B A R C E L O N A

RUTA DEL MODERNISMO

En Cataluña se conoce bajo el término genérico de Modernismo a un amplio movimiento artístico que se desarrolló en los últimos decenios del siglo XIX y primeros del XX, que pretendía actualizar los repertorios figurativos, las tipologías arquitectónicas o los elementos decorativos tradicionales para adecuarlos a las nuevas técnicas, a los nuevos materiales industriales y a la sensibilidad moderna.
Alcanzó su gran apogeo hacia 1900 cuando se manifestó como una moda decorativa basada en la línea sinuosa, asimétrica, y en la ornamentación floral y colorista, que caracteriza a la arquitectura así como a las artes decorativas o aplicadas: vidrieras, cerámica, hierro y metal, mobiliario, sin olvidar otros campos del diseño tales como la orfebrería, el cartelismo o la tipografía.
El Modernismo en Cataluña coincidió con una época brillante en toda Europa, previa a la I Guerra Mundial (la llamada Belle Epoque), impregnada de optimismo científico y técnico, de relativa prosperidad económica, de creatividad en arte y cultura (simbolismo en la literatura, wagnerismo en música, influencia de Nietzsche en filosofía) y de inquietud social.
Movimientos similares al Modernismo catalán fueron los conocidos bajo los términos de: Art Nouveau en Francia o el Modern Style en Inglaterra y Estados Unidos.

LA GEOGRAFÍA MODERNISTA

Barcelona es el gran centro de la arquitectura modernista, con más de la mitad de las dos mil muestras catalogadas. A partir del prestigio y esplendor del movimiento en la capital, se fue extendiendo por la Cataluña litoral y prelitoral, siguiendo los ejes de crecimiento que fueron en la época las líneas del ferrocarril.
Hay buenos ejemplos en las capitales comarcales o ciudades industriales del entorno barcelonés -donde una generación de arquitectos municipales, seguidores de los grandes maestros, difundieron el estilo-, en centros de veraneo o balnearios, en las comarcas agrícolas del sur -con las magníficas bodegas-, en las colonias industriales cerca de los grandes ríos.
Además de los edificios religiosos y civiles de carácter institucional o cultural, merece especial atención el rico patrimonio conservado de casas de pisos o unifamiliares, de tiendas bellamente decoradas, monumentos escultóricos o pequeñas fuentes y farolas urbanas. Las esculturas y esgrafiados polícromos que ornan muchos exteriores, vidrieras, rejas de hierro, mosaicos y tantas muestras de las artes decorativas, que un paseo atento por las distintas poblaciones catalanas permite descubrir, constituyen asimismo una parte importante del patrimonio.
Visitar las obras modernistas barcelonesas es sobre todo pasear, descubrir y dejarse seducir por una ciudad llena de vida que sigue incorporando las tendencias culturales, artísticas y de diseño más avanzadas en sus calles. La Barcelona modernista es uno de los legados importantes que ha sabido conservar la ciudad bimilenaria.

EL GENIO DE ANTONI GAUDÍ
En arquitectura y diseño sobresale sin duda alguna la figura originalísima y genial de Gaudí, que desborda los estrictos límites del movimiento con una obra que tiene como rasgos característicos el organicismo, el dominio de las estructuras y materiales y una gran carga expresiva próxima al simbolismo, en conexión con su temática religiosa.
Entre las obras principales de Gaudí en la capital catalana destacan la Casa Vicens (c/ de Les Carolines, 22). Una de sus primeras obras (1883-88). Torre residencial con juegos geométricos de ladrillo y aplicaciones cerámicas que recuerdan la arquitectura islámica. Interesante reja de hierro basada en la planta del palmito.
Los Pabellones Güell (Av. de Pedralbes). Caballerizas y picador de una antigua finca de los Güell, donde Gaudí, todavía influido por la arquitectura oriental (1884-87) da una visión personal en las bóvedas y cúpula.
Palacio Güell (c/ Nou de la Rambla, 3). Reidencia urbana de los Güell (1886-88) que le acreditó como un gran creador de ambientes que van desde los subterráneos (las antiguas cuadras) hasta la sorprendente sala central, cubierta con cúpula parabólica que atraviesa por completo el edificio. Destacado el trabajo sinuoso de la forja y el uso del arco parabólico en la fachada e interiores.
Convento de las Teresianas (c/ Ganduxer, 85). Colegio de religiosas que Gaudí (1888-89) ultimó. Su intervención dio al conjunto el perfil almenado que lo caracteriza.
Casa Calvet (c/ Caspe, 48). Edificio de viviendas (1898-1900) de filiación barroca, de transición entre su primera etapa, de reinterpretación personal de los estilos históricos, y la segunda, totalmente libre de condicionantes. Notable su escalera y ascensor.
Bellesguard (c/ Bellesguard, 16). Casa residencial (1900-09) que fue construida en un antiguo palacio de Martin I el Humano. En ella tomó como referencia el estilo gótico alargando de forma desmesurada las proporciones.
Parque Güell (c/ Olot) Pensado como ciudad-jardín, Gaudí construyó únicamente la infraestructura (caminos, accesos, gran plaza) entre 1900-14. Se integra en la naturaleza por medio de viaductos, muros de contención y utilización naturalista de la piedra. Es uno de los lugares más visitados por los turistas extranjeros.
Casa Batlló (Pº de Grácia, 43). Edificio de viviendas que reformó totalmente en 1905-07, tanto en el exterior (mosaico polícromo ondulado, tribuna con columnas de forma ósca, balcones de hierro en forma de antifaz, rematado con escatas imitando la piel de un dragón), como en el interior (caja de escalera y ascensor donde juega con las tonalidades del azulejo azul).
Casa Milá (Pº de Grácia, 92) Edificio también conocido como La Pedrera. Destinado a viviendas (1905-10) donde muestra su dominio de la técnica creando una complejísima estructura de piedra aparente, de formas erosionadas escultóricamente, de pies derechos y vigas de hierro empotradas en el interior. Todos los elementos, desde las aberturas excavadas en la piedra de la fachada hasta las rejas de hierro forjado de los balcones o las chimeneas, que forman un espacio transitable en la azotea, toman en este singular edificio, seguramente la obra maestra de Gaudí y del Modernismo, un aspecto orgánico que se avanza a la arquitectura expresionista y a la escultura abstracta.
La Sagrada Familia es un templo expiatorio, su obra más conocida a nivel internacional y auténtico símbolo de Barcelona, en la que Gaudí trabajó toda su vida y que dejó inacabada. Se hizo cargo de la obra en 1883 y proyectó, sobre la cripta ya iniciada, perfeccionándola continuamente hasta su muerte. Un templo grandioso donde aplicó todo su saber arquitectónico: simbolismo (con doce torres para los apóstoles, cuatro más para los evangelistas, otra para la Virgen y la más alta, de 170 metros de altura, que simboliza a Jesucristo, mientras que cada ventana, columna, etc., se relaciona con los santos, instituciones o misterios de la fe católica. Se trata, sin duda, de una obra colosal y extraordinaria.

DOMÉNECH Y MONTANER, OTRA FIGURA DESTACADA
Prototipo del arquitecto modernista, Doménech y Montaner divulgó el estilo más decorativo y característico sobre un riguroso planteamiento estructural, dentro de una corriente más racionalista compartida con sus colaboradores Vilaseca y Gallissá, y seguido también por Falqués.
Entre sus principales obras cabe resaltar de forma muy especial el Palacio de la Música, construido en 1905-08. Se trata del edificio más definidor del Modernismo por la precoz utilización de estructura de hierro laminado y por su riqueza decorativa, con magníficos ejemplos de vidrieras (cúpula invertida de la sala de audiciones), mosaicos (en la fachada y todo el interior), de escultura (grupo exterior) y de pintura. El conjunto responde a la idea wagneriana de la integración de las artes.
El llamado Castillo de los Tres Dragones es un edificio construido como café-restaurante con motivo de la Exposición Universal de 1888. Es la obra más claramente racionalista de su autor. En la actualidad es sede del museo de Zoología.
El primer edificio importante fue la Editorial Montaner y Simón (1880), que conjuga elementos mudéjares, símbolos progresistas como los engranajes dentados o las estrellas de cinco puntas y el uso de hierro y obra vista.
La Casa Thomas es un edificio de viviendas, obra de 1895-98 ampliada por su yerno en 1912, donde aparecen elementos inconfundibles de la decoración del arquitecto, como los girasoles en los antepechos de los balcones y el aplacado de cerámica con botones de relieve.
El Hospital de San Pablo es un amplísimo conjunto hospitalario en pabellones proyectado en 1902. Merece destacarse la gran escalera y el techo de reminiscencias islámicas. Los pabellones destinados a las distintas especialidades médicas están rodeados de jardines y conectados a través de pasajes subterráneos.
La Casa Lleó Morera en pleno paseo de Gracia es un edificio de viviendas (1905), al igual que la Casa Fuster (1908-10), donde utiliza muchos de los elementos que le caracterizan.
Son también obra de Doménech y Montaner, La Fonda España y la Casa Lamadrid, construcciones que datan de 1902-03.

JOSÉ PUIG Y CADAFALCH – PERE FALQUÉS
Junto con Gaudí y Doménech, José Puig y Cadafalch es el tercer hombre de la constelación modernista; practicó un arqueologismo culto, de tradición local y foránea, con un alto nivel de calidad y originalidad.
Entre sus obras de relieve están la Casa Martí, la Casa Macaya, la Casa Muntadas, la Casa Terrades, también llamada “Casa de les Punxes”, la Casa Serra y la Casa Quadras, la Fábrica Casarramona y finalmente un punto y aparte muy especial para la Casa Amatller, en el paseo de Gracia y junto a la Casa Batlló de Gaudí, con una equilibradísima fachada con testera escalonada al estilo de las casas flamencas, galería corrida y esgrafiados, dentro de la tradición arquitectónica catalana, además de la tribuna gótico-floral.
Por su parte, Pere Falqués, quien compartió estilos con Doménech y Montaner, fue el autor de las farolas-banco del paseo de Gracia barcelonés (diseñadas en 1900), así como las farolas de la avenida de Gaudí. Hay que considerar también el monumento al dramaturgo catalán Frederic Soler llamado “Pitarra”, inaugurado en 1907, y el edificio de la Hidroeléctrica de Cataluña.
El Modernismo contó con un magnífico conjunto de artistas y entre ellos hay que destacar a José Vilaseca, Enrique Sagnier, Salvador Valeri, Juan Rubió y Bellver, José Mª Pericas, José Mª Pujol, Antoni M.Gallissá, José Llimona, Joan Martorell y Montéis, Ignacio Mas, Adolfo Ruiz y Casamitjana… y un larguísimo etcétera, todos ellos extraordinarios en sus diferentes matizaciones y estilos.

EL MODERNISMO EN LA DECORACIÓN

El gusto y la sensibilidad modernistas se introdujeron, de forma evidente, en la decoración de los interiores -se conservan bellos ejemplos de mobiliario en los museos así como en los comercios de antigüedades- y en la de los establecimientos comerciales ubicados, a menudo, en casas más antiguas, pero con renovación de los exteriores e interiores de acuerdo al gusto de la nueva moda.
La ciudad cuenta con una serie de mercados, centros llenos de vida y animación popular, que si bien responden a una tipología anterior al movimiento estricto, puesto que su construcción se inició a mediados del siglo XIX, muestran ya una preocupación por los nuevos materiales (estructuras de hierro soportando la cubierta), y poseen elementos decorativos añadidos muchos de ellos totalmente modernistas. El mercado de San José o de la Boquería, en pleno corazón de las Ramblas barcelonesas, es un claro y magnífico ejemplo. Se trata de un punto de cita ineludible y muy visitado.
Las farmacias, por su parte, formaron un grupo especialmente receptivo a las nuevas corrientes y se conservan un buen número de éstas que mantienen su decoración. Otros establecimientos que también adoptaron este tipo de decoración fueron las pastelerías y panaderías.
Por su carácter, el modernismo se enriqueció con numerosas referencias, rasgos o símbolos de la propia personalidad como es el caso de la utilización de formas y motivos en arquitectura de los estilos históricos o del arte popular.
La Ruta del Modernismo invita, sin lugar a ningún género de dudas, a un apacible paseo por la ciudad. Vale realmente la pena admirar con detenimiento las obras debidas al genio de quienes se erigieron como los indiscutibles protagonistas del modernismo en Barcelona en los últimos decenios del siglo XIX y principios del XX.

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