P R A G A

EXPLOSIÓN DE ARTE Y CULTURA



Aseguran que es la ciudad europea por excelencia, por encontrarse en el corazón del viejo continente y por ser milenaria encrucijada de pueblos y culturas. Lo realmente cierto es que, a pesar de haber sufrido guerras y asedios, es una hermosa urbe que ha llegado de forma milagrosa a permanecer intacta hasta nuestros días.
Praga es una ciudad que ha logrado de forma extraordinaria un equilibrio perfecto entre arquitectura y urbanismo, historia y literatura, monumentalidad y paisaje, a la vez que sigue fascinando por su turbadora belleza.

La Ciudad Vieja, el Puente de Carlos, el Castillo… en general todo el casco histórico tiene un encanto especial. A Praga la envuelve una atmósfera mágica realmente única y parece inmersa en un cuento de hadas que, sin embargo, es capaz de encerrar muchos misterios.
El río Moldava, que cruza la ciudad, silencioso y en calma, siempre ha sido fuente de inspiración de poetas y músicos. Sus aguas, testigo mudo de su desarrollo, son un importante medio de subsistencia gracias a la pesca, el transporte fluvial, extracción de arena, deriva de balsas y explotación del deshielo invernal, entre otras diferentes actividades.
Sin lugar a dudas se trata de una ciudad ideal para los peatones. Buena parte del centro histórico está cortado al tráfico y resulta un auténtico placer pasear tranquilamente por él. Otra opción no menos interesante es hacerlo en uno de los tradicionales coches de caballos. Y por si fuera poco, la iluminación nocturna no hace sino realzar aún más su belleza mágica.
Conocida también como la “Madre de las Ciudades”, Praga no es sólo una ciudad museo, es el centro económico, político y cultural de la República Checa y sede de importantes organismo internacionales.
Durante el reinado de Carlos IV de Luxemburgo (1344-1378), Bohemia vivió su época de mayor esplendor. Convirtió a esta monarquía en la capital del Sacro Imperio Romano-Germánico y en 1348 fundó la Universidad Carolina, el centro de estudios superiores más antiguo de  toda Europa Central.
Además, puso los cimientos de la Praga gótica, fundó la Ciudad Nueva y el Castillo y mandó construir el puente de piedra sobre el río Moldava que lleva su nombre y que es, hasta el día de hoy, símbolo de la ciudad. Praga llegó a ser el centro del Imperio y con sus cuarenta mil habitantes, se convirtió en una de las urbes más pobladas de Europa.

A TRAVÉS DEL BARRIO DE HRADCANY
La plaza del Castillo alberga una serie de magníficos edificios: Palacio Schwarzemberg, obra maestra del Renacimiento checo, construido en el siglo XVI. Palacio Toskana, de estilo barroco. Palacio Arzobispal de estilo rococó. Palacio Martinic, del siglo XVI. Palacio Sterberg, del siglo XVIII, donde se encuentra la Galería Nacional, una riquísima pinacoteca con pintores alemanes, italianos, etc… del siglo XIX y XX.
El Castillo, fundado en el año 880, tiene cuatro patios con edificios de diversas épocas, la Catedral de San Vito y el Monasterio de San Jorge, así como varios senderos y jardines, además de algunas zonas cerradas al público como la residencia del presidente. Es muy famoso el Callejón del Oro, con sus pintorescas casitas en miniatura. Los millones de turistas que pasean por los patios, torres, galerías y jardines del Castillo, suelen manifestar su sorpresa por la belleza arquitectónica del lugar, así como por el buen nivel del mantenimiento. Esta fortaleza es el símbolo del estado checo por excelencia, con una silueta dominante y muy particular que caracteriza a la ciudad.
El Palacio Belvedere forma parte del complejo general del Castillo de Praga y está situado en la parte oriental del Jardín Real. Se recomienda visitarlo por separado para poder apreciar su majestuosidad. Se trata de la obra renacentista más pura del norte de los Alpes y fue construido por Paolo della Stella. En el centro del giardinetto se encuentra, desde 1573, la llamada Fuente Cantante, cuya pila de bronce emite sonidos sordos de campanas al caer las gotas. Es un lugar ideal para pasear, escuchar el silencio y en otoño se puede incluso ver el color de la tranquilidad.

LA CIUDAD VIEJA

En la Edad Media, la actual plaza del Ayuntamiento era un concurrido mercado al que acudían los ciudadanos de Praga y los comerciantes de toda Europa. Antigua encrucijada de rutas mercantiles, es el punto históricamente más importante de la ciudad. En ella no solo se encuentra el Ayuntamiento (gótico-renacentista), sino que además da cabida a la iglesia barroca de la Virgen de Tyn y la iglesia también barroca de San Nicolás, además de una serie de edificios góticos, renacentistas y barrocos de gran belleza.
Sin duda, es el reloj astronómico de la torre del Ayuntamiento, con la muerte y los apóstoles que desfilan al tocar las horas, el atractivo que capta la mayor atención del visitante. Además de reloj, este carillón de Praga es calendario astronómico y astrológico. Se pueden visitar el Ayuntamiento y las iglesias, y desde lo alto de la torre se disfruta de una vista extraordinaria.
En el centro de la plaza se ubica el monumento a Jan Hus, construido en 1915. Esta plaza es una de las más grandes de Europa y también una de las más bellas. Los edificios que la rodean le dan mucha vida y, cuando hace buen tiempo, proliferan las terrazas de cafeterías y restaurantes
Entre la plaza de la Ciudad Vieja y el Puente Carlos se encuentra la Pequeña Plaza -una de las más antiguas de Praga-, y se recorre la tortuosa calle Karlova, donde vivió el famoso astrónomo Johan Kepler.
Desde la parte opuesta de la plaza de la Ciudad Vieja, la calle Celetná, una de las más hermosas y antiguas de la ciudad, lleva hasta la Torre de la Pólvora (llamada así porque se utilizó como polvorín en el siglo XVII) y a la plaza donde se encuentra el más famoso edificio de estilo liberty de la ciudad: la Casa Municipal. Erigida en 1905, comprende la Sala de Conciertos Smetana, cinco salas más pequeñas, un café, un restaurante y una taberna, todos profusamente decorados.
Más allá de la plaza del Mercado del Carbón, se encuentra la iglesia donde predicaba Jan Hus, que ha sido reconstruida tal y como era en la Edad Media.
En torno a este singular personaje cabe decir que, a comienzos del siglo XV, durante el reinado de Wenceslao IV, hijo de Carlos IV, comenzaron a oírse voces que se oponían a las injusticias de la iglesia y que pedían su reforma. La personalidad más relevante de este movimiento fue el rector de la Universidad de Praga, el maestro Jan Hus, cuyos sermones tuvieron eco en todo el país.
El Klementinum es un enorme complejo arquitectónico, antiguo colegio de los jesuitas, construido entre 1653 y 1727.

LA CIUDAD NUEVA
La plaza de San Wenceslao es el centro de la Ciudad Nueva y fue fundada en 1348 por Carlos IV. Originariamente esta plaza era el mercado de los caballos. Es un importante enclave de la vida cultural, social y comercial de la ciudad. Puede decirse que la “movida” praguense empieza y termina en Wenceslao. También fue escenario destacado de la “Revolución de Terciopelo” en 1989. En sus animadas terrazas se disfruta el placer de saborear una de las mejores cervezas del mundo
En la calle Jungmannova se alza la iglesia de la Virgen María de la Nieve. De finales del siglo XIV, tiene una hermosa bóveda de estilo renacentista y en su interior se encuentra una Anunciación de V.V.Reiner.

UN PASEO POR EL BARRIO JUDÍO DE JOSEFOV
En Praga se conservan muchas y muy antiguas raíces judías, muestra de ello son los diversos edificios que aún permanecen abiertos. La Sinagoga principal es de estilo gótico, se remonta al año 1280 y es la más antigua de las sinagogas que existen en Europa.
Frente al anterior, se alza la llamada Sinagoga Alta que se remonta al siglo XVI.
La Sinagoga de Klaus fue construida a finales del siglo XVII. Está situada junto al antiguo cementerio. 
El cementerio antiguo es lugar de sepultura de los miembros de la comunidad hebraica desde la Edad Media hasta 1787. Posee más de 12.000 lápidas de piedra embellecidas con elementos arquitectónicos y símbolos en los que se expresa el nombre, la profesión y las cualidades de los difuntos.
La Sinagoga Pinkas fue construida sobre los cimientos de otra más antigua. En su interior se encuentra el monumento-homenaje a las 77.000 víctimas judías de la ocupación nazi.
El barrio judío era una especie de ciudad dentro de la misma ciudad y tenía su propio ayuntamiento en la calle Maaislova. El actual edificio es del siglo XVIII y cuenta con un curioso reloj, cuyas saetas se mueves en sentido contrario al habitual, en la misma dirección que la escritura hebraica.

UN RECORRIDO POR MALA STRANA
La calle Nerudova está situada entre el Castillo y la Mala Strana, en ella se encuentran algunos de los edificios más bellos de Praga. El Palacio Norzin, barroco; el Palacio Thun-Hohenstein, actualmente embajada de Italia; el Palacio Bretfeld, rococó, y muchas casas no tan famosas, pero igualmente dignas de mención.
La plaza de Mala Strana está dividida en dos partes y bordeada de interesantes edificios de estilo renacentista y barroco. En ella se encuentra la iglesia de San Nicolás (siglo XVIII). Es una joya de la arquitectura barroca, realizada por los más sobresalientes arquitectos locales.
También en la plaza de los Caballeros de Malta se encuentran dos hermosos edificios: el Palacio Nostic, barroco, y el Palacio Turba, rococó. En Smichov, al sur, se halla la Villa Bertramka, en su tiempo muy frecuentada por Mozart y actualmente sede de un museo dedicado al gran compositor.
En la calle Karmelitská se encuentran el Palacio Vrtba (siglo XVIII) y la iglesia de la Virgen María Victoriosa, célebre en todo el mundo porque en ella se conserva el famoso Niño Jesús de Praga. Ineludible para cualquier turista es una visita al conocido también como el Bambino de Praga. Su estatuilla, originaria de España, goza de gran devoción y reconocimiento por los milagros concedidos.
Finalmente, el Puente de Carlos une la Mala Strana con la Ciudad Vieja. Es otro de los símbolos de la ciudad y tiene unos 520 metros de largo y 10 de ancho. Fue construido en el siglo XIV y adornado durante los siglos sucesivos con esculturas barrocas de los mejores escultores bohemios. No solo comunica ambas partes de la ciudad, sino que se ha convertido en si mismo en lugar de cita y encuentro.
Pocas capitales europeas gozan de tanta armonía arquitectónica como Praga, el río y las colinas sobre las que está asentada, las cuales permiten espectaculares vistas. Y como fondo, siempre el castillo que domina la urbe.

Aparte de las bellezas arquitectónicas que ofrece la ciudad, que son muchas, y la gran variedad de rincones románticos llenos de magia, resulta más que recomendable que el visitante dedique algún tiempo a pasear por los puntos más elevados de Praga, como el monte Petrin, por citar un ejemplo, donde se encuentra el monasterio de Strahov, fundado en 1140 y que tiene una espectacular biblioteca. Desde allí se ofrece una vista panorámica realmente inolvidable. Actualmente Museo de Literatura, en su interior sobresale la Sala Teológica del siglo XVII.
También son especialmente agradables de visitar las tiendas pequeñas con dimensiones más humanas, donde la orientación resulta más asequible y fácil, a diferencia de los grandes centros comerciales.
Los restaurantes, cervecerías y las tabernas de Praga, son lugares extraordinarios de encuentro e interesantes para visitar. Algunos de estos recónditos enclaves son centro habitual de reunión de intelectuales, artistas y jóvenes estudiantes.
A pesar de la construcción de nuevos hoteles y la rehabilitación de muchos antiguos, algunos de ellos verdaderos palacios, Praga registra en los últimos años ciertos problemas de alojamiento, por lo que resulta recomendable reservar hotel con bastante antelación antes de visitar la capital checa.
En Praga, por lo general, se come bien y a un precio asequible, con un menú muy centroeuropeo en el que predomina la carne de cerdo. Hay todo tipo de opciones, desde los puestos callejeros de salchichas a las enormes cervecerías, cafés, bares y restaurante exclusivos. Con la mayoría de platos típicos se sirve la especialidad local, knedliky, una especie de albóndigas de pasta, cortadas en rodajas.
La cerveza es la bebida checa por excelencia. Los vinos blancos son mejores que los tintos, mientras que apenas se sirve vino rosado.
Praga no tiene una vida nocturna tan explosiva como otras ciudades europeas. Los amantes de la noche, sin embargo, no tendrán dificultad en descubrir discotecas y bares con música en vivo, abiertos hasta altas horas de la madrugada.
En lo referente a las compras, a pesar de que en los últimos años se ha registrado un alza en los precios, todavía se puede decir que Praga es una ciudad económica para ir de compras. En Wenceslao, en la zona peatonal Na Prikope, en la calle Narodni y cerca de Staroestke Namesti se encuentran las tiendas más importantes.

Carlos IV de Luxemburgo convirtió Bohemia en el centro del Imperio y a Praga en sede imperial, dispuso de todos los medios, fantasía y decisión para hacer de su ciudad uno de los principales centros de la cultura europea en el siglo XIV.
Praga sigue más allá de la mera historia, aislada y protegida en su belleza absoluta.

(Ver interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)