MONASTERIO DE SANTA MARÍA REAL DE LAS HUELGAS



Situado en la ciudad de Burgos, es un monasterio de la congregación de monjas cistercenses de Sam Bernardo, que fue fundado en 1187 por el rey Alfonso VIII de Castilla, el gran vencedor de la famosa batalla de las Navas de Tolosa.
Se encuentra algo retirado del rio Arlanzón, en un terreno llano que antiguamente estaba ocupado por prados y que era conocido como "Las Huelgas", que era la forma en que se denominaba al terreno dedicado únicamente a pastos. En la actualidad esta considerado como Bien de Interés Cultural.

UN COMPENDIO DE HISTORIA
La historia del monasterio se inició en 1187, cuando el rey Alfonso VIII y su esposa Leonor, deseosos de convertir este lugar en Panteón de Reyes y digno retiro de gran número de mujeres pertenecientes a la más alta aristocracia y la realeza, consiguieron, gracias al apoyo del Papa Clemente III y del Abad de Citeaux, Guido, llevar adelante una nueva fundación en Burgos, dando lugar al nacimiento de este Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas. La iniciativa fue muy bien acogida, convirtiéndose pronto en una realidad.
Sin embargo, la idea de Alfonso VIII de hacer de este monasterio, Cabeza y Matriz de todos los conventos femeninos cistercienses de Castilla y León, iba a traerle serios problemas y gran oposición por parte de los monasterios que entonces Huelgas pretendía poner bajo su control, dado que habían sido fundados con anterioridad. Perales, Gradefes y Cañas fueron los que se mostraron más reticentes con esta nueva fundación, así como a aceptar como cabeza rectora a este monasterio recién fundado, teniendo en cuenta que todos debían prestar obediencia, como filiales que eran, al Monasterio de Tulebras, en Navarra, primer monasterio de monjas cistercienses españolas fundado en 1157.
El conflicto fue largo y complicado, pero al final el rey consiguió su propósito y en 1199, además de solucionar el problema, este monasterio se incorporó a la Orden del Císter, poniéndose bajo la jurisdicción de la abadía de Cîteaux. A partir de entonces, las Huelgas constituyó una Congregación compuesta por los monasterios de Torquemada, Gradefes, Carrizo, Perales, San Andrés de Arroyo, Cañas y Fuencaliente, a los que se unieron, con el tiempo, los de Vileña, Villamayor de los Montes, Renuncio, Barría y Avia, siendo un total de doce abadías las afiliadas a este monasterio. Gozó, desde sus inicios, de la protección de Papas y Reyes, y en él, además de coronarse Alfonso XI y su hijo Enrique de Trastámara, se armaron caballeros Fernando III, Alfonso XI, Pedro I y Juan II.
El deseo de convertirse en un auténtico panteón funerario, no sólo de reyes sino también de nobles, pronto se haría realidad. Así entre los sepulcros más destacados, cabe señalar los del propio fundador, acompañados por sus reinas consortes e infantes de sangre real. Mención especial merecen los sepulcros de don Sancho, hijo de Fernando III el Santo y arzobispo de Toledo; la tumba de doña Blanca de Portugal y de doña Berenguela (hija de los fundadores), así como el sepulcro de don Fernando de la Cerda (hijo de Alfonso X y Violante de Aragón).

ARQUITECTURA DEL MONASTERIO
El edificio es amplio y complejo, con aspecto de fortaleza y con dependencias que se fueron añadiendo a lo largo de los siglos, como las viviendas tradicionales de los criados y los clérigos, las casas de la administración y las escuelas. Todo el recinto estuvo amurallado. Se conservan dos puertas: una para el público, que conduce al Compás de Afuera y otra llamada de Alfonso XI, que conduce al Compás de Adentro; esta parte se utilizó como servicio para las monjas.
Comenzaron las obras a finales del siglo XII y continuaron en el XIII. Existen documentos en que se nombra a un maestro Ricardo que intervino en su construcción. La parte más antigua corresponde al claustro románico conocido con el nombre de las claustrillas, después le siguió en el tiempo la iglesia, de corriente protogótica y el claustro de San Fernando que es ya de claro estilo gótico, con bóvedas de yeserías mudéjares.
Puede verse por distintos puntos del complejo monástico el emblema heráldico del rey constructor, el castillo, que aparece en la torre, en tímpanos y jambas de las puertas.

IGLESIA
El edificio de la iglesia sigue el modelo cisterciense con tres naves alargadas, más la nave del crucero, que en este caso tiene un muro de separación con el resto de la iglesia debido a la condición de clausura. Se aparta de la severidad del cisterciense en lo referente a la ornamentación arquitectónica, con elementos muy particulares que demuestran la influencia francesa, como en las bóvedas angevinas de planta cuadrada achaflanada y en las columnillas voladas sobre repisa. Se cree que la reina Leonor mandó traer desde Angers a alguno de los arquitectos. Este tipo de arquitectura creó escuela en la comarca burgalesa y la imitaron en la cabecera de la catedral de Burgos, en la de El Burgo de Osma, en Sasamón y otras.
La fachada septentrional está formada por 19 arcos apuntados, dispuestos de dos en dos entre recios contrafuertes. En la pared del brazo del crucero se abre un rosetón.
En el interior destaca la bóveda angevina del crucero, de planta cuadrada, con ocho arcos formeros, dos diagonales y otros dos en los ejes, que componen la bóveda sexpartita cupuliforme. Las capillas absidiales que están pegadas a la mayor también responden al estilo angevino. Se cree que esta obra se hizo entre 1180 y 1215 con artistas de la reina Leonor, mientras que el resto fue de 1215 a 1220 con los maestros franceses de Fernando III el Santo.
En el presbiterio se contempla el gran retablo del siglo XVIII, obra del arquitecto Policarpo de Lanestosa, el escultor Juan de Pobes y el dorador Pedro Guillén. Adornado con columnas salomónicas, tiene en su parte central la imagen de la Asunción y en el ático el Calvario cobijado en una concha muy adornada con numerosos ángeles músicos. Sobre el muro de la Epístola (muro sur) está el órgano barroco. El púlpito es de hierro forjado y está montado sobre un soporte que le permitía girar de manera que las monjas pudieran escuchar mejor al predicador desde la clausura.
En las naves longitudinales de lo que fue la clausura, se encuentran los numerosos sepulcros de infantes y reyes. Alfonso VIII quiso hacer de esta iglesia un panteón real. Se han podido conservar muchos de estos ricos enterramientos y muchos otros se perdieron en expolios, guerras y barbarie.

LAS CLAUSTRILLAS
Llaman así al pequeño claustro antiguo de planta rectangular, que pertenecía al monasterio fundado en 1187. Cuando se creó el otro claustro de San Fernando, las monjas utilizaron este espacio para su propio recreo y meditación. Se cree que el autor de la obra fue el maestro Rodrigo, que dejó otras obras por estas tierras.
Cada lado presenta doce arcos que se apoyan sobre columnas pareadas con capiteles alargados, entre románicos y góticos, con ornamentación vegetal muy estilizada. En las esquinas y centro de cada lado se interrumpe la arquería con machones o pilares, cuyos capiteles están ricamente labrados con temas de castilletes.

CLAUSTRO DE SAN FERNANDO
Fue construido hacia el primer cuarto del siglo XIII. Sus galerías están cubiertas por bóvedas de cañón, reforzadas por arcos fajones que se apoyan en ménsulas de decoración vegetal hacia el interior y lisas hacia el exterior. En algunas zonas se conservan restos de yeserías hispano-musulmanas policromadas con motivos de pavos reales, heráldica, atauriques y lacerías. Cada lado está recorrido por arquerías apuntadas, cuyos arcos están agrupados de tres en tres entre machones. En el lado sur está el refectorio y en el del oeste estaba la cilla o almacén, destinado en la actualidad a Museo de Telas. En el lado este se encuentra la sala capitular.
En este claustro  de San Fernando y en la estancia que sirvió de cilla o almacén está instalado el Museo de Ricas Telas Medievales, que guarda una rica variedad de objetos y telas del siglo XIII y XIV, que ayudan a conocer la vida y costumbres de la gente de aquella época.

SALA CAPITULAR
La sala capitular del claustro de San Fernando tiene su lugar de emplazamiento en la misma disposición que en los monasterios de monjes cistercienses, pero en este caso es especial por su altura y esbeltez que la hace mucho más amplia y luminosa. El piso de arriba, que suele estar ocupado por el dormitorio se desplaza en este caso al ocupar su espacio la parte alta de esta sala.
Está construida sobre cuatro apoyos centrales que dividen la sala en nueve tramos y nueve perfectas bóvedas. Los apoyos son cuerpos cilíndricos que están rodeados de ocho columnillas exentas y monolíticas. Este núcleo cilíndrico está despiezado por hiladas horizontales monolíticas, demostrando la originalidad constructiva de los maestros franceses que aquí intervinieron. Los nervios de bóveda arrancan de unos anillos o ménsulas también monolíticos y sin labrar. La bóveda es de crucería, de estilo francés con la particularidad de tener cada plemento de una sola piedra. La puerta de acceso es abocinada, de varios arcos apuntados, labrados con dientes de sierra.
En esta sala se exhiben varias piezas de valor histórico y artístico, como el llamado Pendón de las Navas (referido a la batalla de las Navas de Tolosa), aunque en realidad es un trofeo de guerra conquistado a los almohades, precisamente por Fernando III tras su conquista de Jaén, Córdoba y Sevilla. Está decorada, además, con varios tapices flamencos y en una vitrina se guarda una carta de Santa Teresa.

CAPILLA DE SANTIAGO
Se encuentra fuera de las construcciones monásticas, aislada en el terreno de la huerta. Es de estilo mudéjar y está construida en piedra y ladrillo. Tiene una puerta de arco túmido (llamado también arco árabe), un friso de yesería mudéjar y un notable artesonado. Se accede al presbiterio por otro túmido, donde se encuentra una imagen de Santiago del siglo XIII, articulada, que era utilizada para armar caballeros a los reyes y a los príncipes e infantes.

TORRE
Consta de varios pisos, los dos últimos con ventanas para las campanas. Tiene adosado un husillo cilíndrico (escalerilla de caracol); arriba hay una balaustrada calada sobre matacanes. Como remate de los contrafuertes están esculpidos los emblemáticos castillos tallados en piedra, símbolos de la heráldica del rey Alfonso VIII.

LOS SEPULCROS REALES
Es sabido que uno de los principales motivos que impulsó al rey Alfonso VIII a edificar este monasterio es el de convertirlo en panteón de reyes y que él mismo quiso ser enterrado aquí junto a su mujer. En toda la iglesia pueden verse bastantes sepulcros de la familia real, unos más artísticos y otros más pobremente adornados, pero todos de una gran importancia histórica. Estos enterramientos sufrieron un grave expolio durante la época de la ocupación por las tropas francesas de Napoleón en el siglo XIX. Muchos se han podido recuperar, pero el ajuar que se conservaba dentro junto al cadáver está perdido. Únicamente se salvó el de don Fernando de la Cerda, cuyos ropajes intactos se han podido guardar en el Museo de Telas. Los más importantes son:
Aquellos que están en el atrio, antes de entrar en la iglesia por la puerta gótica. Son de los siglos XIII y XIV y se cree que contienen enterramientos de caballeros muertos en la batalla de las Navas de Tolosa.
Sepulcro de Enrique I de Castilla, hijo de Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet, muerto en 1217 a la edad de 13 años, tras haber sufrido una intervención en el cráneo. Se cuenta que le cayó encima una gran teja que le ocasionó una herida mortal. Se encuentra en la nave del Evangelio (nave norte).
Sepulcro de don Fernando de la Cerda, hijo de Alfonso X el Cabio. Heredero al trono, pero murió antes que su padre, el rey. Es en piedra policromada con ornamentación de símbolos heráldicos. Se encontró intacto y sin saquear, pudiendo extraerse las mejores piezas de vestidos medievales que se custodian en la actualidad en el Museo de Telas Medievales, ubicado en la antigua cilla o almacén del monasterio.
Sepulcro de Leonor de Castilla, reina de Aragón. Es pequeño y muy bien cincelado, de fines del siglo XII, románico.
Sepulcros de los reyes fundadores, en la nave central, de piedra con ornamentación heráldica de los castillos del rey y los tres leones del escudo inglés de la reina. Sus tapas son a doble vertiente y se apoyan sobre pedestal custodiado por cuatro leones.
Sepulcro de Constanza de Castilla, hija de los reyes fundadores y segunda abadesa del monasterio.
Sepulcro de Sancho de Castilla, hijo de Fernando III el Santo, que fue arzobispo de Toledo.
Sepulcros unidos de Berenguela de Castilla, hija de Fernando III el Santo, con suntuosa decoración, y de Blanca de Portugal, con decoración heráldica en entrelazados mudéjares.
Sepultura lisa de María Ana de Austria, fallecida en 1629, hija natural de don Juan de Austria y nieta de Carlos I de España, que fue abadesa del monasterio. Anteriormente estuvo en el convento de Madrigal de las Altas Torres, donde protagonizó un hecho insólito junto al famoso pastelero de Madrigal, inmortalizado por el escritor español José Zorrilla en su obra Traidor, inconfeso y mártir.

PERSONAS REALES ENTERRADAS EN EL MONASTERIO
Nave del Evangelio
-Fernando de la Cerda, hijo de Alfonso X el Sabio y de Violante de Aragón (1255-1275)
-Enrique I de Castilla, hijo de Alfonso VIII de Castilla y de Leonor de Plantagenet (1204-1217)
-Sancho de Castilla, hijo de Alfonso VIII de Castilla (1181-1181)
-Fernando de Castilla, hijo de Alfonso VIII de Castilla (1189-1211)
-Fernando, hijo ilegítimo de Alfonso X el Sabio
-Manuel de Castilla, hijo de Fernando III de Castilla y de la reina Beatriz de Suabia y padre de Don Juan Manuel (1234-1283)
-Fernando, hijo de Sancho VI de Navarra
-Alfonso de la Cerda, nieto de Alfonso X de Castilla (1270-1333)
-Sancho de Castilla, hijo de Fernando III (1233-1261)
-Felipe de Castilla, hijo de Sancho IV de Castilla y de la reina María de Molina (1292-1327)
-Sancho Alfonso de Castilla, hijo ilegítimo de Alfonso XI de Castilla (1331-1343)
-Pedro de Castilla, hijo de Sancho IV de Castilla y de la reina María de Molina (1290-1319)
-Mafalda de Castilla, hija de Alfonso VIII de Castilla (1191-1204)

Nave central
-Blanca de Portugal, hija de Alfonso III de Portugal y nieta de Alfonso X el Sabio (1259-1321)
-Berenguela de Castilla, infanta, hija de Fernando III y de la reina Beatriz de Suabia (1228-1279)
-Margarita de Saboya, duquesa de Mantua (1589-1655)
-Alfonso VIII de Castilla, hijo de Sancho III de Castilla (1155-1214)
-Leonor de Plantagenet, esposa de Alfonso VIII de Castilla e hija de Enrique II de Inglaterra (1162-1214) y Leonor de Aquitania (1124-1204)
-Berenguela de Castilla, esposa de Alfonso IX de León y madre de Fernando III el Santo (1180-1246)
-María Ana de Austria, hija de don Juan de Austria y nieta de Carlos I de España, abadesa del monasterio.

Nave de la Epístola
-Constanza de Castilla, hija de Alfonso VIII de Castilla (1195-1243)
-Constanza de León, hija de Alfonso IX de León (1200-1242)
-Blanca de Castilla, hija del infante Pedro de Castilla y nieta de Sancho IV el Bravo.
-María de Aragón, hija de Jaime II de Aragón y esposa del infante Pedro de Castilla (1299-1347)
-Constanza de Castilla, hija de Alfonso X el Sabio y de la reina Violante de Aragón (1259-1280)
-Isabel Alfonso de Molina, nieta del infante Alfonso de Molina y biznieta de Alfonso IX de León.
-Leonor de Castilla, hija de Fernando IV de Castilla y esposa de Alfonso IV de Aragón (1307-1359)
-María de Almenara, hija del conde Ermengol VI de Urgel y Elvira Rodríguez de Lara y biznieta de Alfonso VI de León.
-María de Aragón, hija ilegítima de Fernando el Católico, rey de Aragón.

Al margen de su importancia realmente histórica, el Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas en Burgos, alberga obras de gran valor, además de algunas de las vidrieras más antiguas de España.

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