Al Mansur “ el Victorioso” más conocido por Almanzor, el caudillo árabe que sembró el terror entre los reinos cristianos del norte de la península. Un líder carismático al que sus hombres seguían a ciegas y sumaba por victorias todas sus campañas y razzias, llegó a estar calificado como “la bestia musulmana que desangró España”.
Descendiente de una familia árabe del Yemen establecida en la región de Algeciras desde la conquista musulmana de la península Ibérica, estudió en Córdoba y, durante el califato de al-Hakam II, ocupó importantes cargos administrativos, como los de director de la ceca (967) o intendente del ejército del general Galib (972).
En el 976, la prematura muerte de al-Hakam II situó al frente del califato de Córdoba a Hisam II, un niño de tan sólo once años, circunstancia que aprovechó Almanzor, hombre decidido y ambicioso, para hacerse con las riendas del poder. Aquel mismo año fue designado tutor del joven califa, con la ayuda de la madre de éste, Subh, una cautiva vascona que probablemente era su amante.
Dos años más tarde, en el 978, ya tras haber convertido a Hisam II en una marioneta política y postergado a personajes tan influyentes como al-Mushafí y Galib, Almanzor se hizo nombrar hayib, una especie de mayordomo de palacio o primer ministro, dignidad que le permitió ejercer una autoridad absoluta sobre todo el territorio hispanomusulmán.
Su primera decisión fue expulsar del ejército califal a la mayor parte de los mercenarios eslavos -los cuales, con el paso del tiempo, habían llegado a constituir una verdadera casta de privilegiados en la corte cordobesa- y sustituirlos por unos 20.000 beréberes, reclutados por él mismo en el norte de África, medida que le proporcionó una enorme popularidad. Así mismo, emprendió una profunda reestructuración de sus tropas con el propósito de acabar con la organización tribal de éstas, lo que era fuente de continuos conflictos, dispersando en diferentes unidades a los miembros más destacados de cada familia.
Dotado de un gran talento militar, entre los años 977 y 1002 llevó a cabo un total de 56 campañas en tierras cristianas sin conocer la derrota, razón por la cual recibió el sobrenombre de al-Mansur (el Victorioso), con el que pasaría a la historia. De hecho, se trataba de incursiones rápidas y devastadoras, realizadas durante los meses de primavera y verano, que tenían por objeto sembrar el terror entre los habitantes de pueblos y ciudades. Así, por ejemplo, asoló Salamanca (977), venció a los ejércitos coligados de Ramiro III de León, García Fernández de Castilla y Sancho II de Navarra en las batallas de Gormaz, Langa y Estercuel (977) y en la de Rueda (978), saqueó Barcelona (985), arrasó Coimbra, León y Zamora (987 y 988), asaltó Osma (990) y castigó Astorga (997).
La gesta más memorable del caudillo árabe se produjo, sin embargo, el 10 de agosto del 997, cuando destruyó Santiago de Compostela después de saquearla durante una semana (sólo respetó el sepulcro del apóstol Santiago) y obligó a los cautivos cristianos a trasladar a hombros las campanas de la catedral y las puertas de la ciudad hasta Córdoba.
Una de las razias más célebres fue la desarrollada en el año 1002, cuyo objetivo era la destrucción de uno de los corazones espirituales del Cristianismo hispánico: el monasterio de San Millán de la Cogolla. Esta expedición fue la última del hayib cordobés, pues en ella moriría de regreso a Córdoba, en tierras meridionales de la actual provincia de Soria. Es más que probable que pasara su última noche de enfermedad en la fortaleza musulmana de Berlanga y que al día siguiente, muriera en algún lugar cercano de Bordecorex, siendo enterrado en Medinaceli. Sin embargo, algunos historiadores manifiestan que quizá falleció a consecuencia de una razzia llevada a cabo en Calatañazor. Sea como fuere, lo único cierto es que Almanzor murió atravesando tierras sorianas
En este viaje recorreremos gran parte de esta ruta de la Castilla ancestral, con poblaciones milenarias, salpicadas de castillos, alcazabas e iglesias medievales.
DE LOS PICOS DE URBIÓN HACIA EL SUR
De indudable belleza, esta ruta de Almanzor recorre la provincia de norte a sur. Entra en Soria a través del puerto de Santa Inés, cruzando los Picos de Urbión y la sierra Cebollera. La primera localidad que se encuentra es Vinuesa villa que destaca por su arquitectura popular, su iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora del Pino, así como sus ermitas, el palacio de don Pedro de Neyla, la llamada Casa de los Ramos y, por supuesto, el encanto de sus parajes circundantes. Más allá y siguiendo en la comarca de Pinares, encontramos Molinos de Duero, con sus casas blasonadas, como es el caso de la emblemática Casa del Francés.
Siguiendo el itinerario se halla el pantano de la Muedra, donde yace el pueblo hundido del mismo nombre. La siguiente escala es Abejar, aseguran que famosa por sus carnavales. Entre su patrimonio religioso destaca la iglesia gótica (siglo XVI) de San Juan Bautista.
Siguiendo la sierra de Cabrejas se llega a la población de Cabrejas del Pinar, cerca del lago de La Fuentona, donde quedan bien patentes los vestigios medievales, así como las ruinas del castillo, la muralla, la picota y la ermita.
Antes de llegar a Calatañazor, encontramos Muriel Viejo, en zona de pinares altos y agraciados horizontes. Un poco más allá está Muriel de la Fuente, cuya ermita de la Virgen del Valle e iglesia parroquial, ambas románicas, los restos del catillo y la atalaya, ruinas del palacio y la picota no deben perderse en una detenida visita.
El camino lleva hasta Calatañazor, un enclave más que importante en esta ruta. De visita obligada la arquitectura típica de esta población ya que es algo excepcional, la puertas del Cuarteron, herrajes, castillo, recinto murado, la iglesia de Nuestra Señora del Castillo, la ermita de la Soledad. Todo lleva el sello medieval, de ahí que una parada en Calatañazor sea poco menos que ineludible.
La pequeña aldea de La Muela y Nafria la Llana, con la románica iglesia de San Blas, son otros de los puntos por los que aseguran que pasó Almanzor.
Bellos caminos son los que llevan hasta Fuentelárbol que, como el resto de las poblaciones, esconde algo medieval que ofrecer, su iglesia románica dedicada a la Virgen de la Asunción, con un espléndido ábside. Fuentepinilla, por su parte, con la iglesia a San Juan Bautista, la picota o el palacio de los Aguilar, es otro ejemplo del interés artístico que tiene esta ruta.
ANDALUZ, UNA MARAVILLA ROMÁNICA
Dejando al este a San Esteban de Gormaz y El Burgo de Osma y la colosal fortaleza de Gormaz, surge Andaluz en la ruta con sencillez, con humildad, pero siendo una auténtica maravilla. Es una localidad que pertenece a Berlanga de Duero, tiene apenas una treintena de habitantes y, aunque de apariencia modesta, es una de las primeras poblaciones sorianas repobladas tras la Reconquista en estas legendarias tierras de frontera entre cristianos y musulmanes. Su importancia estratégica fue grande pues era uno de los lugares donde se cruzaba el río Duero.
La iglesia de San Miguel, declarada monumento histórico-artístico, es de origen románico aunque consta de varios estilos arquitectónicos cuya construcción se inició a mediados del siglo XII, siendo muy reformada posteriormente.
Construida en el siglo XII, contaba originalmente con una sola nave y un ábside semicircular, habituales en el arte románico. En el siglo XIII se le añadió una galería porticada, característica de las iglesias románicas castellanas. Se conserva su parte sur (ocho arcos) y una sección de la oeste (dos). Los capiteles de la galería se hayan labrados y los canecillos del techo de la galería muestran motivos diversos.
Entre los siglos XVI y XVIII fue reformada ampliamente hasta alcanzar su aspecto actual: se eleva la nave, se demuele el ábside románico, sustituyéndose por una construcción rectangular, y se añaden la torre y la sacristía.
Actualmente en el interior se pueden contemplar restos encontrados durante las excavaciones del edificio como: capiteles, canecillos o estelas.
Berlanga de Duero es otro de los puntos importantes del recorrido. Aunque su historia quizá está más basada en la leyenda que en la realidad, lo cierto es que su patrimonio arquitectónico es interesante a todas luces, y de un modo especial su impresionante fortaleza amurallada. La importancia histórica de esta villa se comprende por hallarse en la línea del Duero, divisoria durante toda la Edad Media de los reinos moros y cristianos primero, y de los castellanos y aragoneses más tarde. Formaba junto con las fortalezas de Gormaz, San Esteban y Atienza, esa línea que era conquistada una y otra vez tanto por musulmanes como por cristianos.
Siguiendo el curso del río Escalote y cruzándolo por un puente medieval, se llega a Cihuela, que también aporta su granito artístico como es la iglesia parroquial dedicada a la Virgen del Rosario.
Continuando por la vega del Escalote, se llega a Casillas de Berlanga, donde se encuentra otra de las perlas arquitectónicas de la Edad Media, la ermita mozárabe de San Baudelio, cuya cronología se localiza entre los siglos XI-XII. Un monumento de gran interés tanto por su arquitectura como por sus pinturas románicas, de una singularidad excepcional. Pese a que parte de sus valiosas pinturas murales fueron vendidas a un marchante en 1922 y arrancadas de los muros tres años después, se sigue reconociendo en la actualidad como la “Capilla Sixtina del arte mozárabe”·, Su visita resulta muy interesante.
MEDINACELI. PUNTO FINAL
Antes de llegar a Bordecorex se pasa por Caltójar, también junto al río Escalote. En esta localidad hay que destacar el retablo mayor de la iglesia de San Miguel Arcángel y la arquitectura militar que se concreta en las atalayas que formaban parte del sistema musulmán de defensa y ataque en el siglo X.
La ruta se aproxima a su final. Con la encrucijada escrita en el tiempo y el espacio, el estratégico castro que los celtíberos fundaran con el nombre de Occilis no podía tener otro destino que el de ver superponerse a la historia. Importante enclave de la conquista romana y capital musulmana de la Marca Media. Lógicamente nos estamos refiriendo a Medinaceli.
Este emblemático enclave soriano fue escenario de batallas entre los reinos cristianos, para continuar por los vericuetos de los siglos hasta la creación del Ducado de Medinaceli por los Reyes Católicos.
En ella se cree que duerme el sueño eterno el caudillo Almanzor, después de que su hijo fuera a buscar su cadáver al cercano Bordecorex.
Desde Medinaceli, el valle del Jalón se estrena abajo. Mirador dilatado sobre una colina, la villa se alimenta de tiempo y paseos, hermoso mundo de piedra en el que la historia y los hombres escribieron su memoria intensa.
Desde ella, donde el viajero andará despacio, se abren numerosas rutas: Romanillos brinda románico, calzada y fuente romana, tumbas antropomorfas medievales y colección etnográfica; más allá late fuerte la leyenda: en Barahona vivieron las brujas. Así lo afirma al menos la tradición y un documento del Archivo de Cuenca, donde se recoge el proceso inquisitorial contra varias mujeres de la localidad. Cuentan que en el Campo de las Brujas, las hechiceras hacían aquelarres y bailaban con diablos alrededor de una piedra cónica con un agujero que aún existe.
Muchos son los caminos sorianos, Tierras de Berlanga, La ribera del Duero, la Soria verde, Tierra del valle… Por el momento, TIEMPO DE VIAJAR ha querido cubrir para nuestros lectores la llamada Ruta de Almanzor. Tiempo habrá más adelante de seguir recorriendo la encantadora y singular geografía de Soria y su provincia.
(Ver interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)