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UNA DE LAS CIUDADES MÁS ANTIGUAS DEL MUNDO

El principal punto de inflexión de las Cruzadas fue en 1187, cuando después de la batalla de los Cuernos de Hattin, los cristianos perdieron Jerusalén contra las fuerzas de Saladino. La base de operaciones de los cruzados se desplazó entonces al norte y fue instalada en Acre por los siguientes cien años. Las órdenes militares tenían sus cuarteles dentro o cerca de Acre, desde donde decidían en que batallas debían luchar y en cuáles no.

La caída de Acre, también llamada San Juan de Acre, tuvo lugar en 1291 y significó la pérdida de la ciudad de manos cristianas. Fue considerada una de las batallas más importantes del periodo y con frecuencia es citada por los historiadores como el evento que marcó el fin de las Cruzadas. Cuando Acre cayó, los cruzados perdieron su última gran fortaleza en el Reino Cristiano de Jerusalén. Sin embargo, aún mantuvieron bajo su control una fortaleza, al norte, en la ciudad de Tartus (Siria), y realizaron varias incursiones costeras así como un intento de reconquista desde la pequeña isla de Arwad, que posteriormente perdieron también en 1302. Para entonces, los cruzados ya no poseían tierras, ciudades o fortalezas en Tierra Santa.

UNA CIUDAD CUAJADA DE HISTORIA

Ubicada en el extremo septentrional de la bahía de Acre o Akko, nombre por el cual ya se la conocía bíblicamente, puede asegurarse que es una de las ciudades más antiguas del mundo. Se cree que fue fundada hacia el año 1500 a.C.

En el año 332 a.C. pasó a formar parte del imperio de Alejandro Magno.

Cuando la zona pasó a manos de los ptolomeos, en la primera parte del periodo helenístico, uno de ellos, el rey de Egipto Ptolomeo II Filadelfo, conquistó la ciudad (siglo III a.C.) y desde entonces se llamó Ptolemaïs o Tolemaida. En esa época era un puerto de importancia para la región de Galilea y Damasco. El libro de los Hechos de los Apóstoles señala que Pablo de Tarso se detuvo en ella de camino a Jerusalén, al regresar de su tercer viaje misionero.

Después de que el Imperio Romano se dividiera en dos, el de Oriente y el de Occidente, Acre quedó integrada en el Imperio Oriental, más tarde renombrado como Imperio Bizantino.

En el año 638 la ciudad se incorporó al primer Estado islámico en rápida expansión. Fue bajo el dominio musulmán cuando se recuperó su antiguo nombre de Akko.

Durante las Cruzadas, Balduino I de Jerusalén conquistó la ciudad en 1104. Saladino I, sultán de Egipto y Siria, la reconquistó en 1187 y, poco después, en 1191 (en la Tercera Cruzada) volvió a manos cristianas. Fue entonces cuando recibió el nombre de San Juan de Acre.

Berenguela de Navarra vivió en la ciudad de Acre mientras su esposo Ricardo Corazón de León realizaba sus campañas contra los sarracenos. Al final del periodo de las Cruzadas, Acre era la última posesión cristiana en Tierra Santa, En 1291, los musulmanes, al mando del sultán mameluco Al-Ashraf Khalil, asediaron la ciudad que finalmente tuvo que rendirse.

En 1517 el Imperio Otomano se apoderó de la antigua ciudad.

En 1799 el almirante británico Sidney Smith negoció una alianza entre el Imperio Británico y el Otomano contra la intervención francesa en Egipto. Aislado en Oriente desde la victoria británica de Abukir, Napoleón Bonaparte trató de favorecer una rebelión en Siria contra los turcos y, a partir del 20 de marzo sometió a la ciudad de Acre a un asedio de dos meses que, finalmente tendría que levantar el 21 de mayo. Los británicos ayudaron eficazmente a los turcos sitiados.

En esta ciudad vivió prisionero durante 23 años el profeta Baha’u’llah, fundador de la religión conocida como bahaísmo. En Acre se encuentra su santuario, el cual está considerado como el lugar más sagrado de la tierra para esta confesión religiosa. Es uno de los centros de peregrinación bahai y es el punto donde todos los bahais del mundo se vuelven cada día para la oración obligatoria.

En 1918 los británicos asumieron el control en la región tras desmembrarse el Imperio Otomano a consecuencia de la Primera Guerra Mundial, quedando Acre incorporada al mandato británico en Palestina.

El 17 de mayo de 1948, en el marco de la Guerra de Independencia de Israel, fuerzas de la Haganá (organización paramilitar de autodefensa judía) recuperaron Acre que quedó definitivamente incorporada al Estado de Israel.

En la actualidad, Acre desarrolla una importante actividad industrial de acero. Tiene también una buena flota pesquera y, además, es una ciudad muy turística.

Acre ha sido una de las ciudades mixtas de Israel, en las que una mayoría de judíos y una minoría de árabes conviven en relativa tranquilidad.

LA CIUDADELA : UN LUGAR EXCEPCIONAL

Acre se sitúa a sólo 22 kilómetros al norte de la ciudad de Haifa y al igual que ésta se encuentra bañada por el Mediterráneo, con un puerto natural formado por línea costera de la bahía de Haifa, que le hizo convertirse desde muy temprano en una próspera ciudad comercial.

Al llegar a Acre, el visitante encuentra una ciudad que ha sabido crecer manteniendo el patrimonio histórico-cultural, no obstante los numerosos enfrentamientos vividos en la ciudad. En la actualidad, sus calles estrechas, sus mercados, nuevos edificios, el puerto y el paseo marítimo se mezclan en perfecta sintonía con sus antiguas construcciones pertenecientes a antiguas épocas, judía, cruzada, otomana, musulmana y la ciudad más sagrada para los bahaìs. Las autoridades dedicadas al turismo se están encargando de potenciar cada vez más todo aquello que suponga ofrecer al turista la mejor experiencia vacacional.

La Ciudad Vieja de Acre es uno de los lugares más interesantes de Israel. Una verdadera ciudad costera rodeada de antiguos muros de piedra y el hogar de innumerables tesoros históricos y culinarios, que desprende un ambiente único y sublime, a diferencia de cualquier otro lugar del país. Las murallas defensivas recuerdan en todo momento la importancia estratégica que tuvo la ciudad a lo largo de los siglos hasta llegar a Pasha (1800-1814) que restauró por última vez las murallas, creando un foco seco, tres grandes torres de vigilancia, puestos para los cañones y un faro.

Entre los lugares de interés está la mezquita de Al-Jazzar, que se llamó también Djama al-Anuar (mezquita de las luces), es la más grande del país (fuera de Jerusalén) y la mayor de las mezquitas erigidas en la época de dominio otomano. Según la inscripción que corona la entrada, fue inaugurada en 1781-82 a principios del reinado de El Jazzar Pasha.

Jan-el-Umdan es un gran espacio vecino al puerto que era un activo centro de comercio internacional. En los almacenes de la planta baja se depositaban las mercancías, mientras que los comerciantes se hospedaban en el alojamiento de la planta superior. Fue construido a finales del siglo XVIII por orden de Ajmed el Jazzar, sobre columnas de granito transportadas de canteras de la zona.

La ciudad subterránea esconde tantos secretos en el exterior como en el subsuelo. Gracias a las excavaciones efectuadas se ha podido ir recuperando lo que fuera un autentico laberinto de salas y pasadizos que conformaban lo que era una ciudadela de la Orden de los Hospitalarios, la orden militar y religiosa cuya principal misión era atender a los enfermos en Tierra Santa. En este subsuelo existe un entramado de túneles y salas que conducen al Refectorio Hospitalario compuesto por seis salas semi-unidas, la denominada Sala de los Caballeros, establecida por el rey Ricardo Corazón de León durante la tercera cruzada, una mazmorra, un refectorio-comedor y los restos de una iglesia gótica. Este Túnel de los Templarios, como también es conocido, en el pasado conectó la fortaleza estratégica con el puerto, ayudando a los peregrinos a entrar en Israel.

La Orden trasladó su sede central de Jerusalén a San Juan de Acre entre los años 1191 y 1291. Una auténtica maravilla que se conserva intacta.

El puerto de Acre ya se mencionaba en la campaña de la conquista de Egipto en los años 527 a 525 a.C. En la época de Ptolomeo II la construcción del puerto convirtió a la ciudad en un enclave portuario internacional y puerta de acceso a Israel. Acre llegó a su máximo esplendor cuando fue conquistada por los Cruzados, que en el siglo XIII la hicieron capital de Tierra Santa. Después de la ocupación otomana el puerto fue dejado de lado y se utilizó únicamente para barcas de pescadores.

Otros lugares de interés para los bahais son la mansión de Bahaji, el Santuario Baha’u’llah, la casa de Abbud y el jardín de Ridvan. Todos ellos son Patrimonio Mundial de la UNESCO.

La antigua San Juan de Acre es una ciudad de templarios y de intrigas, donde se puede caminar por un auténtico laberinto de callejuelas y túneles subterráneos que fueron mudos testigos sobre lo que fueron las Cruzadas en estas tierras bíblicas. Un enclave mediterráneo donde se pueden explorar los restos de las conquistas de cruzados, musulmanes y otomanos. Un viaje apasionante.

(Ver interesante colección gráfica en GALERIA DE FOTOS)