ALMODÓVAR DEL RÍO

UNA FORTALEZA CUAJADA DE HISTORIA


De origen musulmán, también denominada Castillo de la Floresta, está situada en el monte de “El Redondo” en la localidad de Almodóvar del Río, (provincia de Córdoba) y durante la Edad Media fue protagonista de infinidad de relevantes hechos históricos.

El núcleo urbano ubicado en la comarca del Valle Medio del Guadalquivir, limita al norte con la Sierra Morena y con la campiña al sur. Una gran extensión de su zona norte es un espacio protegido, no en balde forma parte del Parque natural de la Sierra de Honachuelos.

HISTORIA ANTIGUA

El hábitat más antiguo en el término municipal de Almodóvar del Río se remonta a Paleolítico Inferior, habiéndose documentado varios yacimientos que han proporcionado materiales pétreos llamados cantos rodados y bifaces. Igualmente, en una covacha del Cerro del Castillo aparecieron vestigios que datan del Calcolítico.

El tránsito al periodo histórico está testimoniado por los restos materiales que se adscriben al Bronce Final Orientalizante, localizados en yacimientos de la confluencia del Guadalquivir y el Guadiato. En Cerro del Castillo se han encontrado pruebas asimismo de la perduración del hábitat en época ibérica, tal como se manifiesta el hallazgo de la típica cerámica pintada de bandas y círculos. De gran relevancia resulta un friso de piedra con escenas de caza en la cual se representa la cacería de un ciervo por varios personajes a caballo, seguidos de un carro tirado por asnos que data de los siglos IV y III a.C.

En época romana, el núcleo principal de población se concentraría en los alrededores del Cerro del Castillo, extendiéndose por la zona norte de la localidad actual, donde se han producido hallazgos de ánforas y monedas: también en sus inmediaciones se han documentado tumbas de inhumación. Se le identifica con ciertos problemas, generalmente con Carbula, ciudad mencionada en un pasaje del geógrafo romano Plinio. Carbula era un oppidum - poblado fortificado- que, con la llegada de los romanos, se integraría dentro del territorio colonial de Colonia Patricia Corduba.

Este territorio sobresale por la abundancia de yacimientos arqueológicos que testimonian una extraordinaria actividad agraria, centrada en el cultivo del olivo, así como un gran desarrollo del comercio oleícola, puesto que de allí se exportaron enormes cantidades de aceite, envasado en ánforas, fabricadas en alfares próximos al río Guadalquivir (Cortijo de Rojas, El Temple, El Sotillo y Vilaseca). Importantes obras de ingeniería hidráulica con los acueductos subterráneos del Cortijo Nuevo y Fuenreal. El hábitat perduraría durante la época visigoda, según testimonian los epígrafes funerarios datados en la segunda mitad del siglo VI y en el VII.

EDAD MEDIA

Con la conquista musulmana se estableció en el cerro una fortaleza (740) recibiendo entonces la localidad el nombre de al-Mudawwar al-Adna, topónimo que significa “el Redondo”, en clara alusión a la forma del mismo cerro. Las crónicas mencionan la oblación en dicho año, cuando el califa de Damasco designó para ocupar por segunda vez el emirato de al-Andalus al señor de Almodóvar Add al-Malik ben Qatan hasta que muere en la guerra civil contra los sirios.

Durante los siglos VIII, IX y X, la fortaleza y su término formaron parte de Córdoba: en el siglo XI quedó adscrito primero a la taifa de Carmona y luego a la de Sevilla, con los almorávides se reintegró a la jurisdicción cordobesa y por último en el siglo XII y parte del siglo XIII pasó a depender de la corte almohade de Sevilla. Este distrito contaba con una numerosa población rural y estaba cubierto de bosques, escasa producción de cereales y abundante caza.

Al filo de 1226, a fin de evitar los ataques cristianos, la mayoría de las villas situadas entre Sevilla y Córdoba reconocieron a al-Bayyasi como su señor, pues era aliado del rey de Castilla. Satisfecho por sus nuevas conquistas y su gran influencia, al-Bayyasi se retiró a Córdoba. Allí, una revuelta popular provocada por su amistad con los cristianos le obligó a dejar la ciudad y buscar refugio en el castillo de Almodóvar del Río, donde subiendo la cuesta del alcázar fue muerto a manos de su visir Ibn Yaburak -que había sido sobornado por Abu l-Ula-.Fue acusado de traición por los almohades dada su alianza con el rey de Castilla y León, Fernando III el Santo.

El visir llevó la cabeza de al-Bayyasi a Sevilla y reclamó a Abu l-Ula la recompensa que le había prometido, pero este lo acusó de traición por haber asesinado a su emir y lo ajustició.

Durante cinco siglos permaneció bajo el influjo de la civilización islámica, hasta que, en 1240, fue incorporada mediante pacto a la Corona de Castilla durante el reinado de Fernando III, quien conquisto la ciudad de Córdoba en 1236. Siete años más tarde fue entregada al Concejo de Córdoba, permaneciendo bajo su jurisdicción en las centurias siguientes.

En 1394 falleció en el castillo de Almodóvar del Río don Fadrique de Castilla, hijo ilegitimo de Enrique II de Castilla que se hallaba prisionero en la fortaleza.

ÉPOCA MODERNA

Hacia 1473 apareció por primera vez el nombre de Almodóvar del Río, apelativo con el que se quería aludir a su ubicación a orillas del Guadalquivir.

La tenencia del castillo se vincula durante el siglo XV a la Casa de Baena y Cabra. Igualmente, su magnífica situación y lo inexpugnable de sus muros motivaron que fuese utilizado como residencia de los monarcas Pedro I y Enrique II, y como prisión, como atestigua una orden de Consejo Real (1491).

La villa permaneció vinculada a la Corona, hasta que Felipe IV accedió a la venta de la jurisdicción y señorío por quince millones de maravedíes y de la alcaldía y del castillo millón y medio, a favor de Francisco Corral y Guzmán

UNA FORTALEZA INEXPUGNABLE

La visita al castillo de Almodóvar del Río es inexcusable para quienes llegan a Córdoba porque además de distar tan solo unos pocos kilómetros, el lugar es un claro ejemplo de la dilatada y rica historia de estas tierras, tanto de la dominación árabe como del poder cristiano bajomedieval.

Se sitúa sobre un alto cerro que domina la población de Almodóvar que queda hacia el este y muy próximo a las vegas del Valle del río Guadalquivir.

La existencia de un monte tan alto y escarpado en medio de este fértil y estratégico valle explica su existencia. Tal es lo escarpado del emplazamiento que este castillo nunca necesitó de fosos para su defensa.

Sin embargo no hay vestigios de que este lugar fuera ocupado por pueblos anteriores, como romanos o visigodos, sino que la primera intervención se producirá en el siglo VIII, sólo unas décadas después de la ocupación árabe y berebere de la Península Ibérica.

La mayor parte del castillo pertenece a la dominación musulmana, aunque desarrollada en tres fases sucesivas:

  • Siglo VIII: época emiral. A mediados de este siglo se edifica el recinto amurallado interior -de casi 500 metros de longitud- aunque no se erigen torres en su perímetro.

  • Siglo X: época califal. Se añaden dos de las torres a dicho perímetro: la Torre Redonda y el Torreón del Moro, ambas situadas en el flanco oriental de la fortaleza.

  • Siglo XII: época almohade. Entre otras de acondicionamiento se acomete la erección de la Torre Escucha, en la esquina noroeste.

En 1240, cuatro años después de la conquista de la ciudad de Córdoba pasó a manos cristianas que también aumentarían las defensas de la fortificación, hasta convertirse en un bastión inexpugnable empleado por los monarcas castellanos como residencia, cárcel real, etc. en sus viajes a Andalucía.

Aunque en el propio siglo XIII hubo algunas obras mudéjares como el Revolcadero, las más ambiciosas se llevaron a cabo un siglo más tarde -el XIV- en tiempos de Alfonso XI, Pedro I y Enrique II, cuando se erigieron cinco de las principales torres del castillo: la Torre del Homenaje, la Torre Cuadrada, la Torre Escuela, Torre de las Campanas y Torre de la Ceniza. Es este momento el de mayor esplendor de la fortaleza que llegó a alcanzar un total de 5.624 metros de superficie con un conjunto de murallas que, según los sectores, llegan a ser dobles o, incluso, triples.

Tras algunos cambios de propietarios, Felipe IV lo vende en el siglo XVII (1629) a Francisco de Corral y Guzmán y desde entonces ha ido perteneciendo a la misma familia.

El abandono y el poder destructor de la erosión durante siglos más el expolio de sillares de los pobladores de Almodóvar del Río que empleaban para edificar sus viviendas fue convirtiendo el otrora majestuoso castillo en una ruina progresiva.

LA RECONSTRUCCIÓN DEL SIGLO XX

Como indicábamos anteriormente, la fortaleza de Almodóvar del Río llegó a nuestros tiempos como un edificio cercano a la ruina total y definitiva. El que fuera su propietario, Rafael Desmaissieres y Farina, hombre culto y animado por los espíritus románticos de la época decidió invertir su fortuna y su vida a recuperarlo. Para ello contrató al arquitecto Alfonso Fernández Casanova que se encargó del renacimiento del edificio tratando de ceñirse, en la medida de lo posible, al aspecto original que tuvo el castillo en la Baja Edad Media.

Para ello invirtió grandes sumas de dinero, se movilizaron numerosos operarios y se invirtieron décadas en llevarse a término. Los estudios previos se iniciaron en 1897 y la intervención material abarcó el periodo que abarca desde 1901 hasta 1936, cuando comenzó la Guerra Civil Española. Paradójicamente ni el mecenas, el conde Torralva, ni el arquitecto pudieron ver la obra culminada puesto que fallecieron con antelación.

En estas obras del siglo XX además de la restauración/reconstrucción de la fortaleza medieval, se añadieron estancias nuevas en estilo historicista. Como el enorme palacio neogótico -con fines de vivienda- ubicado al oeste del castillo con vistas al Valle del Guadalquivir en sus impresionantes puestas de sol, el Salón de la Biblioteca y la Capilla que ocupa el centro del Patio de Armas, edificIo de planta octogonal cuya nave está cubierta por una cúpula inspirada en la del Convento de San Pablo, de Sevilla, que se apoya en arcos de medio punto, sostenidos por gruesas columnas.

Entre todas estas obras se construye también la novena y última torre del castillo llamada Torre Pequeña.

TORRE DEL HOMENAJE

La Torre del Homenaje, situada en el extremo meridional de la fortaleza, es la más importante torre del castillo de Almodóvar del Río con sus 33 metros de altura. Realmente es una torre albarrana, es decir, separada del resto de la fortificación, sólo unida por un estrecho puente de piedra pero que en origen debió ser levadizo de madera, lo que permitía aislamiento de modo que aunque el castillo en su conjunto cayera en manos del enemigo, la torre quedaba bastante aislada por la fácil defensa del puente o, incluso, recurriendo a su destrucción para aislarla completamente.

Tiene planta cuadrada y su alzado dispone de cuatro pisos, azotea, sala principal, cámara intermedia y mazmorra.

En los sótanos se encuentra la cámara intermedia con maniquíes que simulan una cárcel medieval con sus respetivos reos encadenados vigilados por un soldado. En el centro del piso hay un agujero de casi un metro de diámetro desde el que se divisa el nivel más bajo de la torre ocupada por la antigua mazmorra, lugar verdaderamente inexpugnable y del que era prácticamente imposible huir.

Por su parte, la Sala Principal de esta Torre del Homenaje es un soberbio espacio gótico abovedado con crucería cuyos nervios apean en ménsulas talladas con motivos vegetales y cuatro trompas en las esquinas que convierten el espacio cuadrado en octogonal.

Por encima se encuentra la azotea con la terraza desde donde se divisan impresionantes vistas del Valle de Guadalquivir, especialmente hacia el sur dada su orientación.

TORREÓN DEL MORO

Ocupa el espacio central del muro este orientado hacia la localidad. Se denomina así por los arcos de herradura existentes vinculados al mundo "moro". Su finalidad era la de reforzar este flanco y también el interior del castillo en caso de que el enemigo hubiera tomado la antemuralla.

TORRE CUADRADA

Ocupa la esquina noreste de la fortaleza. Cuenta con dos plantas. La inferior está cubierta con una interesante bóveda de ladrillo y actualmente cumple las funciones de armero. La planta superior tiene bóveda octogonal sobre trompas. También se conservan algunas pinturas mudéjares.

En la actualidad la planta baja alberga una maqueta del castillo y sobre ella se realiza una proyección que recrea las técnicas poliorcéticas de asedio y asalto de una fortaleza medieval.

TORRE REDONDA

Cercana a la Torre Cuadrada ésta se llama así porque aunque su base también es prismática su cuerpo superior se convierte en cilíndrico.

Se cree que es la más antigua de todas, erigida en la campaña del siglo X y edificada a base de sillares pétreos encintados por ladrillos. Cuenta con dos plantas, la superior tiene bóveda de cañón y la inferior bóveda vaída de ladrillo. Se exponen unos maniquíes ambientando una ceremonia de vasallaje.

TORRE DE LA ESCUELA

Posee dos plantas: la superior tiene bóveda vaída mientras que la inferior tiene bóveda ochavada de sillarejos. En ella se exponen fotografías comparativas del estado de la fortaleza antes y después de la reconstrucción del Conde de Torralva. También es posible subir a su terraza desde la que se con-templan las mejores vistas de los campos que rodean al castillo por el lado norte.

TORRE DE LA ESCUCHA

Es de dimensiones reducidas y se conserva bastante bien en relación a otras partes del castillo. Era empleada para detectar posibles ataques por sorpresa del enemigo.

TORRE DE LAS CAMPANAS O DE LA MIGA

También conserva muy bien el exterior. En la actualidad se puede visionar un cuidado reportaje sobre la vida y trayectoria de D. Rafael Desmaissieres y Farina, conde de Torralva y promotor de la reconstrucción.

PATIO DE ARMAS

El Patio de Armas es el espacio interior del castillo, actualmente ocupado por varias dependencias nuevas del siglo XX como la Capilla y el Palacio. Además tiene uno de los dos aljibes con que contaba la fortaleza. Concretamente el mayor de ellos. Entre ambos depósitos la fortaleza podía almacenar hasta un total de 290.000 litros de agua fundamentalmente procedente de la lluvia aunque también podía ser traída desde el río Guadalquivir.

Quien visita el castillo de Almodóvar del Río experimenta, sin duda, un emocionante viaje en el tiempo hacia el medievo. Sus torres, sus almenas, las mazmorras, el patio de armas, su capilla hexagonal, etc. transportan al viajero a otros siglos, y podrá conocer en primera persona raíces de la historia de España y Andalucía.


(Ver interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)