieve cubre muchas zonas, existe la posibilidad de esquiar en ropa ligera bajo un sol cálido. En líneas generales, las temperaturas suelen oscilar desde los 10º en invierno hasta los 34º en verano, con un nivel de humedad bastante bajo.
A lo largo y ancho de su territorio, la demografía de Nuevo México indica que aproximadamente el 48% de sus pobladores son latinoamericanos o los llamados blancos hispanos, entre los que predominan los descendientes de los antiguos colonizadores españoles y mexicanos. Alrededor de un 42% son descendientes de europeos no españoles, mientras que el 9% son nativos americanos y el resto lo compone una minoría de raza negra y asiática.
Curiosamente quienes profesan la religión católica son una gran mayoría, mientras que los protestantes, mormones (de gran trascendencia por la cercanía existente con el estado de Utah) y judíos son los restantes.
Nuevo México es un estado en el que, además del inglés, se habla también español en gran medida. Aunque la Constitución original de 1912 proveía un gobierno bilingüe, lo cierto es que no existe una lengua oficial, aun así hace mención de las dos lenguas más habladas, el inglés y el español con el objeto de protegerlas y promover su uso.
ALBUQUERQUE, LA CIUDAD MÁS POBLADA
Sobre el Río Grande, Albuquerque se anida al pie de las majestuosas Montañas Sandia, hacia el noreste. Centro de las industrias electrónica y aeroespacial, esta bulliciosa ciudad moderna sigue conservando muchos aspectos de su lejano pasado.
En la época en que llegaron los españoles, ya había en el lugar pueblos indígenas, aldeas comunales de estructuras con techos planos y construidas a base de ladrillos de adobe. Cuando el Oeste norteamericano se abrió a la colonización, a mediados del siglo XIX, Albuquerque se convirtió en un importante centro de transporte y suministros.
La ciudad es hoy una mezcla de culturas, cada una de las cuales ha dejado un importante legado, desde la arquitectura hasta las tradiciones, pasando por la comida, la religión o la música.
Los primeros colonizadores españoles construyeron una pequeña ermita dedicada a San Felipe Neri, convertida en iglesia de una mezcla de estilo victoriano y arquitectura nativa, la cual todavía sigue en pie, aunque ha sido remodelada y ampliada a través de los años. Es aquí donde se ubica la Old Town , la vieja ciudad, el corazón histórico y sentimental para toda la población. En los edificios de adobe que la rodean existen tiendas y restaurantes, los cuales la convierten en uno de los enclaves más concurridos de la ciudad.
El denominado Centro Cultural del Pueblo Indio está a sólo unos kilómetros de distancia. Diecinueve pueblos indígenas son dueños y conservadores de este edificio de varios pisos, diseñado sobre el modelo de Pueblo Bonito, las famosas ruinas del noroeste de Nuevo México. En el centro hay un museo que relata la historia de los indios nativos, así como una serie de estancias dedicadas a cada una de las tribus donde se explican sus características más relevantes. Se exponen y venden objetos artísticos (alfarería y joyería), e incluso durante la época veraniega se llevan a cabo festivales donde se interpretan danzas de los indios americanos, muy especialmente los anasazi y navajos, los primitivos pobladores de esta tierra.
En Albuquerque resulta también interesante realizar una visita al Museo de Historia Natural y el museo de la ciudad, en el que se expone la historia y el desarrollo de los últimos cuatro siglos de cultura del valle de Río Grande.
El tranvía aéreo Sandia Peak conduce a los pasajeros a lo largo de más de cuatro kilómetros hasta un restaurante situado a 3.255 metros de altitud, desde donde se dominan magníficas panorámicas del paisaje circundante, teniendo la oportunidad de ver a los carneros de grandes cuernos y los venados de las Montañas Rocosas en su hábitat natural. El recorrido de este tranvía es particularmente pintoresco al anochecer, cuando el sol se oculta y las luces de la ciudad brillan por debajo de los visitantes.
A destacar que, merced a sus cielos claros y vientos benignos, Albuquerque está considerada como “La Capital Mundial de los Globos de Aire Caliente”. La fiesta que se celebra todos los años en octubre es el evento más importante en su género a nivel internacional.
SANTA FE, LA CAPITAL
Todo empezó cuando Vazquez de Coronado y sus hombres se aventuraron hacia el norte, partiendo de México en busca de las legendarias Siete Ciudades de Cibola. Por aquel entonces, sacerdotes franciscanos siguieron los pasos de los aventureros y erigieron iglesias misioneras. Más tarde, en 1610, Santa Fe fue fundada como capital de la provincia española de Nuevo México. No dejó de ser la capital del estado en 1912 cuando pasó a formar parte de los Estados Unidos, y se distingue por ser la capital más antigua y de mayor altitud en todo el país.
Situada a 2.134 metros , en las faldas de las Montañas Sangre de Cristo, gran parte de la ciudad conserva el mismo aspecto que tenía en el siglo XIX. Sus pequeñas construcciones de adobe, con una combinación de estilo español e indígena, forman parte de la propia tierra. Angostas calles serpenteantes, que antaño fueron veredas para asnos, entrelazan la zona más céntrica y convergen en la hermosa y antigua plaza. El Palacio del Gobernador, construido en 1610, es el edificio público más antiguo que se conserva en Estados Unidos. Los indios nativos exhiben sus mantas, alfombras y piezas de artesanía en los portales de este palacio.
El Museo de Bellas Artes, el Laboratorio de Antropología, el Museo de Arte Folklórico y el de Arte y Cultura Indígena son monumentos históricos realmente interesantes. Otros edificios históricos de la ciudad son la Catedral de San Francisco erigida en 1869; la Capilla de Loreto con su escalera circular, y la Misión de San Miguel, el templo más antiguo (1610) de Estados Unidos que aún sigue abierto al culto.
Santa Fe, aparte de ser la capital administrativa, está considerada como el mayor centro cultural del estado. Mundialmente reconocida es la famosa Opera donde todos los años se llevan a cabo eventos musicales y artísticos de gran relevancia internacional.
TAOS, PUEBLO INDIO
Taos y el antiguo Taos Pueblo están situados en una meseta baja sobre el Río Grande y bajo la sombra púrpura de las montañas Sangre de Cristo, más al norte. Taos goza de una pintoresca historia como pueblo indio y centro de trueque, hoy famosa colonia de artistas con cerca de 80 galerías de arte. En 1598, los españoles se asentaron cerca de Tao Pueblo, pero en 1680, la rebelión india los expulsó del área. En el siglo XVIII, fue punto importante de encuentro de granjeros españoles, indios, montañeses, comerciantes franceses y mexicanos, al margen de los estadounidenses, quienes narraban increíbles historias con la ayuda del notorio whisky local “Taos Lightning”. En la actualidad, estrechas callejuelas y pasadizos conducen a diferentes tiendas donde se vende artesanía local. A destacar
Taos Pueblo es uno de los más importantes enclaves del suroeste y fue habitado por los indios por espacio de siglos.
EL LEGADO NAVAJO
Diecinueve poblados indios se extienden hacia el norte, desde la Reserva Isleta , en el sur de Albuquerque, hasta Taos; por el oeste llegan hasta Zuni, cerca de la frontera de Arizona. Los visitantes siempre son bienvenidos como observadores de los festejos públicos y encuentran en estos lugares una muestra de la cultura y formas de vida de los primitivos pobladores.
Muchas tribus tienen museos o centros culturales y generalmente venden obras de arte y artesanía, incluso se puede degustar típica comida indígena. Las especialidades gastronómicas incluyen pan elaborado por los propios indios en sus hornos tradicionales a la intemperie, y pan frito que se sirve caliente con miel.
Los navajos son la nación indígena estadounidense más numerosa, pues cuenta con alrededor de 300.000 personas. Viven en la actualidad en el suroeste de Estados Unidos repartidos por los estados de Nuevo México, Arizona, Utah y Colorado, junto con otros grupos que habitan en Chihuahua y Sonora, al norte de México. Navajo es el nombre que les dieron los primeros exploradores españoles al denominarlos "Indios Apaches de Navajó". Eran nómadas, y se identificaban como enemigos de las tribus sedentarias, de los españoles, de los mexicanos y de los angloamericanos. Actualmente se han mezclado con otras etnias, incluyendo la blanca. A ellos pertenece la más extensa reserva individual de cualquier grupo nativo estadounidense, al abarcar más de 60.704 kilómetros cuadrados.
De habla atapascana, en contra de lo que puede llegar a creerse son originarios de Canadá y no emigraron al suroeste americano hasta el siglo XIII. Desde su contacto con los españoles aprendieron a criar ovejas y a trabajar la plata y las piedras preciosas. En el siglo XIX tuvieron muchos enfrentamientos violentos con el ejército de los Estados Unidos, pero finalmente fueron sometidos.
Curiosamente, durante la Segunda Guerra Mundial varios miles de navajos se unieron a las Fuerzas Armadas de los EE.UU., en las que fueron a menudo utilizados como operadores de radio hablando su lengua nativa, la cual era imposible de comprender por los japoneses.
En la actualidad, la capital de los navajos está en Window Rock, Arizona. Están involucrados en una amplia variedad de empresas económicas que incluyen el cultivo, la minería y la producción y venta de alfombras tejidas, alfarería y joyería típica.
Esta tierra de Nuevo México, habitada durante siglos por los indios nativos, es una auténtica maravilla natural y su excepcional grandiosidad la convierte en un destino de viaje inolvidable.
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